Opciones y decisiones
La Historia los refuta
Hemos realizado un recorrido apasionante por dichos y hechos que dieron fundamento al despegue de una república democrática en nuestro país, que evolucionó durante las últimas tres décadas de nuestro pasaje inter-milenios XX-XXI. No alcanzó el grado de madurez como para que el resto del mundo la reconociera como un sistema consolidado en la libertad y en la democracia; aunque sí se le acreditó como un sistema híbrido, entre autoritarismo gubernamental y democracia electoral o representativa. Estuvimos en esa transición; pero, a lomo de caballo, durante el año inicial del relevo constitucional que marcó el ascenso de Morena al poder de la Federación, mediante “reformas constitucionales” emitidas por una espuria “Mayoría Constitucional”, vimos la fase terminal de la República Democrática -obtenida por consenso de las clases y partidos políticos intervinientes-.
El interregno autoritario y centralista, por el que hoy cruzamos, no sería posible de describir con precisión y atingencia, sin la mediación histórico-crítica de una sorprendente “Crónica de la alternancia” que nos hubo brindado la Revista Nexos, y que nos remite de manera inequívoca a la editorial Réquiem por la transición democrática, de Valeria Villalobos y Julio González (con su Crónica de la alternancia. Editores en Nexos. Mariana Ortiz • Valeria Villalobos Guízar • Julio González • Director de Ibero 90.9 Ricardo López Cordero) en su edición de Julio 2025. Cuyo logro nada menor consiste en integrar, con pleno sentido y significado, las cadenas comunicativas y los hechos tanto personalísimos como colectivos de los actores sociales protagónicos de esta transición política fundacional.
Ya lo he afirmado anteriormente, la función central de esta pieza editorial consiste en liberarnos del recurso a la argumentación y a la dialéctica discursiva emergentes desde la necesidad del análisis lingüístico y semántico; que finalmente es análisis social, duro y con apego al modo científico. Nos liberó desde la descripción simple, precisa y atingente de los dichos y hechos de todos y cada uno de los actores sociales que intervinieron en el proceso político de hacernos con una democracia electoral, en grado de excelencia. Entendida en todo momento como un pacto de unidad nacional, consensual, bajo pleno Estado de Derecho.
La explicación del arribo y toma del poder central Federal de México, no pasa por la superioridad (imposición) ideológica o en todo caso de su aparente fachada de bondad Faústica -el dador gratuito de todo bien y valor-, que se autoasigna la sedicente Cuarta Transformación del Movimiento de Regeneración nacional, en favor del “Pueblo”. La explicación ha de ser construida desde las causas que ya venían actuando, y que hacían disfuncional al viejo sistema autoritario de partido único, y los colectivos políticos concurrentes que interactuaban con su hegemonía, en franca decadencia. Es decir, el viejo sistema de partidos políticos se venía ya desmoronando, perdiendo representatividad ciudadana auténtica y, por tanto, legitimidad para seguir ejerciendo el poder. Este vacío tenía que ser ocupado.
Lo que el presente ejercicio nos permite aseverar es que la descripción puntual, precisa, personalizada, y por etapas y fases temporales perfectamente acotadas, nos arroja como producto un marco actancial coherente con los actores sociales actuantes en dicho momento histórico. Por dicha razón, cuando se revisa con objetividad este decurso humano temporal caen por tierra los calificativos reduccionistas Cuatro-Teístas de “adversarios” de la “oligarquía rapaz”, neoliberales, conservadores y “de derechas”, para decir lo menos; o ¿a quiénes de los actores reales pretenden adjudicarlos? Estos paquetes cargados de interés ideológico y generalizador no se sostienen frente a la fiel descripción fenoménica de dichos y hechos pronunciados y ejecutados por tales sujetos -individuos o colectivos- de la Historia. La descripción narrativa de esta “sociología de actores” despeja cualquier sesgo de dialéctica política.
Concluimos este primer gran escenario de la gesta democrática por la República Constitucional que hemos construido, a pesar y en contra del discurso oficialista del actual régimen morenista. Podemos reunir en xxx vertientes las visiones sumarias de esta construcción republicana (Cfr. Opus cit. Subtítulo: V. ¿Una reforma definitiva?). A saber:
- A) Una elección sumamente tensa porque la violencia política parecía haberse apropiado de la vida nacional. Las elecciones del año 2000 son claramente el inicio de una nueva época. Lorenzo Córdova. Jesús Ortega, también viví el proceso de tirar al viejo régimen a partir de darle al blanco de la Presidencia de la República. Vicente Fox, aquella noche allí en el Ángel, ya estando ahí disfrutando esa visión de ciudadanía tan intensa, sentí que me cayó una piedra en los hombros. (…) Digamos, ya soy presidente, ¿ahora qué voy a hacer?.
- B) Porque todo el mundo estaba contento, no por quién había ganado o quién había perdido, sino porque las cosas habían salido bien. José Woldenberg. Jesús Zambrano, la gente contenta porque finalmente se le había ganado al PRI. Cuauhtémoc Cárdenas, el voto se respetó al final de cuentas.
