Ambientalistas
Ambientalistas digitales
En el mundo actual no hay manera de acceder a muchas cosas si no se está conectado a la red, a las redes sociales y a las apps. A pesar de su utilidad, accesibilidad, facilidad y versatilidad hay quienes siguen, o seguimos, teniendo dificultades para entenderlas y desplazarnos en ese mundo inalámbrico, digital y virtual. Tal es el caso de los adultos mayores, quienes estaban acostumbrados a un mundo completamente real, hablando y siendo atendidos por gente real, yendo a hacer sus pagos a un espacio real con dinero real y trasladándose en transporte real. Sin duda alguna, la creación del Internet y los usos que se le dan han traído una innumerable cantidad de beneficios, pero para obtenerlos es necesario actualizarse constantemente, e inclusive, contar con dispositivos adecuados para acceder a los últimos beneficios de la tecnología.
En contraste, las nuevas generaciones (refiriéndome a jóvenes entre quince y treinta años) miran estos mundos virtuales alternos como auténticamente reales; creen en todo lo que ven y oyen en sus dispositivos y que desde la comodidad de sus casas, escuelas o centros laborales pueden resolver sus vidas y el mundo. ¡PERO NO! El mundo real sigue presente en comparación con los espacios virtuales, así que un click no lo hace mejor o peor, esto ocurre con lo que realmente se hace o se deja de hacer. En este sentido ¿cómo se relaciona lo anterior con lo que se hace por el cuidado del medio ambiente natural? La realidad es que vivimos en un mundo sobrepoblado de personas que lo contaminan y sobreexplotan cotidianamente desde hace décadas, lo que ha provocado la extinción de varias especies y puesto en riesgo de desaparecer a muchas otras. Además, la Tierra padece los estragos de un cambio climático de origen antropogénico que pone en riesgo la vida. Hay quienes consideran que actúan al respecto, porque siguen y dan likes a sitios como Greenpeace, UNICEF o firman digitalmente en Change o en Avaaz, solo por poner algunos ejemplos, lo que les permite expiar sus culpas sólo moviendo un dedo para dar un like.
Me di a la tarea de investigar en internet a quienes se les puede denominar ambientalistas digitales, empleando para ello “estos algoritmos lingüísticos”, y esto fue lo que me dio la Inteligencia Artificial (IA): “Los ‘ambientalistas digitales’ son personas o grupos que utilizan la tecnología digital para promover la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente. Su objetivo es concienciar, educar y movilizar a la sociedad a través de internet, redes sociales, plataformas online y otros recursos tecnológicos” (https://goo.su/Nx5ng). A partir de esta definición se desprende un listado de actividades que realizan los ambientalistas digitales, como son: conciencia y educación, difusión de campañas, reporte de incidentes ambientales, monitoreo ambiental, colaboración y networking, defensa de proyectos sostenibles y aprovechamiento de la digitalización para la sostenibilidad.
Desde mi punto de vista, hace falta señalar los medios por los cuales se hacen campañas y se difunde este tipo de información. Me pareció inquietante que en esta clasificación no se hiciera mención de las redes sociales -WhatsApp (WS), Facebook (FB) o Instagram (IG)-.
Lo que sí puedo asegurar es que ser miembro de un grupo o seguidor de una página ambiental no convierte a las personas en ambientalistas digitales ni mucho menos ambientalistas reales, por más likes que se den o por más veces que se replique o se comparta la información que se recibe. Por ejemplo, Movimiento Ambiental de Aguascalientes A.C. tiene varios grupos de WS, como son: Amigos de Movimiento Ambiental (MA), Voluntarios de MA, Asesores de MA (hay algunos más, pero sirven estos de muestra) y una página de FB (https://www.facebook.com/movimientoambiental). El grupo de WS con mayor cantidad es el de Amigos de Movimiento Ambiental, que cuenta con 105 miembros, mientras que, en FB, entre abril y mayo de este año, tenemos 18,800 visitas a la página. En el caso de WS, solo la tercera parte del grupo lee los mensajes, y de esta, solo el seis por ciento (cinco personas) participan en las actividades presenciales o virtuales. ¿Podríamos considerar como ambientalistas digitales a todos los integrantes de los grupos de WS y a los seguidores de páginas de este tipo?
En resumen, es hora de pasar del click al compromiso auténtico; de la socialización virtual a la participación activa real, ya que esto hace una gran diferencia en la protección y restauración del medio ambiente. Lo anterior no significa dejar de lado seguir compartiendo en las comunidades y redes sociales las acciones que se realizan a favor del Medio Ambiente Natural, pero debe acompañarse, en la medida de lo posible, con una participación presencial, volverse activistas reales, no solo digitales.
Los invito a conectar con la acción más allá del mundo virtual para lograr que todos esos likes se traduzcan en cambios reales auténticos y no solo en un producto del imaginario colectivo de la web.
*Agradezco a Ruth Montserrat Serafio Méndez, Jennifer Patiño Aguilar y a María Fernanda Campos Sánchez por su atenta lectura y retroalimentación en este artículo.




