- La Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) en Aguascalientes se ha convertido en un espacio seguro para personas LGBTQ+ que buscan ejercer su espiritualidad sin ser objeto de discriminación. “Somos personas como cualquier otra persona, tenemos también la necesidad de la espiritualidad”, expresó Paul Ortiz, líder de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) en Aguascalientes.
Actualmente, cerca de 80 personas se congregan en esta comunidad local a través de servicios litúrgicos, retiros, actividades altruistas y ceremonias sacramentales. A nivel nacional, la red suma alrededor de 800 creyentes.
Con una visión ecuménica, la ICM acoge a personas de diversas confesiones religiosas, como católicos, evangélicos, musulmanes, judíos y mormones. Más que imponer una doctrina, esta comunidad promueve el respeto por la diversidad de creencias, apostando por un enfoque centrado en el amor como eje común de todas las religiones. “Dios tiene diversos rostros, diversos nombres… creemos que Dios puede manifestarse al ser humano en cualquier rostro y en cualquier nombre… mientras el amor esté en el centro, todos podemos coexistir”, afirmó Ortiz.
Uno de los sectores que más ha encontrado cobijo en este espacio son las personas adultas mayores, quienes muchas veces han sido marginadas o incluso agredidas verbalmente en otras instituciones religiosas. “Los adultos mayores están siendo rezagados de las iglesias… cuando saben de nosotros, nos buscan para sentirse acogidos sin tener que fingir ser alguien que no son”.
A diferencia de muchas iglesias tradicionales, la ICM no mantiene económicamente a sus líderes pastorales, quienes cuentan con otras fuentes de ingreso. Además, la iglesia está legalmente registrada como Asociación Religiosa, y ha sostenido acercamientos con autoridades federales para el reconocimiento formal de su labor. “No sangran a la ciudadanía ni a los feligreses para vivir como reyes”.
Respecto al reciente pronunciamiento del Papa León sobre la familia tradicional, desde ICM consideran que estas posturas perpetúan exclusiones: “Es un retroceso total… si solo una familia es válida, entonces muchos de nosotros no entraríamos en ese espacio”.
Finalmente, hizo un llamado a quienes buscan un espacio espiritual libre de prejuicios y reiteró que el derecho a la fe y la espiritualidad debe ejercerse sin discriminación.




