Las pruebas A/B son ensayos aleatorizados que se realizan en el mundo digital y cuentan con una enorme ventaja, su costo es relativamente bajo y a través de un programa informático se puede analizar la reacción del usuario sin que tenga que resolver un cuestionario, bien analizados se pueden sacar conclusiones sobre los efectos causales, en Google, Netflix y Facebook se emplean en exceso, pero quizá el ejemplo que mejor describe en qué consiste (y su éxito) es la prueba realizada por el equipo de Barack Obama para establecer la imagen de su página de inicio, ya que el resultado permitió que se registrara un 40% más de personas y reportó ganancias por millones de dólares, bastó estudiar aquello a lo que los usuarios le daban clic, sin preguntarles, todo con base en su preferencia.
En Todo el mundo miente, Seth Stephens-Davidowitz desarrolla a profundidad lo que estas pruebas A/B implican para los estudios sociológicos, incluso lo considera un suero de la verdad, ya que no se interroga al usuario de manera que tenga que pensar su respuesta y verbalizarla o justificar su reacción, sólo se toma en cuenta la decisión final.
Condenados como estamos a tropicalizar cualquier cosa, no dude que las próximas elecciones veamos espléndidos espectaculares con la imagen selecta de los candidatos, con los colores adecuados, la definición perfecta y los elementos precisos para que los elijamos, pero vacíos de todo contenido, porque los suspirantes someterán su imagen al cambio que sea necesario para resultar ganadores, para obtener el visto bueno, y en ese territorio no se pasa por el campo de las ideas.
Todo indica que en las próximas elecciones lo que veremos serán espléndidas imágenes de quienes desean representarnos, y como la clase política se rinde a los asesores, cuando se les presente la mejor versión de sí mismos, harán lo que sea necesario para reproducirla ad nauseam con tal de posicionarse entre el electorado.
A pesar de distinguirlas por sus características, Seth Stephens-Davidowitz señala en su libro que el análisis de los macrodatos se puede ver influido por decisiones personalísimas, sesgos que le imprime a los números el prejuicio del analista o el comprador de los resultados. Rendirse a la mejor imagen (sólo eso) de uno mismo sin presentar una idea, un argumento, de las razones por las que se quiere ocupar un cargo podría resultar contraproducente no sólo para los electores, también para quienes siguen esas estrategias.
En una época en la que buscamos desesperadamente la aprobación del otro, cuando enloquecemos por el Me Gusta, no sustentar con ideas la postulación a un cargo puede voltearse en contra del candidato al establecer sólo estándares físicos; se estaría sometiendo la personalidad del suspirante a ser querible, la mejor sonrisa, la mirada más confiable, la postura precisa en el fondo adecuado. ¿Cuántos quedarán descartados desde el primer momento?
Si un candidato busca ganar a través de conseguir la aprobación de sus electores, no debería confiarse al impulso de quienes lo reducen a la superficie pulida que genera aprobación, más temprano que tarde esos parámetros se volverán en contra de la personalidad de quien se postula, volviéndolo un actor de emociones ajenas y sin ideas propias.
Coda. “Hay algo acerca de ti mismo que no sabes. Algo que negarás aunque exista, hasta que sea demasiado tarde para hacer algo. Es la única razón por la que te levantas en las mañanas. La única razón por la que soportas a tu jefe de mierda, la sangre, el sudor y las lágrimas. Es porque quieres que la gente sepa cuán bueno, atractivo, generoso, divertido, salvaje y astuto eres realmente. Témeme o reverénciame, pero por favor, piensa que soy especial. Compartimos una adicción, somos yonquis de la aprobación. Damos todo por la palmadita en la espalda y el reloj de oro. Por un maldito hip hip hurra. Mira al chico listo con la placa, puliendo su trofeo. Sigue brillando, loco diamante, sólo somos changuitos envueltos en sus trajes, rogando por la aprobación de otros”, en la película Revolver de Guy Ritchie. ¿No están convirtiendo en eso los anuncios de campaña?, la frase matona, la figura previamente aprobada, el changuito envuelto en el traje preciso.
@aldan




