- Ante reciente resolución de la SCJN es necesario prevenir en organismos internacionales
- Ante buenas posibilidades de ganar es mejor no confiarse, dicen abogados
Conveniente que, ante el interés de la Alianza Federalista de interponer la acción de institucionalidad para evitar la eliminación de los fideicomisos, recurran además a órganos y cortes internacionales, ante la posibilidad de recibir la negativa de los ministros, recomendó el presidente del Colegio de Abogados de Aguascalientes, Fernando Amador Macías.
Expuso que tanto la acción de inconstitucionalidad como la presentación de amparos colectivos con la finalidad de evitar la desaparición de los 109 fideicomisos, legalmente tienen muchas posibilidades de prosperar, por lo que animó a los diez gobernadores interesados en defender los fideicomisos de ser desaparecidos a emprender las acciones necesarias para ello, pero considerar además llegar hasta los organismos internacionales.
Si bien el resultado puede ser alentador para los objetivos de los gobernadores organizados, la más reciente experiencia que dejaron los ministros de la Corte al dictaminar constitucional la consulta para sancionar a los expresidentes, con una interpretación acomodada de la ley, pone el posible escenario de que la decisión no sea favorable, pues inclusive esa mala experiencia ha logrado que varios abogados hayan perdido la fe en que los integrantes de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación actuará sin intereses políticos de por medio.
Expuso que el Gobierno Federal no tiene facultad para dictar las reglas sobre el manejo específico de los recursos que llegan a los fideicomisos, considerando que gran parte de ellos no son precisamente de las arcas gubernamentales, sino que hay participación de organismos internacionales e inclusive se tratan de recursos proporcionados por particulares que deciden apoyar determinados proyectos, dependiendo de la labor que desarrolle el fideicomiso.
Amador Macías subrayó que si acaso existen pruebas fehacientes de que algún fideicomiso realizó prácticas de corrupción o malversación de sus recursos, entonces que se castigue a los responsables, y si acaso se considera que alguno pudiera ser deficiente, tal vez, entonces sí desaparecerlo, pero no a todos cortarlos con el mismo rasero sin tomar en cuenta su productividad y las áreas a la que dedican su labor.
Lamentó que las autoridades federales sigan atrayendo la simpatía de sus fanáticos, como si se tratara de redentores que vinieron a cambiar el mundo y ahora el país es centro de la crítica internacional por decisiones como estas, avaladas por el Congreso de la Unión.




