Agradezco a mi compañero de páginas de LJA.MX Netzahualcóyotl Aguilera que me menciona en su prestigiosa columna semanal Cátedra, bajo el título de ¿UAA DESHONESTA? (2 DE 2) y que me permite entablar un dialogo importante en torno al auto- fraude que se hizo en nuestra institución académica; y sí, tenemos que decirle a las cosas por su nombre, auto-fraude, después de años de participar en instituciones de fiscalización, transparencia y rendición de cuentas, me parece muy evidente que se maquinó desde dentro con conocimiento de causa, si no sobre el posible robo, sí sobre los enormes riesgos de una inversión de semejante tamaño, con consentimiento de varias personas, y por supuesto con comisiones (legales e ilegales) para varios, no solo de la propia universidad sino de otras instancias gubernamentales.
Bien dice Netza (perdón por el tuteo) que no debemos confundir a las instituciones con las personas, que justo él cometió ese error alguna vez; en nada podemos estar más de acuerdo, coincido parcialmente con él, en principio no debemos confundirlas, a menos que las instituciones generen un sistemático funcionamiento, los funcionarios realicen acciones a la par, y entonces la institución toma un matiz propio, se mimetiza con las personas; pensemos por ejemplo en las cámaras de diputados, están tan desprestigiadas, sus funcionarios han sido tan por regla general corruptos, ineficientes o deshonestos, que la institución ha adquirido ese matiz, social y mediáticamente hablando.
Este matiz social, implica incluso, para mal, que nos acostumbremos a que la corrupción es su característica; por ejemplo la policía, aun cuando hay buenos elementos, la ciudadanía considera que el policía es corrupto y lo llaman de forma despectiva. No importa si alguno es honesto y ayuda a los ciudadanos, todos pierden por esa imagen deleznable que la institución carga, y vaya que me han tocado de alumnos y como ciudadano, policías ejemplo.
Este es el punto de mi columna, la Universidad Autónoma ha sido nuestro remanso de paz y tranquilidad, nuestra máxima casa de estudios, a ella recurrimos muchas veces en la medida de lo posible, cuando no confiamos en otras instituciones, lo hemos hecho para solicitarle evaluaciones externas, diseño de exámenes, estudios, recientemente la aplicación de vacunas y podríamos seguir con el ejemplo.
Sin embargo, si hoy nos dicen que ha sido defrauda por la culpa de no se sabe quién, por 200 millones de pesos sin haberse tenido controles, candados, pues nos decepciona, porque no queremos creer que ahí se replique la terrible corrupción que nos aqueja, por eso mi lamento en el sentido de que si no se tomaban cartas en el asunto (cuando escribí mi primer columna la respuesta era demasiado tibia) la estamos condenando al desprestigio.
No coincido con Netza en el sentido de que “Y si bien tardíamente por el ocultamiento falaz, finalmente la Universidad ha desnudado a los responsables.” Esto es falso, aún queda mucho por hacer, no ha sido culpado el principal responsable, la cabeza de una institución pública es la máxima autoridad, y lo debe de ser en todas las decisiones tomadas, en especial una tan enorme y trascendental como esta; no solo en las buenas, sino en las malas y entonces ¿Por qué no hay, ya no digamos sanciones, sino pronunciamientos aún? Incluso, en el caso de los funcionarios de segundo nivel, si revisamos los comunicados oficiales, se habla de ajustes, renuncias, no de destituciones, todo matizado y edulcorado.
Faltan más acciones, más transparencia (he escuchado que los documentos correspondientes han sido reservados) e involucramiento de otros actores; ahí coincido plenamente con mi colega de pluma, en que “lamentablemente, es que la comunidad de profesores y estudiantes de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, poco se preocupan de los problemas que la aquejan” y ahí sí, son contados los profesores que han exigido justicia, incluso hay algunos doctores que andan escribiendo o protestando por otros actos, pero aquí han guardado un vergonzoso silencio. No es cosa menor, está en riesgo nuestra casa de estudios, espero sinceramente que el tema no quede en el olvido y que el lema oficial sea real en este acto de corrupción: se lumen proferre, que el mismo sea alumbrado, proyectado en luz y no sea retenido en la oscuridad.
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