La drogadicción y el narcotráfico se encuentran en prácticamente todos los países del mundo. Sin embargo llama la atención que algunas naciones concentran la atención mundial porque son los mayores consumidores, o porque son los mayores productores, o tal vez porque son los que más venden las sustancias adictivas. Tristemente para nuestra realidad México es uno de ellos. Actualmente es conocido en todo el orbe como un pueblo que produce, consume y trafica una gran variedad de tóxicos que incluyen mariguana, cocaína, heroína y metanfetaminas. Es bueno preguntarnos ¿cómo nos metimos en esto? ¿Cuándo comenzó realmente a ser nuestra tierra un sitio propicio para las drogas? ¿Cómo es que ahora tenemos el dudoso honor de tener varios criminales buscados en todo el mundo y catalogados como los “más buscados”? Como suele suceder todo tiene una explicación. Hacia finales del siglo XIX la emperatriz china Cixi, heredó el trono de su padre, quien murió intoxicado con opio. China se encontraba en el pináculo de los negocios gracias a su producción y exportación de goma de opio. Comerciantes de todo el mundo principalmente de Inglaterra tenían grandes plantaciones de adormidera que les reportaban ganancias millonarias vendiendo la droga en Asia y Europa. Ciudadanos y mercaderes chinos protestaron por el monopolio que tenían los europeos e iniciaron un movimiento xenófobo que fue conocido como “La Rebelión de los Bóxers”, apoyada por la emperatriz. Sólo que provocaron la entrada de tropas de ocho naciones europeas y perdieron. La emperatriz perdió fuerza y comenzó a producirse un movimiento que años más tarde terminaría convirtiendo a China en país comunista. Los comerciantes ricos y la clase gobernante tomaron su dinero, sus bienes y sus familias y huyeron hacia América. Encontraron acomodo en Centroamérica, Perú y México sobre todoe en el noroeste, donde fueron bien recibidos. Como traían la experiencia de hacer negocios y eran buenos agricultores rápidamente se instalaron con sus tradiciones. Es por ello que Sinaloa, Sonora y Baja California son desde entonces grandes productores de arroz, soya y hortalizas. Ellos fundaron las primeras fábricas de hielo, de refrescos gaseosos y las primeras lavanderías y tintorerías. Sólo que también trajeron el opio. Lo traían para su consumo porque para ellos era algo tan común como para los mexicanos lo era fumar tabaco. Se fundaron los primero fumaderos de opio y aparecieron bandas de orientales llamadas Tongs que peleaban por el dominio del comercio. Casi todos ellos prosperaron y se hicieron de grandes fortunas. Durante la Revolución y al amparo de la confusión entre las tropas que ganaban y perdían plazas, el pueblo y los soldados cometieron saqueos y violencia contra los negocios chinos. Se realizaron masacres inconcebibles con asesinato de chinos que eran civiles, se les impusieron préstamos forzosos, aranceles exagerados y prohibiciones racistas como impedir el matrimonio entre chinos y mexicanas. El movimiento antichino duró desde 19011 hasta 1944. Sólo que para entonces el comercio de opio ya estaba en manos de mexicanos. De ahí a crecer el negocio hacia otras sustancias es fácilmente explicable.




