- Hasta 40 mil pesos puede cobrarse por un paquete de mil seguidores ficticios: Especialista
- La adquisición de seguidores no garantiza la aceptación de un aspirante
Es cada vez más común que los actores políticos recurran a los seguidores falsos para elevar su popularidad en redes sociales, aseguró Rafael Bucio Velázquez, especialista en seguridad de la información.
Se conoce como bots a las cuentas programadas desde una computadora para generar contenido a favor de una marca o figura pública en Twitter, Facebook, Instagram, Periscope o cualquier otra red social. Hay aplicaciones capaces de detectar a los usuarios fantasmas en función de su número de seguidores, historial de interacciones e incluso por su imagen de perfil.
Mediante la herramienta fakers.statuspeople.com, se analizó las cuentas de Twitter de los aspirantes a la gubernatura.
La candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Lorena Martínez Rodríguez (@LorenaMartinez), tiene 42 mil 900 followers, el 26 por ciento fueron identificados como efectivos, 25 por ciento como perfiles falsos y 49 por ciento como inactivos, es decir, con tres meses o más sin interacción.
Del Partido Acción Nacional (PAN), Martín Orozco Sandoval (@MartinOrozcoAgs) ostenta nueve mil 139 seguidores, de los cuales 37 por ciento fueron identificados como usuarios efectivos, 15 por ciento como bots y 48 por ciento como inactivos.
Nora Ruvalcaba Gámez (@Nora_Ruvalcaba) del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) cuenta con tres mil 242 followers, de los cuales 59 por ciento son efectivos, ocho por ciento falsos y 33 por ciento se encuentran inactivos.
Iván Sánchez Nájera (@ivan_sanaj) del Partido de la Revolución Democrática (PRD) presenta 47 seguidores, de los que el 70 por ciento son identificados como efectivos, once por ciento como falsos y 19 por ciento inactivos.
Del Partido Encuentro Social (PES) Jaime del Conde Ugarte (@JaimeDelCondeAG) tiene 37 seguidores, de los cuales 56 por ciento son efectivos, tres por ciento falsos y 41 por ciento están inactivos. La última publicación de esta cuenta, data del 4 de marzo.
El independiente, Gabriel Arellano Espinosa (@ArellanoAgs), fue considerado usuario inactivo por la herramienta debido a que no actualiza su cuenta, con 461 followers, desde el 23 de febrero.
Los bots surgieron en 2011 y eran empleados en el desarrollo de software, explicó Bucio. Sus usos más comunes hoy en día son aportar likes, generar o contrarrestar tendencias (trending topics) e incluso para intimidar a otros.
Los costos de un paquete de mil a cinco mil seguidores ficticios varía de 200 a 40 mil pesos dependiendo de las condiciones del mercado, durante las campañas electorales se cobran a precio más elevado.
Características como la antigüedad y el país origen influyen en la tarifa de bots: Las cuentas de reciente creación son más económicas en comparación con las que presentan mayor historial de interacciones pues estas requieren mayor trabajo de programación e incluso pueden pasar por usuarios verdaderos. Las cuentas del continente asiático son las más económicas que se pueden conseguir: “Puedes programar bots por estado, municipio, gustos, edad, número de seguidores”.
El investigador aseguró que los políticos tienden a pasar por alto esta clase de detalles.
Para fabricar bots se necesita adquirir chips telefónicos, cada número permite autenticar entre diez y 15 usuarios que son programados para abordar determinados temas: “Puedes tomar un libro digital, copiar palabras y párrafos para simular que el bot está interactuando (…), actualmente pueden mantener una conversación y subir fotografías a Instagram”.
La compra de seguidores no fomenta la comunicación con los usuarios, por esta razón tiende a ser evidente cuando el propietario de una cuenta compra seguidores falsos, puesto que no genera conversaciones.




