- Los jueces están obligados a utilizar todos los medios a su alcance para definir quién se queda con la guardia y custodia del menor
- Los menores se quedan con la madre en nueve de cada diez casos de divorcio en Aguascalientes
Cuando las parejas que deciden divorciarse ven a los hijos como si fueran un botín, tratan de impedir que convivan con el otro padre e influyen para que tenga una imagen distorsionada de este, lo que se define como “alienación parental”, un argumento que es constantemente esgrimido en los procesos de divorcio, por ello los jueces deben determinar con quien es mejor que viva el menor, expuso el magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Juan Manuel Ponce Sánchez, quien manifestó que los jueces deben romper esa alineación ordenando terapias, tratamiento sicológico para el menor y los padres, y si a pesar de ello no se logra, se decide por el cambio de custodia.
Señaló que en caso de que se descubra que los dos padres son alineadores, entonces será otros integrantes de la familia, como los tíos o abuelos quienes tengan la guardia y custodia de los menores: “Se tratan de temas muy complejos, generalmente se llevan mucho tiempo para resolverlos y romper esas inercias, lo ideal sería entender que los hijos no son culpables de la separación y ser lo suficientemente maduros para que tengan ambas partes la oportunidad de darle lo mejor al menor”.
Detalló que si bien la generalidad de los menores en Aguascalientes, por las costumbres y tradiciones, luego de un divorcio se quedan a cargo de la madre, aunque en aquellos casos que el juez considere que no es conveniente que ella tenga la guarda y custodia, pasa al padre, con el derecho de la mamá de la convivencia.
El magistrado señaló que de cada diez divorcios, nueve se quedan con la madre y excepcionalmente uno de estos casos la guardia y custodia se define por el padre, esto pasa porque en la sociedad aún es la madre la que asume el papel de protectora, y se encarga del cuidado y atención de los menores.
Lo importante, dijo, es que siempre prevalezca el bien superior de los menores, por ello la responsabilidad del juez que agotar todas las instancias que estén a su alcance para asegurarse que la persona que tenga la guardia y custodia de los hijos sea la que mejor facilite su desarrollo y bienestar; siempre por encima de los intereses de la madre o el padre.




