- El modelo de comunicación política restringe de manera absoluta y absurda la libertad de expresión: Ricardo Antonio Diaz Silva, rector de la Escuela Libre de Derecho
- Es necesario cambiar el modelo de comunicación política implementado desde el 2009 tomando como base la libertad de expresión para contar con una democracia más efectiva
“Sin libertad de expresión, no hay democracia, y México tiene un sistema muy complejo en el ejercicio de la libertad de expresión. De entrada, desde mi perspectiva, el modelo de comunicación política restringe de manera absoluta y absurda la libertad de expresión”, detalló el académico en materia de derecho, Ricardo Antonio Díaz Silva.
El rector de la Escuela Libre de Derecho agregó que la libertad de expresión es un pilar fundamental para la democracia durante la conferencia Rumbo a una Reforma Electoral, que impartió el viernes 6 de diciembre tras la firma del convenio de colaboración entre el Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes y la Escuela Libre de Derecho.
La libertad de expresión es un punto externo a órganos electorales u organismos que interceden con voz y voto en procesos de elección, su fortalecimiento se vuelve necesario para hacer hincapié en la crítica, la información y el contrapeso, mientras se busca el camino para erradicar la censura.
Recordó que la problemática tangencial en el modelo de comunicación política en el país viene acorde a la reforma del 2009; a partir de éste se determinó que el estado es quien controla los espacios y es el que determina cuándo sí y cuándo no se puede hacer pública cierta clase de información. De hecho, según Ricardo Antonio Díaz Silva, este esquema tuvo fuertes críticas por parte de la Corte, que de hecho se hizo público en un mecanismo de análisis a través del llamado “Amparo de los intelectuales” el cual, eventualmente, no tuvo procedencia y por ello el modelo de comunicación quedó firme, y es con el que se ha venido trabajando desde entonces.
“Si hoy los legisladores están planteando la posibilidad de poder abonar a una mayor y a una mejor democracia, lo más importante es poner a crítica, y poner sobre la pared la decisión de modificar o incluso eliminar el modelo de comunicación política”, indicó el rector de la Escuela Libre de Derecho. Agregó también que “el gran argumento en contra de la modificación de esta posibilidad de que el estado sea el que reparta espacios públicos para poder posicionar alguna idea política o alguna idea dentro de las elecciones es, precisamente, la falta de control que puede haber dentro del ingreso económico y de los recursos que pueda poner un particular para poder, de alguna u otra forma, incidir en la propia campaña”.
Puso como ejemplo el pensamiento del constitucionalista estadounidense Bruce Ackerman, quien criticó el modelo de toma de decisiones electorales de Estados Unidos a raíz de que uno de los factores más importantes que lleva a una elección es la capacidad que cada candidato tiene de financiamiento particular: “Quien obtenga mayor dinero es quien va a obtener mejor posicionamiento, y al mejor posicionamiento, los electores van a votar por él”, subrayó.
Antes de llegar a la modificación del modelo de comunicación política que en México se tiene, es necesario abordar la libertad de expresión como pilar democrático en cualquier proceso electoral, pero más allá de eso, situarla como eje de un estado, del que tanto gobierno como ciudadanos puedan sostenerse desde acuerdos sustentados y conversados por diferentes puntos de vista. El maestro explicó que la única manera para poder perfeccionar que la ciudadanía se acerque a las campañas, es generando un debate político menos controlado, ejercido desde el fortalecimiento del derecho a la información y, con éste, al de la libertad de expresión.