- C) No fue una manifestación como uno hubiera podido esperar después de setenta años de partido único. Jorge Castañeda. Lo que más marcó el sexenio, y la transición, fue la decisión de Fox: No va a ver ruptura, no los vamos a meter a la cárcel. No los vamos a investigar. No vamos a desmontar los grandes sindicatos. Ya con haber logrado la alternancia es suficiente. Cuauhtémoc Cárdenas, se siguió el mismo modelo económico, el mismo modelo de no atención a las cuestiones sociales de fondo.
- D) Aunque yo usaba el término “reforma definitiva”,Ernesto Zedillo, (…) pero también tenía la esperanza de que era algo que habría de mejorarse con el paso del tiempo y con la participación política. José Woldenberg, la transición fue un lapso de nuestra historia; pero hay quien dice que fue en el 2000. Cuando las cosas se consuman, se consuman y ya, ¿no?
Profundización
Quiero enfatizar la importancia de adoptar una opción metodológica, a la hora de plantear un proyecto de investigación -sea sociológica o de otra rama del pensamiento-. Y la razón resulta evidente: porque su encuadre anticipa el universo de elementos analíticos que van a ser considerados; implica el trazo de una perspectiva que nos guiará a modo de una “visión del mundo” / cosmovisión, y ésta siempre resulta en la visión de un punto privilegiado de la realidad. En lo personal, me exige dar razón del por qué escoger la metodología propuesta por el filósofo alemán contemporáneo, Peter Sloterdijk, en su llamada opus magnum: Esferas I Burbujas 1998 / Siruela 2003, II Globos, 1999 / Siruela 2004, III Espumas, 2004 / Siruela 2006. Elegir su ruta de indagación, significa optar por su cosmovisión originariamente alemana, y por ello europea.
Sus fundamentos críticos no surgen de la esfera vital de América, ni de América Latina y ello, para pensadores igualmente de pensamiento crítico como Enrique Dussel (naturalizado mexicano, finado, provincia de Mendoza, 24 de diciembre de 1934 – Ciudad de México, 5 de noviembre de 2023), de quien felizmente puedo llamarme discípulo, duramente mis estudios universitarios, resultaría en el riesgo de profesar una visión “eurocéntrica”, y ello impondría un paradigma ajeno a nuestra (mi) oriundez latinoamericana; que al final produciría una “alienación pedagógica” -no atrever a pensarnos desde nosotros mismos-. Es decir, no pensarnos como mexicanos, sino desde el Ego/Yo europeizado.
Mi respuesta a este riesgo o escollo metodológico es que dicha opción electiva no resulta ser tal, como crudamente se plantea, surge de un proceso gnoseológico algo más complejo. En mi caso, al concluir con él un curso sobre “Filosofía de la Liberación”, me acerqué a preguntarle cómo profundizar en la categoría trascendental Relación -que está a la base del personalismo tanto ateo como cristiano- propuesto por grandes celebridades del pensamiento filosófico trascendental. Su respuesta fue clara e inequívoca: sigue a Xavier Zubiri y a Emmanuel Levinas en sus recientes obras de Filosofía Trascendental. Poco tiempo después, había ya realizado el borrador para mi tesis de licenciatura, corría aprox., el año 1984, en que mi interés versó por el tema del maniqueísmo en el pensamiento de Agustín de Hipona y, enseguida por el cinismo político contemporáneo, representado centralmente por el Neoliberalismo de la Trilateral, entonces descubrí un título sugerente de tesis doctoral presentada en Alemania, Crítica de la razón cínica, Peter Sloterdijk, 2 vol. Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, (1983).
A partir de allí, me fascinó la originalidad de su pensamiento. En consecuencia, al descubrir su posterior “opus magnum” Esferas, no dudé en abrevar de su propuesta metodológica, a sabiendas de su gran empresa epistemológica, y su evidente cruce de caminos con los pensadores vitalistas, humanistas y personalistas -de la Filosofía Trascendental- con los que ya compartía afinidad y admiración. Por estas vivencias y encuentros tanto del afecto como del intelecto, no veo a Sloterdijk, como un “otro” ajeno a mi identidad méxico-latinoamericana, sino como un autor capaz de una autocrítica implacable tanto al idealismo alemán más exaltado, como al pensamiento extremadamente abstracto, generalizador de curso precisamente “eurocéntrico”.
Su vuelta a la recuperación de la observación metódica de la Etnología y Antropología Social, sin pretensiones doctrinarias ni teóricas abstractas, y su objetivo central de preservación y posibilidad de desarrollo de la vida -especialmente la vida humana, en sus más frágiles y vulnerables encarnaciones y esferas-, me hacen pensar en un genuino sentido liberador del ser humano, esté en el continente que sea, con el que genuinamente creo podemos concurrir y compartir.




