En las manos apropiadas la cantera, una más de las piedras que ha creado la naturaleza, una roca que quizá en su estado natural no llamaría mayor cosa nuestra atención, puede alcanzar la estatura de una obra de arte, tal y como ocurre en este caso; el adorno que se ofrece a nuestra gozosa contemplación mientras recorremos la ciudad.
La imagen corresponde al Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial 164, ubicado en la acera sur de la calle Primo Verdad, inmediatamente al oriente del templo de San José, y es el marco de una de las cuatro ventanas de un edificio precioso, que llega hasta nosotros procedente del periodo virreinal; una edificación que sobrevivió a las tonterías modernizadoras que han destruido importantes piezas de nuestro patrimonio.
Por cierto que cuando tomé esta fotografía, que pertenece a una serie de cinco, me metí al edificio, más bien tentado por la curiosidad de ver el templo de San José desde una perspectiva diferente, inédita para mí. Desgraciadamente no alcancé: tomé una fotografía del interior del Cecati, y hasta ahí llegué. De manera tan amable como inflexible, un hombre bastante más joven que yo, corpulento, me invitó a abandonar el lugar, supongo que ofendido por la imagen que acababa de tomar con la cámara que descaradamente colgaba de mi cuello.
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