Soren de Velasco Galván
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.
Versalles, Francia. 16 de noviembre de 2015. Con un tono grave, rayando en lo sombrío, el presidente François Hollande dice a los asambleístas: “Francia está en guerra, no libramos una guerra de civilizaciones, porque esos asesinos no representan a ninguna. Estamos en guerra contra el terrorismo yihadista el cual amenaza al mundo entero”. Finalmente, el líder galo informa que se entrevistará con sus contrapartes estadounidense y rusa, Barack Obama y Vladimir Putin, respectivamente.
Tras ovacionar a Hollande, los parlamentarios entonan un canto de guerra, un canto de desafío: La Marsellesa, ese himno compuesto por Rouget de Lisle en 1792 cuando La patrie est en danger -“La patria está en peligro”.
Las escenas arriba descritas sirven como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar los movimientos diplomáticos y militares efectuados por Francia, Rusia y los Estados Unidos con motivo de los atentados terroristas ocurridos en París, Francia.
El Estado Islámico (EI), liderado por Abu Bakr al-Baghdadi, tuvo sus orígenes en el grupo terrorista Al-Qaeda en Mesopotamia, el cual surgió con motivo de la invasión angloamericana de Irak y el posterior derrocamiento de la dictadura de Saddam Hussein en el año 2003.
En 2007, los estadounidenses lanzaron la “Oleada” -una ofensiva que buscaba reducir en el corto plazo el número de bajas entre las fuerzas de ocupación angloamericanas. Sin embargo, la acometida “debilitó las opciones para la cohesión de Irak en el largo plazo” (Steven Simon dixit), pues lo que ocurrió fue una división de la sociedad iraquí en líneas sectarias y tribales.
En 2011, con el estallido de la guerra civil en Siria, algunos actores regionales -Arabia Saudita, Qatar y Turquía- vieron la oportunidad para derrocar al régimen de Bachar al-Assad -aliado de Irán y Rusia- y comenzaron a financiar a grupos extremistas. En un documento redactado en agosto de 2012 -ahora desclasificado- la Unión Americana advertía que los yihadistas “controlarían partes de Irak y Siria”1.
Pues bien, ahora el EI -ese Frankenstein yihadista- realizó una serie de ataques terroristas en París, Francia, los cuales han modificado el escenario de la guerra civil en Siria, pues días antes, y a pesar de las negociaciones para terminar el conflicto en Levante, las tensiones entre Rusia, Irak, Irán y Hezbolá, por un lado, y los Estados Unidos, Francia, Arabia Saudita y Qatar, por otro, eran palpables.
La barbarie ocurrida en París motivó una serie de reuniones informales -en el marco de la Cumbre del G-20, celebrada en Antalya, Turquía. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, sostuvo conversaciones con los líderes británico y estadounidense, David Cameron y Barack Obama, respectivamente. Asimismo, Putin lanzó un dardo verbal cuando acusó que “el dinero, como lo hemos establecido, viene de 40 países y hay algunos miembros del G-20 entre ellos”.
Hoy martes de 17 de noviembre, el director del Servicio de Seguridad Federal, Alexandr Bortnikov, dijo a Putin que “podemos decir que (el choque del avión en el Sinaí) fue un acto de terror”. Aquí cabe mencionar que el prestigiado analista internacional Alfredo Jalife-Rahme había llamado a este incidente un caso de “terrorismo geopolítico”.
A continuación, el mandatario ruso fue informado de que sus bombarderos de largo alcance habían lanzado 34 misiles crucero contra objetivos en Siria. Asimismo, y tras conferenciar con Hollande, Putin ordenó a las fuerzas navales rusas en Siria que “establecieran contacto directo con los franceses y trabajaran con ellos como aliados”. Además, el Kremlin informó que Putin y Hollande se reunirán el 26 de noviembre en Moscú. Por último, el líder del Kremlin recibió al vicepresidente de la Comisión Militar Central de China, Xu Qiliang,
Mientras que Hollande y Putin muestran decisión, Obama muestra indecisión: en la conferencia de prensa celebrada el lunes 16 del presente mes en Antalya, Turquía, el mandatario norteamericano fue vapuleado por la prensa, la cual le preguntó sobre su infortunada descripción del Estado Islámico como un jayvee team -“un equipo deportivo universitario menor”, en inglé. Comentario que fue fustigado por el actor y campeón mundial de karate, Chuck Norris, en su columna para el portal WND.
Al mismo tiempo, y desde Washington, el decano de los geoestrategas estadounidense y arquitecto de la détente con la Rusia soviética, Henry Kissinger, durante su participación en el Foro de Seguridad Global, organizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo que “Rusia estaba tratando de prevenir el surgimiento y consolidación de este tipo de islamismo radical, y que en ese sentido sus objetivos, desarrollados por sí mismo, realmente están en paralelo con los nuestros”.
Los movimientos arriba descritos permiten al escribano decir que Francia, herida pero no doblegada, pudiera haber llegado a la conclusión de que para realmente castigar y erradicar al Estado Islámico, Rusia debe ser incluida en una gran coalición, la cual debiera circunscribir a Irán, Irak, y Hezbolá, los únicos actores que han combatido en tierra a las hordas del Estado Islámico, la cual podría contar con el apoyo de China.
Sin embargo, “los Estados Unidos y sus aliados tendrán que calibrar su conducta con cuidado. Porque las presiones en la región afectarán el delicado enrejado de relaciones” (Kissinger, World Order, Penguin Press, 2014, pp. 141).
Es decir, la respuesta debe ser ponderada, pues Hollande, Obama y Putin corren el riesgo de caer en la trampa tendida por el Estado Islámico, la cual es su mayor deseo onírico: la batalla final, el Armagedón, la cual tendría lugar en Siria.
El mundo vive horas tensas y los días siguientes serán decisivos en esta historia.
Aide-Mémoire.- Al momento de redactar este artículo, el partido de fútbol entre Alemania y Holanda en Hannover ha sido suspendido por una amenaza de bomba. Todo apunta al Estado Islámico.
1.- http://goo.gl/zHwTd7




