El raciocinio es tan sólo una aventura en la clarificación del pensamiento
Desde que en la década que siendo Presidente Carlos Salinas de Gortari se inscribió a nuestro país en el club de los países más desarrollados del mundo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-, el gobierno mexicano se ha esforzado por difundir lo bien que aquí se vive. Tan bien estamos que, con la simple pertenencia a este club de 36 naciones, renunciamos a la posibilidad de acceder a programas de apoyo de cooperación internacional para el desarrollo.
Ya entrados en esta lógica de país emergente dentro del grupo de los ricos, México es invitado a participar en eventos como el Foro Económico Mundial, diversas cumbres de naciones dispuestas a apoyar el desarrollo regional que, en suma, no nos dejan los recursos que en éstos se ofrece -porque son para países necesitados-, pero qué bien se ven nuestros elegantes funcionarios en turno codeándose con la crema y nata de la élite mundial.
Con base en la información que cada país miembro proporciona, de vez en cuando la OCDE realiza un análisis comparativo del bienestar que ofrecen a sus pobladores los países miembros del club. Así, el recientemente publicado “Índice para una Vida Mejor” elaborado por la OCDE con base en datos al año 2013, compara 11 aspectos específicos del bienestar. De esta manera se califica lo que cada uno de los países miembros ofrece en cuanto a: la vivienda, los ingresos, el empleo, la comunidad, la educación, el medio ambiente, el compromiso cívico, la salud, la satisfacción ante la vida, la seguridad y el balance entre la vida y el trabajo.
Por cada uno de estos 11 aspectos, la calificación de México, donde 10 es la calificación máxima, es la siguiente: Vivienda, 4.2; Ingresos, 0.6, (que coloca al país entre los tres con menor calificación junto a Brasil, Estonia y empatado con Chile); Empleo, 3.9; Comunidad, 1.2; Educación, 0.7 (último lugar en materia educativa); Medio Ambiente, 5.3 (entre los seis últimos lugares); Compromiso Cívico, 5.5; Salud: 4.7; Satisfacción, 8.5, (una de las más altas calificaciones entre los países de la OCDE y superior al promedio de 8 entre todos los países miembros); Seguridad, sin embargo, obtiene 0 de calificación, con lo que el país se encuentra, con mucho, en último lugar en materia de Seguridad; Balance Vida-Trabajo, 3, penúltimo lugar dentro de la OCDE.
Más que el promedio de estas bajas calificaciones, resulta interesante desglosar el estudio en cada una de las partes de este conjunto de calificaciones. En lo que concierne al ámbito público, reflejado en las calificaciones 1.2 y 5.5 de los indicadores Comunidad y compromiso cívico respectivamente, en México hay un sentido moderado de comunidad y nivel de participación ciudadana, pocas personas creen conocer a alguien en quien pueden confiar cuando lo necesiten. Esto contrasta con el promedio de la OCDE, donde 90% de las personas dicen confiar en alguna figura pública. La participación electoral, una medida de la confianza pública en el gobierno y de la participación ciudadana en el proceso político, fue del 63% durante las elecciones federales de 2012, cifra menor que el promedio de la OCDE de 72%.
Resalta el penúltimo lugar en Educación. La OCDE señala que “tener un buen nivel educativo es un requisito importante para encontrar empleo”, o sea para la OCDE parece que la educación es un medio para que las personas puedan agenciarse o generarse un ingreso más que para formarse, social, cívica y personalmente.
Asimismo, el 0 de calificación en Seguridad y el 3 en Balance Vida-Trabajo, reflejan un importante deterioro en la calidad de vida en el país. Cabría esperar que ante tal circunstancia, en México la población se manifestase abiertamente contra las políticas económicas y sociales que han orillado a la población a estas condiciones de deterioro. Sin embargo, los mexicanos están muy satisfechos. Las personas encuestadas en México dicen tener más experiencias positivas en un día normal que negativas, con lo cual la calificación de 8.5 obtenida para México es superior a la calificación promedio en Satisfacción entre los países de la OCDE.
En España, por contraste la gente está muy molesta. La “Marcha por la Dignidad 22M” contra el deterioro de la calidad de vida en aquel país como resultado de las políticas sociales y económicas impuestas por su gobierno, sacudió el pasado sábado las conciencias españolas con la amplia movilización de protesta. Ante una grave situación social, con bajas calificaciones en Ingresos y Empleo, similares a las de México, allá la población ha tomado las calles cuando aquí, el atole continúa circulando por las venas de los mexicanos. El conjunto de las calificaciones que España ha obtenido en el “Índice para una Vida Mejor”, son: Vivienda, 6.7; Ingresos, 2.9, en el lugar 23 de la lista; Empleo, 3.9, empatado con México en antepenúltimo lugar; Comunidad, 8, en el lugar 13; Educación, 4.8; Medio Ambiente, 6.2; Compromiso Cívico, 5.7; Salud, 8.6; Satisfacción, 5.7. En Seguridad, 8.6; Balance Vida-Trabajo, 9, y con ello, en el quinto lugar dentro de la OCDE.
Cabe destacar que las mayores diferencias están en Comunidad, Compromiso Cívico, Educación y Balance Vida-Trabajo, donde España obtiene calificaciones sustancialmente superiores a las de México, mientras que en Satisfacción, su calificación es menor a la nuestra.
Con bajo nivel educativo, reducida conciencia de comunidad y baja participación social y ciudadana, el Filósofo de Güemes resume nuestra situación en una sabia frase: Andamos como andamos porque somos como somos.
@jlgutierrez
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