Paulo Martínez López
Aún no se cumplen dos años del actual gobierno de la República y la gran mayoría de los sectores de nuestra sociedad están hartos del actuar del presidente Peña Nieto.
No es casualidad que a raíz de algunas reformas estructurales, muchos ciudadanos se hayan visto afectados en su economía, seguridad, educación y en su vida cotidiana.
Sólo basta con echarle un ojo a las fronteras con la reforma fiscal, a los pequeños contribuyentes que permanentemente están sufriendo con la elaboración de facturas digitales, o a las PyMEs con el régimen tan tenebroso que tienen que llevar.
Por si fuera poco, en el ámbito social no se percibe una disminución a la pobreza, sino por el contrario, la llamada cruzada contra el hambre no tiene un impacto realmente positivo con la gente más necesitada. Sólo basta recordar que en Baja California Sur, a raíz del huracán Odile, al momento de entregar el recurso estaban desesperados por decirle a la población que los apoyos llegaban gracias a la gestión del presidente.
La característica más sobresaliente del Ejecutivo Federal es la frivolidad, se quiere posicionar la imagen del presidente a costa de cualquier precio. Tal vez pensaron que su arribo sería como una telenovela, en donde todos admiraran a sus protagonistas, gente bonita con alta proyección en la pantalla chica. Una historia de amor al más puro estilo hollywoodense en donde nos tuvieran cautivos a todos mientras saquean el país.
Insensibles en el actuar ante los graves problemas de seguridad, ocultando mediáticamente las ejecuciones, secuestros, extorsiones, robos y desapariciones, el país se les está escapando de las manos; tan sólo hay que ver las últimas semanas las redes sociales, en donde la indignación crece día con día y no solamente en México, sino también a nivel internacional.
No es cosa fácil el caso de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, y menos fácil es, cuando la reacción del Gobierno Federal se dio una semana después de los hechos tratando de justificar que no era competencia de la PGR y que estos acontecimientos se dieron en jurisdicción de otro partido gobernante en el estado de Guerrero.
En dos años van dos gobernadores que “renuncian” a sus puestos, al paso que vamos, tal vez serán seis durante el sexenio. Pero más allá de la falta de capacidad de los gobiernos de los estados, es la ineptitud del desarrollo de un país que se hunde cada día bajo tanta podredumbre que existe desde el nivel central.
Por si los problemas del presidente fueran pocos, sale casualmente a la luz pública una mansión, propiedad de la empresa socia que ganó la licitación de la construcción del tren México-Querétaro, la cual la primera dama presumió en una revista de “alta sociedad” diciendo que ahí vivirían una vez acabada la gestión de su esposo.
Frivolidad tras frivolidad sin medida, hasta al maquillista se llevaron a China; mientras en el país crecen los problemas por la falta de una visión clara de Estado, y sin tener un concepto para crear ciudadanía, en donde la política se centra en apagar fuegos según como vayan saliendo, sólo nos demuestra que los próximos cuatro años serán los más largos y difíciles de nuestra historia si todo sigue igual.




