Avanza con cierta estridencia el año nuevo. Las primeras cifras nos indican que el año promete ser complejo en su trato y circunstancia. Los anuncios de los organismos encargados de hacer públicos sus indicadores acumulados del cierre del 2021 no son nada halagüeños. La inflación alcanzó la cifra más alta en dos décadas, 7.36%; respecto a la inversión extranjera directa, los países agrupados en la OCDE en general incrementaron sus ingresos por este rubro, México, sin embargo, tendencialmente caía alrededor de un 23% respecto al año anterior. El tipo de cambio peso-dólar se ubicó el pasado 7 de enero en 20.35 pesos por dólar. El IMSS registró 17,541,384 trabajadores permanentes y 2,772,620 eventuales.
En materia de salud, que hoy por hoy es el tema de mayor preocupación para la población, estamos abriendo el 2022 con la agresiva presencia de la variante sudafricana del Covid-19 ómicron, que durante el sábado 8 de enero sumó 30,671 contagios, sumando 202 defunciones, dejándonos unas cifras para el análisis y preocupación de 4,113,789 casos confirmados desde que apareció la pandemia en el país y una estela de más de 300,303 muertes reconocidas por las autoridades sanitarias, cantidad que en un análisis más serio podría prácticamente duplicarse. De hecho, el país se ha adentrado de plano ya a la 4ª ola de la pandemia, y no hemos avanzado mucho en la prevención de la atención de la enfermedad. Hacia finales del 2021 en México, poco más de 73 millones de personas cuentan ya con el esquema completo de vacunación, lo que representan 57% de la población total, quedando fuera de la protección de la vacuna alrededor de 53 millones de mexicanos. El reto de aumentar la cobertura de vacunación se presenta en un entorno de incertidumbre por el impacto de las nuevas restricciones a la movilidad que empiezan a ser adoptadas en distintas entidades y múltiples países sobre la actividad económica.
En su columna “Dinero, fondos y valores”, Víctor Piz de El Financiero, señala que, en la Encuesta Citibanamex del 5 de enero pasado, la previsión de crecimiento para la economía mexicana se revisó ligeramente a la baja para 2021 de 5.6 a 5.5 por ciento, que sólo compensa dos terceras partes de la caída histórica de un año antes. Así, para 2022, la estimación de los especialistas se mantiene estable en un crecimiento de 2.8 por ciento, aunque claramente está alejada del 4.1 por ciento planteado por la Secretaría de Hacienda en el Paquete Económico. Entre los principales riesgos destacan, obviamente, los relacionados con la pandemia y la propagación de la variante ómicron, así como las presiones inflacionarias, que continuarán como un reto global y nacional en la medida que se prolonguen los problemas en las cadenas de suministro.
En materia de inseguridad, lo que va del gobierno de la 4T, sigue siendo el periodo más violento en la historia desde que se lleva la contabilidad, pues en total se han registrado 102,807 homicidios dolosos. Las muertes intencionales ocurridos en los 36 meses del gobierno de López Obrador, representan un incremento de 23.9% respecto de los últimos 36 meses de gobierno de Enrique Peña Nieto, donde ocurrieron 83,775 homicidios. Aunque el gobierno de la 4T se esmera en acomodar las cifras, los “otros datos” no ayudan ni engañan, la violencia sigue siendo el gran pendiente de la Cuarta Transformación. Sólo el 6 de enero pasado, como regalo de Día de Reyes, el crimen organizado que opera en Zacatecas dejó al pie del monumental árbol de navidad en la plaza principal un vehículo con 10 cadáveres, como claro mensaje de lo que les espera a las autoridades locales en su combate con ese grupo delincuencial.
Aunado a lo arriba señalado en materia económica, de salud pública e inseguridad, al país y al gobierno de la 4T se le vienen encima asuntos de carácter político electoral, de no menor envergadura a los problemas arriba planteados. Antes de cerrar el año, ya la Cuarta Transformación había definido abrir un frente de conflicto más en su afán por continuar el desmantelamiento de las instituciones prevalecientes a su llegada al poder. Así, a través de la aprobación del Paquete Económico para este año, el Presupuesto autorizado al INE para cumplimentar sus obligaciones constitucionales era groseramente recortado en una cifra que rondaba los 3,800 millones de pesos para llevar a cabo la consulta de revocación de mandato de acuerdo a lo que establece la ley. El trasfondo de esta consulta nos lleva a entender la intencionalidad política de este régimen “transformador”. Poner al INE en una precaria situación presupuestal para que incumpla su obligación constitucional de realizar los eventos electorales ciudadanos con estándares correctos y confiables sin los recursos necesarios y suficientes, ello pondría a ese instituto en una situación vulnerable jurídicamente. Ese es el plan. El INE ha de encontrar los mecanismos operativos, presupuestales, jurídicos y políticos, para salir de la trampa.
Pero no todo es miel sobre hojuelas para la 4T, los procesos electorales en los 6 estados que llevarán a cabo elecciones, al partido oficial le han traído una serie de problemas del orden interno que, sí no saben gestionarlos con sensibilidad e inteligencia, le pueden generar fuertes dolores de cabeza incluso a su líder, quién vería comprometidos varios de sus temas transformadores y la permanencia de su proyecto político. Los candidatos morenistas relegados de Oaxaca, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, entre otros, están agitando las aguas al interior del oficialismo moreno, y están en posibilidades de hacer trastabillar su estrategia electoral obligando a concesiones o cambios sustanciales en el esquema 2022. La opción es el rompimiento. A esperar pues.
Este es el escenario inmediato en este arranque de Año Nuevo, no habrá tiempo para prepararnos para afrontar los retos que se están presentando en lo inmediato, México y la 4T ya están de cabeza ante este 2022, y empezando este año queda claro, de nuevo que los mexicanos, de nuevo tendremos que aguzar los sentidos y afinar las habilidades porque dependeremos, otra vez, de nosotros mismos.
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