Cosas extrañas suelen ocurrir en las sociedades contemporáneas, con demasiada frecuencia, los viejos miedos resurgen de entre las cenizas. El respeto al prójimo se vuelve sólo una ilusión y surgen, los insultos, las diatribas, el desvalorizar al otro, en una palabra, el cansancio de la compasión.
Noé García Gómez, en su artículo, realiza una apretada síntesis, por un lado de los avances médicos con relación a la homosexualidad, y por el otro, cómo las redes sociales han servido como medio para insultar al otro.
Las manifestaciones públicas siempre serán el escenario ideal, para que no sólo en las sociedades democráticas, sino también en aquellas que no lo son, las personas se manifiesten en pro de intereses colectivos. Recuerdo hace años una marcha de blanco de más de un millón de mexicanos, a favor de la paz y la seguridad de este país, que ha obligado desde entonces al Estado a invertir cantidades industriales a favor de la seguridad de los Ciudadanos, aunque a veces nos llevemos tremendos chascos.
Una de las preguntas que debemos hacernos es ¿Sí al matrimonio igualitario? es el tema para dar pauta a un encrespamiento de la sociedad mexicana. Sin duda alguna, la familia ha sido y será la célula básica de cualquier sociedad, sólo que, querámoslo reconocer o no, hoy en día existen diversas formas de organización familiar, los que conocen de estas cosas, hablan de 27 tipos de relaciones familiares.
Por lo que la segunda pregunta que planteo es ¿no valdría mejor gastar esfuerzos colectivos en apoyar aquellas familias que necesitan no sólo del Estado, sino de la demás sociedad para salir adelante?, recuerdo como en mi niñez, algunas familias campesinas tenían que emigrar en busca de trabajo, unos a Estados Unidos, otros a otras, partes del país, ya sea a zonas rurales o urbanas, sin que nadie les echará una mirada, y era precisamente la barriga llena de hambre, la que obligaba a las familias a separarse. Sin lugar a dudas, estimado lector usted debe conocer casos similares, con el consecuente drama humano que ello representa.
En el trayecto de mi vida profesional, me ha tocado trabajar, con personas con preferencias sexuales diferentes a las de la mayoría de la población y he sido testigo, de los enormes abusos a sus derechos humanos que la sociedad realiza, consciente o inconscientemente, a veces desde su mismo seno familiar. Desde luego, he visto, las distintas estrategias que la iglesia católica realiza en favor de las familias, labores silenciosas muchas de ellas y titánicas.
Desconozco la finalidad de las marchas que fueron convocadas este fin de semanas por grupos a favor de la familia y de los grupos de la diversidad sexual, no es mi intención juzgar la energía que se invirtió en ambas.
Construir sociedades democráticas en un juego de respeto al contrario no es cosa fácil, sólo hagamos ejercicios que valgan la pena en favor de sociedades más igualitarias.




