Muchos afirman que es fácil ganar campañas políticas, que sólo se basa en ir casa por casa. Las elecciones se ganan en la calle dicen por ahí. Sin duda hay distritos o municipios donde el único recurso de campañas o el más efectivo es la campaña de a pie. Sin embargo, hay otros distritos o municipios donde el acceso a la radio y televisión revolucionan las campañas a las campañas de spots. También el acceso a internet y redes sociales ha cambiado la manera de hacer campañas.
Las campañas políticas son ese momento histórico dentro de nuestro régimen democrático donde las distintas opciones políticas, partidos o candidatos independientes presentan sus propuestas. Contrastan las propuestas del contrincante, abonan al debate y discusión de ideas, convencen al electorado de ganar su voto y en el mejor de los casos los votos se dan por las mejores propuestas, la mejor idea de ciudad y no por la persona, el más guapo o carismático.
Las campañas políticas se han desvirtuado al punto que la discusión de propuesta y el voto por la mejor idea de ciudad es mínimo. La elección de 2012 marcó un parteaguas en nuestro sistema de comunicación y mercadotecnia política. Enrique Peña Nieto institucionalizó la personalización de la política y la explosión de la imagen. Si hacemos un recuento en los spots y mensajes de campaña de aquella elección podemos observar la exagerada atención que se presta a su imagen y que las cámaras enfocan. ¿Quién no recuerda los spots por todo el país? El ahora presidente, siempre sonriente, si estaba en Chiapas con una vestimenta blanca con un cuidado de pulcritud perfecto, o si estaba en Monterrey un pantalón color café claro y una camisa a cuadros, como un ejecutivo trabajador. De sombrero, de cachucha, de corredor, Enrique Peña Nieto fue la mejor propuesta del PRI, la propuesta que ganó la presidencia de la República.
Por otro lado, a tan alta competencia los demás candidatos no tuvieron de otra que competir al mismo nivel. La campaña negativa en contra de Andrés Manuel giró en su persona y no en sus propuestas. Los mensajes de Josefina se centraron en la fortaleza del personaje, no en sus propuestas ni en sus miles de positivos por ser mujer. Esa spotización y personalización de las campañas y de la política le han hecho un daño casi irreparable a nuestra idea de contrastación de ideas y de debate público.
Incluso el daño está hecho hasta para los creativos en campañas, quienes proponen ideas carentes de discusión y de profundidad reformatoria o soluciones para el contexto nacional tan complicado. El riesgo de que las campañas estén vacías de propuestas hoy más que nunca es altísimo, el contexto nacional de pocas respuestas en materia de seguridad, economía y eficacia gubernamental necesita propuestas de solución y no sobre exposición de una camisa con pelo en pecho o un buen peinado.
La pobreza de ideas ha orillado a los “creativos” de las campañas políticas a estrategias absurdas y que en verdad nos hacen mucho daño como sistema político. Diversos candidatos alrededor del país han tomado éxitos musicales populares y han hecho canciones para promocionar su imagen y así ganar algunos adeptos. La idea es gravísima, el candidato que se promociona con la canción del “Serrucho” está convencido que conseguirá más votos así que apoyando una reforma a la legislación local y promover un sistema anticorrupción local, por poner un ejemplo.
Algún candidato en Veracruz está usando la canción de “Happy” de Pharrell Williams, otro candidato está usando éxitos de Gerardo Ortiz o no faltó el moderno que con el éxito de la canción de El Taxi quiere ganar unos cuantos votos. Agreguemos a la lista al candidato que promueve sus ideas y propuestas, (las cuales no existen) bailando trival con unas botas ridículas. O la canción de Balada de un brasileño exitoso y alguna otra que se me escapa. (Si quieren verlas, busquen en mi Twitter @pochaquito)
El nivel de nuestro debate, la confrontación de nuestras propuestas y el convencimiento por un voto para una mejor idea de ciudad se ha reducido de una manera estrepitosa a canciones sin sentido, vacías y que en realidad en vez de causar reflexión causan risa. ¿Alguien se sorprende que los ciudadanos sientan un repudio hacia la política?
Si hay algo serio en esta sociedad son las soluciones a los problemas públicos, la solución a los altos niveles de pobreza, la desigualdad económica, los altos niveles de analfabetismo, la inseguridad, la falta de transparencia, la poca participación ciudadana o la sanidad municipal. Esos problemas tan serios se discuten al ritmo de la tuba o de un DJ con mujeres bailando “esta noche doy serrucho”.
Las campañas políticas deben significar ese momento de reflexión donde las mejores propuestas están en el aire, el ciudadano conoce todas y vota. No nos sorprendamos que el abstencionismo aumente, el descontento suba por niveles históricos y la desaprobación a la política y gobernantes alcance todos los records existentes. Por si son las primeras campañas que ves, no todas las campañas tienen que ver con bailes y canciones, también hay unas de ideas y debate.
@pochaquito
