Carlos Reyes Sahagún | Cronista del municipio de Aguascalientes
El 25 de junio pasado se cumplió el décimo aniversario de la desaparición del sacerdote Jorge Hope Macías, hombre prominente de entre los nuestros. No creo equivocarme si afirmo que se trató de una de las mentes más brillantes y lúcidas de la segunda mitad del siglo anterior.
Pese a su apellido, la palabra inglesa esperanza, Hope era originario de Asientos, Aguascalientes, aunque hijo de un ingeniero minero inglés que estuvo de paso por aquí, y que trabajó en aquellos lares, y de una mexicana.
Su amplitud de miras, su visión humanística y su práctica sacerdotal lo llevaron a participar en una serie de iniciativas que rebasaron los muros de los templos. Fue él, por ejemplo, quien creó la Romería de la Asunción, desde luego con la anuencia del obispo diocesano, con quien tuvo profundas diferencias que a mediados de los años setenta llevaron al enfrentamiento -cada quien acompañado por una parte del clero diocesano- cuya explicación rebasa con mucho las dimensiones de estas líneas, pero que fue ampliamente estudiado por la doctora Yolanda Padilla Rangel en su libro Con la Iglesia hemos topado.
Debería existir una calle en su honor -como la hay para honrar a su contrario-; una plaza, una estatua… Algo que nos lo recordara, no por él, sino por nosotros, raquíticos de personajes públicos a los que valga la pena escuchar; que tengan cosas interesantes y valiosas que decirnos.
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