Un rasgo que caracteriza la cultura popular urbana industrializada o en vías de industrialización consiste en reconocer su identidad básica en las fotografías de familia. La sala o el comedor son los escaparates de la intimidad del núcleo familiar, la foto de bodas ocupa el sitio de honor, la de los abuelos, de los hijos y nietos -en ese orden- le siguen en rango de jerarquía. Ser miembro de familia indica pertenencia a una estirpe que se exhibe a timbre de orgullo. El hecho de ser guapos, bellas o feos no enturbia el honor de tener madre y padre. Esto es lo que importa.
En la vida cívica, este mismo timbre de identidad ya tiene igualmente, carta de fe pública, gracias a estudios e “instantáneas” demográficas o estadísticas o demotécnicas que son capaces de captar la imagen, así sea fugitiva, de un instante de una población objetivo. Y es obvio que la pregunta que surge sea: ¿y para qué nos sirve? Para empezar, nos sirve en tiempo electoral, para delinear el rostro de los que votan por una opción u otra del abanico de opciones políticas en juego. Este asunto del autoposicionamiento político de los aguascalentenses, ya lo expuse en anterior entrega. De lo que hoy interesa ocuparme es de la idea de democracia que los mismos votantes dicen profesar.
Para ello, elijo el estudio de referencia que ya cité en el ensayo anterior, que es Consulta Mitofsky, bajo auspicios del Municipio de Aguascalientes con el Implan (Instituto Municipal de Planeación) en 2001; y que replica el objeto y metodología de la ya célebre WVSA (World Values Survey Association/ Asociación de la Encuesta Mundial de Valores (cuya primera Ola data de 1981-1984). Y cuyo tópico de análisis, aplicado a Aguascalientes, ahora es Definiciones sobre democracia (Consulta Mitofsky. Encuesta Nacional de Valores, 2001). Acepto, es un retrato de familia, tomado en una instantánea de 2001, y que honestamente no creo que haya cambiado sustancialmente en los últimos 15 años. De ahí su valor de ejemplaridad. Desde luego queda el espacio abierto para el guapo o guapita que deseé cambiarlo o actualizarlo.
Comenzamos con las 4 definiciones alternativas sobre las que los y las ciudadanas eligen como más representativo de su personal identificación. 1ª.- En la democracia el sistema económico funciona mal. 2ª.- Las democracias están llenas de indecisión y existen muchas discusiones inútiles. 3ª.- Las democracias son buenas pero no para mantener el orden público. 4ª.- Las democracias pueden tener problemas pero son mejores que cualquier forma de gobierno. Los habitantes del municipio capital de Aguascalientes eligen con un 26.6%, la cuarta definición; el resto de los habitantes del estado, lo hacen en 30.2%. La segunda opción tiene preferencia en el municipio de Aguascalientes con 18.8% y el estado refuerza con 18.8% la indecisión e inutilidad de las discusiones. Quienes muestran pesimismo acerca de la capacidad de las democracias para mantener el orden público, el estado lo profesa en un 11.8% y el municipio con 10.4% de los habitantes.
En cuanto a los rangos de edad, los más fervorosos creyentes en la opción cuarta de democracia se da en el grupo de los 40-49 años de edad, seguido de los de 60 y más; con una distancia cercana de 27.4 y 27.3% el grupo de los 30-39 y 50-59 años de edad, respectivamente. En donde los menos entusiastas lo conforman los jóvenes de 18-29 con 24.4 puntos porcentuales. Los menos creyentes en la incapacidad para mantener el orden público, es el grupo de 40-49 años de edad, seguido de los de 50-59 y 18-29 años con 9.9% de opinión.
De acuerdo al sexo, el perfil de la población se segmenta así: Los hombres prefieren la definición cuarta, con un 29.7%, que las mujeres le asignan el 23.8%. La preferencia tercera, sería la menos popular en razón de género, con 10.6% para las mujeres y 10.2% para los hombres. La opinión segunda sobre la indecisión e inutilidad de las democracias, mereció un 20.6 para las mujeres y el 17.1% para los hombres.
