Esta expresión tan popular en nuestro lenguaje es un mexicanismo. Ningún otro país de habla hispana la utiliza ni la conoce. Sabemos que suele decirse cuando una conducta se convierte en repetida, aburrida o reiterada. Pero, ¿cómo nació? Pues ni más ni menos que la creó el genio del habla popular el querido Cantinflas. En 1951 apareció la película El Siete Machos de ambiente campirano. En ella representa dos papeles antagónicos. Dos hermanos gemelos que no saben que lo son. Uno de ellos es el ingenuo y pícaro Margarito (el Cantinflas chistoso) y el otro es un matón y bandolero tan valiente como si fueran siete machos juntos. La sirvienta de la hacienda es Chole (Delia Magaña) enamorada de Margarito quien no la quiere y además para complicar el asunto, él se fascina con la hija del hacendado. Chole le prepara un brebaje a base de toloache para tenerlo bajo su mando, solo que por equivocación, la pócima es bebida por el bravucón, quien a partir de ese momento se la pasa repitiendo insistentemente “Quiero mi chole, quiero mi chole…” hasta el cansancio. La frase se hizo tan divertida que el pueblo comenzó a usarla, para detener a alguien que insiste tercamente diciéndole “…Ya Chole..” Seguramente todos la hemos usado en algún momento porque pertenece al habla cotidiana del común de la gente. Algunos funcionarios públicos a lo largo de la historia han pretendido darse a conocer como ciudadanos comunes y proletarios empleando en sus discursos frases y palabras vulgares. El ejercicio ha resultado tan peligroso que actualmente es muy raro el representante popular que hable bien, con lenguaje correcto, elegante y fino. Y ya no pedimos culto, simplemente que fuese respetuoso y acertado. El idioma español es muy rico, abunda en sinónimos, silogismos, antónimos y otros mecanismos que adornan nuestra manera de hablar. Lamentablemente en una semana hemos sido testigos del comportamiento ordinario y ofensivo de nuestros dirigentes. Tal vez el origen está en su denominación “Representante Popular” que se ha confundido al grado de creer que lo popular es lo maleducado y grosero. Estamos a tiempo de cambiar el panorama. Podemos invitar a la gran cantidad de candidatos que tenemos en estos momentos a un sinfín de puestos públicos, para que se dirijan a nosotros como nosotros lo deseamos, no como ellos creen que somos. Ciudadano, popular, cotidiano y campesino no significan burdos ni torpes. La palabra diputado proviene del francés deputé que se traduce como evaluador, responsable o aclarador. Es por ello que los representados, esperamos que la persona que asume el cargo de diputado, senador, presidente o cualquier otro puesto como gobernante o servidor público se dirija a nosotros como lo que somos, personas decentes. Cantinflas logró crear un idioma que ese sí, es reconocido mundialmente y logró ser pícaro, acusador, exigente y divertido. Bueno, pero él era un genio.




