Yo siempre me he considerado un feminista convencido. Mi trabajo como médico y psicoterapeuta me ha puesto en contacto con mujeres profesionales desde siempre. Médicas, enfermeras, psicólogas y trabajadoras sociales son un gremio de alto nivel científico, humanista y predominantemente del sexo femenino. Siempre me he sentido cómodo trabajando con ellas y jamás he sentido un espíritu combativo por ocupar sitios o prerrogativas. Pero tal vez estoy equivocado o no he comprendido bien el movimiento feminista. Resulta que Marvila o La Mujer Maravilla nació en 1941 y desde entonces sigue siendo la defensora de la justicia, pero no a base de inteligencia, sutileza e ingenio que suelen ser destrezas femeninas. Nada de eso, es una mujer masculinizada, porque aunque sea bella, pelea con los hombres (los villanos siempre son varones) con sus puños, pulseras y lazo, pilotea un avión y para nada que le atrae su eterno enamorado el capitán Steve Trevor. Ella no es la única, también los superhéroes tienen su alter ego femenino, como Batgirl o Supergirl. No fue suficiente y los redactores de cómics, hicieron que Catwoman que comenzó siendo enemiga de Batman se convirtiera en superbuena. Existen las versiones mujerizadas de otros paladines como She-Hulk, Spider Woman y Capitana Marvel. Y desde luego las que tienen personalidad propia como las Ángeles de Charlie, Xena, Elektra, Kill Bill, Gamora, Mística, Tormenta y una lista que llega a más de 85 damas super valientes que han sido creadas para combatir el mal. Otras como Jeniffer López protagonizó en 2002 la cinta Enough (Nunca más) protagonizando a una mujer víctima de maltrato por su marido. Para terminar con el problema, estudia artes marciales y en una pelea de tú por tú, lo mata. Ahí está el sustrato de la cuestión. ¿Por qué a los novelistas, escritores de cómics, guionistas de cine y televisión sólo se les ha ocurrido que la mejor manera de terminar con la inequidad de género es que las mujeres se masculinicen?
Las superheroínas no son femeninas, son mujeres que adoptan el rol, las conductas y todos los defectos del machismo. Se convierten en combativas, agresivas, usan armas, se drogan, beben alcohol en cantidades navegables y son promiscuas o castas (asexuadas como Marvilla). ¿Por qué razón a nadie se le ocurrió que la mejor manera de lograr la equidad era desarrollar las dotes femeninas del hombre, como la sensibilidad, la ternura, la bondad y la sana convivencia? ¿Qué no pudieron hacer que la mujer destacando sus características esenciales como la suavidad, la agudeza, la perspicacia, el sentido práctico, la laboriosidad y el amor fueran los elementos para lograr la tan ansiada igualdad? ¿Realmente las superheroínas serán admiradas e imitadas por las niñas y adolescentes? Afortunadamente cada día tenemos más neurocirujanas, ingenieras informáticas, astrónomas y matemáticas. Lamentablemente también ha crecido el número de mujeres policías y militares. La equidad de género se logrará algún día. Tal vez muy pronto, si las mujeres dejan de creer o favorecer que sigan apareciendo las superheroínas.




