Durante este trimestre hemos observado una serie de movimientos en la macroeconomía que tarde que temprano vendrá a tener efectos negativos en, nuestra economía.
Una de las preguntas que nos hacemos es el porqué no se han sentido los efectos de las reformas estructurales, y al contrario vemos que el país ha bajado del lugar nueve de los países más atractivos para la llegada de capitales, y estamos pasando al lugar número 18; se nos había dicho que nuestro crecimiento sería gracias a las reformas, de un 4.7%, y este año apenas se espera un 2.3%.
Por otro lado, la deuda pública de nuestro país ya se encuentra en un 48% de nuestro Producto interno Bruto (PIB), lo cual ya nos sitúa en una zona de riesgo, inclusive el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho observaciones de preocupación con esa situación. Esto a pesar de que esta semana el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció una compra de deuda del gobierno mexicano por la cantidad de 98,000 millones de pesos, que es igual al 0.5% de nuestro PIB. Aún así nuestra deuda en tres años ha crecido de manera exponencial.
También recordemos que en 2015 se tuvo que hacer un recorte del presupuesto por 134,300 millones de pesos, y el primer trimestre de ese año todavía se invirtieron en infraestructura 210,053 millones de pesos, y este año se han recortado aproximadamente 300,000 millones de pesos; esto ha hecho que la cantidad de 168,244 millones de pesos, en este primer trimestre, se invierta en infraestructura, que sería la más baja desde el año 2012. En contrapartida encontramos que el gasto corriente de servicios personales fue de 260,173 millones de pesos, por lo cual este gasto no produce derrama económica, ni hace que el país crezca. Creo que esto se hace para no correr riesgos de movimientos sociales por despidos y evitar las liquidaciones, que serían cantidades muy fuertes. Creo que sólo se están difiriendo las decisiones, las cuales, tarde que temprano se deberán de tomar.
Tenemos otro gravísimo problema: el de que la situación de Pemex y CFE, el cual sigue agravándose y los precios del petróleo, que hasta hace poco era nuestro ingreso que soportaba la mayor parte del presupuesto, sigue a la baja, y la apreciación del tipo cambiario con el dólar, hace que nuestra deuda externa, que en su mayoría está en esa divisa, nos haga que debamos más.
Hoy la entrada principal de dólares a nuestra economía son las remesas de nuestros connacionales que trabajan en los Estados Unidos, así como el impuesto a las gasolinas, el diesel y el gas. Ahora los pasivos de Pemex y CFE, que no pueden enfrentar, vendrán a ser agregados a la deuda pública, para hacerla más pesada.
De debe de ver la manera de reducir el gasto corriente y buscar aumentar las inversiones productivas que le den a México una viabilidad real y de largo aliento para poder superar los problemas actuales. La situación de la industria petrolera ha hecho que el gobierno federal entre al rescate de las economías de Campeche y Tabasco, lastimadas por la situación de Pemex y por no haber diversificado sus economías.
Tenemos otro riesgo en los próximos meses: El comportamiento de la economía norteamericana, pues da signos de debilitamiento, aunado a ello la posible llegada a la presidencia de Donald Trump, y la inestabilidad de los mercado mundiales.
Una vez más nos encontramos quizá en el comienzo de una serie de factores que, si se dan al mismo tiempo, estaremos en problemas muy serios. Debemos tomar medidas que aunque sean muy duras, las debemos tomar antes de que sea tarde. Hay que tener presente que nadie hará nada por nuestro país ¡sólo nosotros!, con nuestro esfuerzo, buscando dentro de la ley que el entorno social se mantenga en paz para poder trabajar, y que los empleos productivos se incrementen; algo que es urgente es no seguir con gastos en burocracia; lo que actualmente se hace se debe de racionalizar con base en una reingeniería, y salgan o no las leyes anticorrupción, se debe terminar con ese flagelo que le cuesta, se dice, al país un 10 por ciento de su producto interno bruto.
Actualmente, nuestra economía se encuentra presionada. Después, de una forma u otra, seremos todos los mexicanos.