Conforme al grado de escolaridad alcanzado, los que apoyan con decisión la cuarta opción de democracia tienen Universidad completa, con 34.6%, seguidos de cerca por los de Preparatoria completa (31.5); traban empate los Titulados (26.1) y los de Secundaria incompleta (26.3); un poco más abajo en preferencia están los grupos de Preparatoria incompleta (22.8) y de Primaria incompleta (21.7); los menos afines con esta opción son los que no tienen escolaridad alguna (18.3) puntos porcentuales.
En cuanto al estado civil de las personas, los más decisivos opinantes sobre la cuarta definición de democracia son los viudos (29.5), seguidos por los casados (28.3), acompañados por los solteros (24.4), un poco en paralelo con los divorciados (20.0) y, al final con cierta tibieza por esta opción los que están en unión libre (18.2) puntos porcentuales. Merece mención la posición antípoda que se inclina por la primera opción definitoria, que son escépticos de que haya un buen manejo económico, y su grupo representante la de los en unión libre con 25.4%; o también el rango de los separados que optan en un 32.1% por la tercera opción, que no garantiza el buen orden público.
De acuerdo a la ocupación, los exponentes más osados por la cuarta opción son los pensionados con 37.7%, seguidos de los empleados-actuales con 30.6, por la misma opción; y tomando un poco de distancia los desempleados (22.4) y los estudiantes (21.7) puntos porcentuales. Las amas de casa son más acuciosas al brindar sólo 19.1 por ciento de su adhesión. El resto de los encuestados se difuminan un tanto en las otras tablas de opción, pero destacan los empleados actuales en la opción segunda de democracia, por la indecisión e inutilidad de las discusiones en la materia.
Por el grado de ingreso. Los más fervientes creyentes en la cuarta definición de la democracia son los de 7-10 Sal. Min. (7,960-11,370 Pesos) con 49.2% de peso en la opción, seguidos de aquellos con 0-1 Sal. Min. (0-1,137 Pesos) con 30.2%; anclados por una cohorte de peso medio que va de los 1-3 Salarios Mínimos, 3-5 (3,412-5,685 Pesos), 5-7 (5,685-7,959 Pesos), con índices de 23.3, 26.2 y 24.8 puntos porcentuales. En el extremo económico de 10-30 Sal. Min. (11,371-34,110 Pesos) se posiciona el rango de 28.7% que cree en la cuarta opción democrática; y al que sus pares de ingreso se oponen con un 23.8% por la definición de incertidumbre e inutilidad de las discusiones sobre democracia.
Este espacio disperso en que se distribuye la idea central de democracia, se ve corroborado y más aún matizado por otro posicionamiento de valores, en donde la jerarquía por asignación predominante de los ciudadanos se ubica así: (Se define =) Valor es respetar las reglas. La encuesta de valores (Ver: Encuesta Valores. Diagnóstico Axiológico México. The Fletcher School. Tufts University. CIDAC, febrero 2, 2011) revela que los mexicanos tienen un aprecio por el cumplimiento de las reglas. Pero ante la pregunta: Dar obsequios o dinero para agilizar un trámite de gobierno: ¿es o no un acto de corrupción?, ¿merece o no un castigo? La mayoría de los encuestados está consciente que dar obsequios y dinero para agilizar trámites de gobierno es corrupción y considera que el acto merece un castigo (79%). Sin embargo, no confían en las autoridades.
El valor concomitante es: exigir cuentas. En cuanto a las autoridades, más de la mitad de los encuestados considera que “la autoridad en este país es arbitraria”. Solamente el 26% considera que las autoridades son respetuosas de los individuos. Y, aunque la mayoría no lo cree así, el 29% afirma que “actuar mal no tiene castigo para el culpable”. Además, el mexicano considera que se le debe de exigir cuentas a la autoridad (83%).
En vías de conclusión, podemos decir que nuestra opinión de la democracia es formalmente positiva y afirmativa, pero somos descreídos al confrontar el tema de la corruptibilidad en que está sumido nuestro sistema político, de que prevalece indignantemente la impunidad y de que, al final, a las autoridades hay que exigirle cuentas. Conservemos aquí puesta la mira, a la hora de votar.
