Sobre nuestras madres de familia podemos escribir muchas frases sinceras de admiración y reconocimiento, emanadas del corazón puro.
Encontramos además un sinnúmero de textos, canciones, frases y citas que se vuelven memorables al describir fielmente a todas las mujeres que deciden asumir el valioso papel de madre.
En mi carrera dentro del servicio público, he conocido múltiples historias de mujeres que por circunstancias diversas alcanzan la dicha de procrear y dirigir solas su hogar. Que son ejemplo de carácter y lucha por no depender del brazo fuerte identificado por el hombre, y sacan adelante a sus hijos cumpliendo historias increíbles y siempre llenas de vida.
Mujeres a las que no vence el cansancio. Que a pesar de los problemas, se llenan de fortaleza para contar con la sonrisa que brinda esperanza a los suyos y así siembra paz y armonía en los hogares.
Como integrantes de esta sociedad, debemos entender y participar en la solución de las preocupaciones y necesidades de las madres solteras, que son las que indudablemente más resienten las condiciones de pobreza, discriminación y falta de oportunidades de desarrollo.
Hace algunas semanas, estuve de visita en el centro VIFAC, la Asociación Civil Vida y Familia, que atiende a mujeres embarazadas en condiciones de vulnerabilidad, y donde constaté el enorme esfuerzo de todo un equipo de voluntarios, liderados por Paola Barba Segovia, al generar una conciencia que construye una mejor sociedad.
Es admirable la sensibilidad de mujeres y hombres que saben escuchar a quienes de pronto entran en la incertidumbre sobre el papel que podrán desempeñar en la responsabilidad de la maternidad y también, en la importancia de permitir que matrimonios sin hijos vean cumplido su anhelo y entren a una realización plena como personas.
Ese momento despertó en mí un mayor interés por apoyar a quienes se ven en la circunstancia, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, de fungir como madre y padre a la vez.
Es así que no dudé en suscribirme a la iniciativa de mi compañero y amigo, el senador César Octavio Pedroza Gaytán, que busca reformar el Artículo 186 de la Ley de Impuesto sobre la Renta, para abrir espacios laborales y dignos a las madres solteras.
Ello no quiere decir que esté promoviendo las relaciones irresponsables entre las parejas jóvenes. Desde mis funciones busco hacer frente a una creciente problemática que involucra a la familia y a la sociedad.
Si logramos que se otorguen estímulos de 50 por ciento en el salario efectivamente pagado a las empresas que les den empleo, y si cuentan con turnos flexibles, estaremos respaldando a más de 750 mil hogares sumamente vulnerables que son dirigidos por jefas de familia.
No debemos ser indiferentes a su situación. Tampoco podemos volvernos cómplices de ese rechazo y estigma social que a diario padecen sólo por no tener la figura paterna en casa.
Basta señalar que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del 2010, la más reciente referencia que nos presenta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, hay más de 8.2 millones de mujeres solteras que procrearon al menos un hijo.
Otros datos refieren que, en las últimas dos décadas del total de alumbramientos registrados en Aguascalientes, más del once por ciento correspondió a madre solteras. Un dato adicional es que el 3.5 por ciento de ellas eran adolescentes.
Por comentar otros números, tenemos que el mismo INEGI documenta que el 72 por ciento de las madres en soltería trabajan y de éstas el 98 por ciento tiene que compartir su profesión con el hogar y la convivencia con los hijos.
Y por si fuera poco, la mayor oportunidad laboral la tiene en el sector informal y tenemos que un 15 por ciento de las madres solteras es muy dedicada pero no cuenta con salario alguno, dependiendo únicamente de lo poco que les puede dar el gobierno y de la caridad pública.
Yo no creo que la maternidad de una mujer soltera sea menos cansada, más fácil o tranquila que la que cuenta con una pareja siempre a su lado. Esa delicada decisión que asumieron en ningún momento debe implicar la pérdida de sus derechos humanos.
Por ello, si queremos avanzar como una nación incluyente y con igualdad de oportunidades, debemos pensar en la madre soltera que necesita de un trabajo digno, de acceder a un modelo de salud accesible con calidad y calidez. Que nunca le falte a ella y los suyos la vivienda, los alimentos y la educación.
Si velamos por la madre soltera como en los otros hogares, lograremos favorecer a las familias, a la construcción de un mejor tejido social, y los alcances nos conducirán a los altos estándares de desarrollo para el presente y el futuro.
Senador por Aguascalientes




