Caffa, Crimea. Verano de 1346. Los pendones de La Superba, la ciudad de Génova, se alzan victoriosos sobre las murallas de la ciudad. Uno a uno los ataques de los tártaros de la Horda Dorada han sido rechazados. Exasperado por la resistencia y por la transmisión de una rara enfermedad que devasta su campo, el Kan Jani Beg ordena cargar las catapultas con los cadáveres infectados.
Horrorizados al ver caer los cuerpos infectos sobre su ciudad, los genoveses deciden zarpar rumbo a Constantinopla. Desconocido para ellos es que llevan consigo a ratas contagiadas con un malestar que pronto se propagará por el orbe.
La escena arriba descrita sirve como prefacio al presente artículo, el cual pretende explicar qué es una pandemia, relatar los dos acontecimientos más famosos de la misma y sopesar si el actual brote de ébola puede ser caracterizado de esta manera.
El diccionario Larousse defina pandemia (del griego pan, todo, y demos, pueblo) como una “enfermedad epidémica que afecta prácticamente a todos los habitantes de una región determinada”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define, en su página web, a la pandemia como “la propagación mundial de una nueva enfermedad”.
Las pandemias (cólera, tifoidea, tifus, viruela, etc.) se han hechos presentes a lo largo de la historia de la humanidad. Los dos ejemplos que quedaron cincelados en la memoria colectiva del ser humano fueron la peste negra y la “influenza española”.
Como ya se mencionó al inicio de este artículo, la peste negra azotó a la Europa medieval con inusitada furia. Para el invierno de 1348 el padecimiento había llegado a Italia. El humanista Giovanni Boccaccio narra en El Decamerón que sobre “la egregia ciudad de Florencia, bellísima entre todas las de Italia, sobrevino una mortífera peste”.
El escritor italiano describe la sintomatología de las víctimas: “Les nacían a las hembras y varones, en las ingles o en los sobacos, unas hinchazones que a veces alcanzaban a ser como una manzana común, y otras como un huevo”.
Por su parte, el rapsoda galés Ieuan Gethin refiere, de esta manera, la llegada de la peste negra a las Islas Británicas: “Vimos a la muerte llegando entre nosotros como un humo negro…. un fantasma sin raíz que no muestra piedad”.
Tanto Boccaccio como Gethin ignoraban que la peste negra se componía de dos variantes: la forma neumónica, altamente contagiosa y letal, la cual se propagaba por la tos; y la variedad bubónica, transmitida por la picadura de pulgas anidadas en ratas.
Para cuando la “muerte negra” cesó, aproximadamente en 1350, entre un cuarto y la mitad de la población total de Europa había fallecido víctima de la enfermedad.
Después de la peste negra, la otra pandemia que más se ha quedado en el recuerdo colectiva es la gripe española, la cual comenzó en Fort Riley, Kansas, Unión Americana. De ahí fue llevada al Viejo Mundo por las tropas estadounidenses que combatían en la Primera Guerra Mundial.
Se le dio el nombre de “influenza española” porque la prensa del país ibérico, que no estaba sujeta a la censura de los países participantes en la Gran Guerra, difundió su propagación por el planeta. Para cuando la pandemia, mucho más letal que la peste negra, amainó, entre 50 y 100 millones de personas habían muerto.
El ébola, cuyo nombre proviene de un río localizado en la República Democrática del Congo, fue identificado por primera vez en 1976 y es una enfermedad con alta mortalidad, la cual se transmite por los fluidos del contagiado (diarrea, lágrimas, sangre, sudor o vómito) y las mucosas de la persona sana (boca, genitales, ojos, heridas).
¿Es el reciente brote de ébola una pandemia? Para el descubridor del virus, Peter Piot, en declaraciones a la cadena británica BBC, es difícil que se propague a escala global, pues necesita “un contacto muy cercano”. Además, la OMS ha circunscrito el padecimiento al África Occidental (Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona).
Al mismo tiempo, varias empresas del sector farmacéutico (GlaxoSmithKline, Crucell y Profectus Biosciences) están trabajando en una vacuna que cure a la enfermedad. La inoculación estará lista en el año 2015 o 2016.
A miles de kilómetros de los cotizados laboratorios de la industria boticaria, de las futuristas instalaciones del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en Atlanta, Georgia, y de las lujosas oficinas de la OMS en Ginebra, Suiza, un trío de miembros de Orden Hospitalaria de San Juan de Dios -Chantal Pascaline, George Combey y Miguel Pajares-, siguiendo el ejemplo del Nazareno y recordando quizás las palabras de Boccaccio de “tener compasión por los afligidos”, han ofrendado sus vidas en el combate contra el ébola.
Aide-Mémoire.- Fuerte es el revire del oso ruso.
