- La información es la clave para desarrollar los proyectos teatrales, desde la gestión hasta su ejecución
- El 80% de los proyectos teatrales en México se crean para teatros, es muy escaso en calles o espacios no convencionales
- El país cuenta con más de 450 teatros públicos, un número bastante oneroso, casi como España
“Mientras la comunidad teatral tenga más información y seamos generosos en compartirla, más fuerte será el territorio teatral”, señala Juan Meliá, coordinador nacional de teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, en el marco del Encuentro Estatal de Teatro Aguascalientes.
Desde su experiencia con más de 30 años en la gestión cultural, la comunidad artística de cualquier disciplina debe entender que estar en un estado pequeño, alejado de la Ciudad de México, no significa estar alejado del mundo profesional ni viceversa: “Debemos saber en qué mapa vivimos, cuáles son sus fronteras y con qué países estamos vinculados en cuanto al territorio teatral”, el conocer al otro y volverse reconocidos es la parte fundamental de las artes escénicas contemporáneas.
Toda esta falta de información es lo que hace que se dividan a las figuras importantes y las no importantes (no por discriminar, sino por su aparición en el territorio teatral): “No siempre es la capacidad artística la que decide todo, sino que tenga la información necesaria para poder hacer lo que necesitas”, desde la gestión de los proyectos hasta la construcción de los mismos.
Meliá reconoce que México tiene el grave problema de la falta de conocimiento entre las comunidades teatrales, es decir, los teatreros de Yucatán desconocen a los de Baja California y a su vez a los de Veracruz: “Mientras más información tengamos como comunidad y seamos generosos en compartirla más fuerte será nuestro territorio teatral”.
Otro de los problemas que enfrenta el teatro mexicano, según el funcionario cultural federal, es que las obras suelen tener la etiqueta de nacer en un espacio y morir en él con poco movimiento; la vida de una obra es tan corta que en promedio nacional no pasan de temporadas de una semana: “Las obras nacen con fecha de caducidad porque no son capaces de hacer el círculo completo”, donde se produzcan en un ambiente propicio, con estrenos y presentaciones largas para después comenzar a circular en lo regional, nacional e internacional: “Lamentablemente el 90% de las obras no pasan de sus cuatro funciones”.
Como experto en la materia, Juan Meliá llamó a que en comunidad se forjen retos juntos, por lo que todos deben ser autocríticos, analizarse y no temer moverse en otros territorios fuera de los propios; hasta que se logre esto podrá decirse que la descentralización de las artes escénicas se ha logrado.
Aunque muchos estados señalan que toda la concentración de recursos y apoyos económicos para las artes y la cultura está en la Ciudad de México, se aclaró que cada entidad recibe casi 33 millones de pesos de la Federación para proyectos propios: “Hace cuatro años era mucho menor, hay tantos cambios que necesariamente deben de conocerse por la comunidad no central”, por eso quien realmente tenga aspiraciones importantes deberá informarse y empaparse de todo los cambios en la Federación en beneficio de la comunidad artística.
Meliá destaca que el 80% de los proyectos teatrales en México se crean para sala (teatros) y muy pocos para calles o espacios no convencionales. El país cuenta con más de 450 teatros públicos, un número bastante oneroso, casi como España. El concepto de salas independientes es sumamente joven y poco tocado en los proyectos de convocatorias, mientras que desde el punto de vista del funcionario, debería ser tomado como el futuro de la disciplina teatral y para ello deberán construirse más y nuevas legislaciones con apoyos y programas que las desarrollen.
Entre teatro de proyecto y teatro de compañía
Comúnmente en las carteleras teatrales se pueden observar dos tipos de ejecutores teatrales, a los cuales Juan Meliá los distingue por teatro de proyecto y teatro de compañía. Por años el teatro de compañía se ha trabajado de manera lenta pero palpable, grupos de teatreros que comparten una aspiración escénica, temática y de políticas públicas, no dejan de desarrollarse poco a poco con algunas vistas internacionales. Mientras que el teatro de proyecto tuvo un sorpresivo repunte, donde cada uno de los integrantes proviene de distintos modelos artísticos y se reúnen esporádicamente a hacer pequeñas temporadas.
Este último ha causado en cierta manera que las puestas en escena tengan una vida mucho más corta, pues cada integrante después de un tiempo debe volver a sus actividades personales: “Esto los hace cambiar de proyecto cada mes o dos meses, lo que acorta la vida de las obras”.
Aunque comparte la idea de trabajar temporalmente en los proyectos, Meliá señala la necesidad de poner todas las necesidades de la comunidad en una mesa, reflexionar y debatir cuáles son las soluciones, estar convencidos que como integrantes de una sociedad teatral deben cambiar para que los proyectos de gestión se transformen y sean capaces de articular el tejido para llegar a la construcción de una comunidad real: “Todos somos una misma comunidad pero difícilmente tenemos objetivos o anhelos comunes y mucho menos batallas conjuntas”, aquí es donde está el reto más complicado de vencer.
El gestor cultural y también artista visual puntualizó estar en el momento oportuno para que la comunidad teatral se vuelva generosa, cómplices y participativos para construir consensos y desarrollar modelos de decisión en común, pues al final el teatro se construye de trabajos colectivos. Ningún creador teatral puede trabajar solo.
Para lograrlo se requiere primero de ser autocríticos, aceptar cuando no se hace lo que debería hacerse o si no responden a las necesidades del público: “Toda disciplina o todo creador que no sea capaz de ponerse en crisis, de juzgarse, no va a dar un paso hacia adelante”. Aquí se destacó la importancia del desarrollo de la integralidad de proyectos completos, el no dejar de construir a pesar de los plazos forzosos que tiene la administración pública, que no importe si el funcionario sólo dura tres o seis años, porque los proyectos están creados con bases fortalecidas y argumentos sólidos.
A pesar de no ser un territorio teatral muy desarrollado, Juan Meliá considera que México va por buen camino, poco a poco la comunidad artística comienza a despertar y a ser más exigentes consigo mismos y con sus autoridades.
