- Carla Faesler disfruta la soledad de la escritura para encontrarse consigo misma
- De poesía a narrativa, la mexicana batalló con la creación de Formol, su primer novela publicada
“Eso que muchos llaman proceso creativo yo prefiero titularlo mecanismo de palabras, porque para mí eso es lo que hago”, señaló la escritora Carla Faesler, quien puntualizó que la escritura es lo que más ama en la vida, sobre todo ir colocando una palabra detrás de la otra atendiendo siempre a la sonoridad: “así elijo las palabras que me parecen las que mejor expresan una idea”.
Para esta mexicana, la poesía tiene más que ver con procesos de pensamiento que de literatura, al ser una forma de expresión como cualquier arte donde trabajas mucho de la manera más solitaria posible: “es que la poesía y la escritura en general es un trabajo muy solitario y eso a mí me gusta mucho porque es un encuentro contigo mismo e ir al fondo de las ocurrencias”, para que al final logres pulir todo lo que sientes y observas.
En todos estos años de trabajo el proceso de encuentro consigo mismo ha sido muy grato para esta autora: “la verdad es porque es lo que hago menos mal así que por eso me dediqué a escribir”, además por ser lo que más placer le da y la ha hecho feliz en más de la mitad de su vida, pues cuando observa algo muy complejo lo observa y trabaja en traducirlo a sus palabras: “eso se puede hacer si lees muchos, yo por ejemplo soy muy alocada en la lectura, leo muchos títulos simultáneamente y a la par escribo algo”, aunque han sido procesos muy largos los considera muy gozosos.
De la poesía a la narrativa con Formol
Tras un largo viaje con altas y bajas, Faesler logró convertir un pequeño trabajo de poemas en una magnífica novela titulada Formol, publicada por Tusquets en 2014, un producto nada convencional que se debate entre lo real, la historia y la fantasía, para lo cual tuvo que acudir a “una perspectiva multidireccional” donde une distintos tipos de discursos: “la primera idea nació de un relato de Salvador Elizondo, este personaje aparece constantemente junto a Bernal Díaz del Castillo, Sor Juana y fray Bernardino de Sahagún”.
Si bien su participación en el Encuentro de Poetas del Mundo Latino tiene como fin el compartir su trabajo poético, Faesler señaló haber sido una de sus mejores experiencias en cuanto al proceso creativo (mecanismo de palabras), pues conjunta desde relatos y datos curiosos hasta registros de lo absurdo y notas de humor negro; la historia (por si no la han leído) la explica como la manera en cómo llegó “el frasco de formol con un corazón dentro a uno de los estantes de la biblioteca de la familia de la joven Larca”.
La autora aclaró que en un principio era un libro de poemas hasta que descubrió que tenía que romper con la idea de una forma: “de pronto decidí que debía contar la historia de la manera exacta como me la imaginaba, sin importar el tipo de género que fuera”, así fue como conjuntó en prosa con dedicados pases, incisos, paréntesis, pies de páginas, y una estructura de varios registros de niveles de lectura.
Aunque dijo sentirse muy contenta por el resultado, también subrayó haber sido un proceso muy complicado y largo: “me tardé tiempo en cómo lo iba a resolver”, desde años atrás tenía la idea con mucho material en la computadora pero por más que le trabajaba no le salía nada aceptable: “todo era para la basura, así de feo estaba”; fue hasta que una día una amiga artista la invitó a hacer un proyecto sobre crear una portada de un “libro imposible”, un producto que jamás pretendías hacer: “yo dije, ah pues justamente este porque no daba una”, pero en el proceso al hacer la portada de forros, llamados, solapa y demás, al verlo como un objeto terminado logró resolver esas dudas de qué era lo que le faltaba: “así quedó como especie de dictado y no de estructura específica de algún género literario”. A partir de ahí consideró que ya se han desdibujado a los géneros y no necesariamente son relevantes hoy en día para el trabajo de la escritura.
Por eso es que para ella Formol es más un artefacto literario, un mecanismo de palabras, que un producto editorial común, pues además de contar una historia desarrolló una estrategia para que los personajes armaran puntos de vista sobre el objeto: “así como las personas nos relacionamos en el contexto social de diferente manera, las actitudes con que los personajes se vinculan con el objeto son también distintas”, como muestra de su simpatía no sólo literaria sino también personal, aseguró que nunca piensa en escribir en espera de tener éxito, sino en que el lector comprenda la historia e interprete cada palabra; y es que en la actualidad los lectores reclaman a los creadores nuevas habilidades para impactar con nuevas emociones.
Por ahora, Carla Faesler se encuentra trabajando como traductora independiente mientras se inaugura su exposición de poesía visual en la Ciudad de México, además de estar en proceso de escritura de otra novela, artefacto extraño que posiblemente quede lista para finales del próximo año.
