Hay dos corrientes para entender el poder. Está el poder como recurso y el poder como relación. El poder, político por supuesto, como recurso lo podemos enmarcar en tres recursos: los económicos: la lana; la coacción: la fuerza; y los simbólicos: lo que representa. Es decir, el que tiene dinero, mucho por supuesto, es poderoso. El que tiene la fuerza: armas, ejército, también es poderoso y el que representa algo también lo es; pongo algunos ejemplos: la iglesia es poderosa porque representa a la institución divina en la tierra; los medios de comunicación son poderosos porque representan al cuarto poder, al mediador entre políticos y ciudadanos o el presidente es poderoso porque representa el ganador de la voluntad popular.
El poder como relación se basa en la premisa de no tener el poder, sino ubicarse en situaciones, momentos y circunstancias donde podamos sentir el poder y ejercerlo. No se trata de tenerlo, se trata de buscar la posición. Confrontando las dos definiciones de poder, o las dos clasificaciones podemos poner un ejemplo claro. (En México no pasa) el poder le puede llegar a una persona que no tiene dinero, vive en una colonia de clase media baja y esa es su clase social, no tiene fuerza, ni armas, ni amigos, ni conocidos que puedan ejercerlas, y en realidad no representa nada, pero, grandísimo pero. En su vida, a lo largo de reuniones, fiestas, amistades, comidas, cenas, campañas políticas, años de conocer, logra entablar una amistad con el líder del partido de la colonia, luego del distrito, del municipio, del estado, luego gobernador y lo hace secretario de Desarrollo Social. Eso es no tener el poder como recurso, sino como una relación.
En México entonces, podríamos clasificar a nuestros políticos dentro de la calidad de poder que tiene; por ejemplo el presidente y los gobernadores tienen el poder, en un principio por la capacidad de ejercer la fuerza con el cuerpo policial y militar. Además de que representan al jefe del ejecutivo, el que la sociedad le entregó las cualidades de gobernar, de tomar las decisiones, representa y es el símbolo de la legitimidad electoral.
Por otro lado, Carlos Slim es poderoso por la cantidad de dinero que tiene, y vaya que el dicho mexicano se cumple en todo el mundo: con dinero baila el perro. No sólo él, como multimillonario, sino algún otro socialité tiene poder por dinero, por ejemplo los chavos del Cumbres. Tienen poder porque son ricos, hacen un video, lo publican y actúan como misóginos y machistas con el poder que les confirió el dinero. Tienen poder sobre la servidumbre de su casa, los maestros de su colegio, directores, padres y hasta sobre los productores del video, que con un poquito de sentido común seguro pensaron que era una mala idea, pero el dinero y el poder del dinero, mueve cumbres.
Algunos otros personajes llegan a planillas y candidaturas solamente por el dinero, alguna hija de un rico del estado aparece en la posición número dos de la lista de regidores. O algún hijo de papi que puso mucho dinero en la campaña, de repente es candidato al distrito fresa del estado, para así ocupar un curul, el curul que le dio su poder, o el del dinero.
Por otro lado no podemos negar que algún otro personaje del Verde Ecologista, por ejemplo, sin dinero, sin fuerza y sin nada que representar, ningún símbolo. Haya estado en la situación correcta, el momento indicado, para aliarse con el partido triunfador, obtener alguna secretaria y ser reconocido por Julión Álvarez en su concierto del palenque. El poder se lo dio estar parado en el momento justo y tomar las decisiones correctas.
Los medios de comunicación tienen poder, por supuesto, el poder de la información, quizá el poder más grande que existe. O hablando bajo los mismos conceptos que hablamos, el poder que representa tener la información y el manejo de la misma. El poder de presentar una nota con una cabeza u otra. Por ejemplo en Jalisco, algún periódico de “izquierda” decidió cabecear: “Jalisco es desarrollado: Gobernador” mientras que algún otro medio decidió cabecear “Gobernador miente, Jalisco es pobre” ¿alguien duda que el poder de la manipulación no es un poder?
Los cientos o miles de lectores, creerán lo que dijo el periódico, algunos con más criterio los llamarán vendidos. Pero en la credibilidad y en lo que representa, el medio de comunicación es poderoso e inquieta a las élites, al día siguiente de esa nota, seguro el gobernador amagará de alguna u otra manera en contra del medio de comunicación: lucha de poderes.
El dinero, las relaciones públicas, las armas (por eso los cárteles son poderosos) y los símbolos hacen del poder una obsesión, una adicción, es el veneno de la política. Un veneno del que no hay cura, un veneno hasta necesario.
Casi olvido que la democracia es el poder del pueblo. Pero el pueblo, ¿qué poder tiene?
