¿Qué nos depara el futuro? ¿Haremos caso a las indicaciones de los especialistas, o seguiremos dudando de su veracidad? ¿Resolveremos en el corto plazo la problemática sanitaria que enfrentamos?
Tengo la impresión de que muchas reacciones de las que hemos sido testigos, algunas de ellas por demás disparatadas y/o descabelladas, han puesto de manifiesto hasta qué punto lo ignoramos prácticamente todo, todos, sobre la pandemia.
El covid-19 ha resultado ser todo un reto para la humanidad; una emergencia que nos obliga a aprender sobre la marcha: ¿cómo es, cuáles son sus características, cómo actúa, en quiénes se ensaña, cómo se le combate, habrá un control efectivo?, y un larguísimo etcétera.
Pero a despecho de nuestra ignorancia, de todos, y de la manera en que la enfermedad se ha cebado en muchos, somos una especie sobreviviente. No hablo de los mexicanos, o de los aguascalentenses, sino en general del Homo Sapiens. A lo largo de, quizá, un millón de años, o tal vez más, hemos llegado hasta este día, no sin enfrentar y controlar, si no vencer, un sinfín de contingencias, y estoy seguro que esta no será la excepción.
Sobrevivir… Está en nuestro equipamiento genético; respondemos a él de manera natural, sin siquiera detenernos demasiado a pensarlo, y en esta lucha por la vida uno de los mecanismos de defensa más socorridos es nuestra capacidad para adaptarnos.
He escuchado que el lechón que se expende en la parte norte de la explanada de San Marcos es muy bueno. De seguro es cierto, dada la ingente clientela que espera turno, aunque muy cercana entre sí, y alguna sin cubrebocas, tal y como se observa en la imagen. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com.
Carlos Reyes Sahagún
Cronista del municipio de Aguascalientes
