El humor y la originalidad en las situaciones de sus personajes son sellos característicos en los libretos del dramaturgo español, Alfonso Paso Gil (1926-1978), reconocido escritor por sus prolíferas obras en el género de comedia, escritas entre los 40’s y 70’s. Su primera comedia, Un tic tac de reloj, escrita en 1946, constaba de un solo acto y a partir de ahí inició su carrera teatral siguiéndole otras obras como Juicio contra un sinvergüenza y Los pobrecitos. Una de sus características, además de la denuncia social que hacía en cada una de sus historias, era la de entretener, fórmula que lo llevó al éxito ya que él mismo trabajaba sus propias obras y algunas veces las actuaba, viajando por todo el mundo y llevándolas a diversos escenarios. Se cuenta que en 1968, Alfonso Paso tuvo siete obras en cartelera al mismo tiempo, en siete teatros de Madrid, y durante varios meses el cartel “No hay localidades” figuraba en todos ellos.
Este acontecimiento no sólo se dio en ese año sino que después de su fallecimiento sus obras siguieron presentándose en los teatros más importantes del mundo, y algunas de ellas fueron compradas para ser adaptadas al cine. También han sido traducidas a más de 24 idiomas, convirtiéndolo en el primer autor español que estrenó en Broadway con la comedia El canto de la cigarra.
Toda esta remembranza de Alfonso Paso se debe a que hace algunos días estuvieron en cartelera dos de sus obras: Cómo casarse en 7 días y Los derechos de la mujer. Y así como en el año 1968 tuvo localidades agotadas en Madrid, ambas obras tuvieron el mismo éxito en el 2014 en Aguascalientes. Comentaré algo sobre estas dos puestas en escena que, sin duda, dejaron un buen sabor de boca en todos los que asistieron a verlas.
La obra Cómo casarse en 7 días, con la dirección del maestro Jesús Velasco, tuvo su temporada en los meses de julio y principios de agosto con nueve funciones en el Teatro Leal y Romero, ubicado en la Casa de la Cultura. El grupo de teatro que la presentó pertenece al Centro de Estudios Teatrales del Instituto Cultural de Aguascalientes. El reparto, además de conformarse por actores y actrices de este centro, también lo integraron actores invitados como Jorge Arenas y Yanick Flores. La historia, como el título lo refiere, es la urgencia de casarse sin importar con quién.
-“San Antoñito, échame la mano… y si te apuras hasta un hijo puedo tener”-
Así reza la protagonista, Laura, interpretada por Liliana Vanessa Martínez López alternando con Ana María Rojas Rodríguez. El gusto de ver esta obra es divertirse con las ocurrencias de cada uno de sus personajes y quedarse con el mensaje que deja Paso al final de la historia, hay que casarse por convicción y no por compromiso con la sociedad. La obra es una comedia ligera para toda la familia y sin ninguna pretensión más que la de divertir, que es lo que mucha gente prefiere al ir al teatro.
Fue el mismo caso que se suscitó con la obra Los derechos de la mujer, escrita en 1962 y llevada también al cine en 1963 en una versión española. Aquí en Aguascalientes se presentó el 4 de agosto pasado en el Teatro Aguascalientes. Es la historia de Juan y María José, recién casados que inician una nueva etapa de su vida; él trabaja como ejecutivo, ella como abogada que se niega a dejar su trabajo y hacerse cargo de las labores del hogar, y ante una situación inesperada para ella, Juan adopta el rol doméstico con sorprendentes resultados. Genial comedia escrita en el tiempo en que iniciaba la liberación femenina, en cambio ahora en muchos hogares la mujer es la cabeza de la familia. Una lucha de sexos se da en esta representación teatral y, al igual que en la anterior obra, el mensaje es que la mujer cae en el abuso de poder y sobreviene la crisis matrimonial por el desequilibrio y falta de comunicación con su pareja. Los derechos de la mujer fue una producción de Rubén Lara, con la dirección de Roberto D’Amico, quien también fungió como actor, acompañado de varios artistas que estelarizaron una novela exitosa de la pantalla chica, entre ellos Angelique Boyer, Aída Pierce, Ana Bertha Espín, Sebastián Rulli, entre otros. Este último sorprendió por su actuación de marido dedicado a las labores del hogar, cayendo en el estereotipo de hombre “delicado” quien le da a su mujer una prueba de su propio chocolate. El productor la cataloga “como un comedionón, pero con gran mensaje”. Sin duda así fue y el público respondió con sus carcajadas y aplausos.
Alfonso Paso sigue dando de qué hablar, grupos locales y comerciales contemplan su dramaturgia en su repertorio cuando quieren llevar al teatro comedia de corte fino.
