Cátedra
El Edén
Hoy se agolparon en mi memoria
todos los recuerdos…
Ahí estabas tú:
fresca, rozagante,
plena de juventud,
ofreciéndome el fruto.
Como la primera vez.
¿Te acuerdas?
Allá, en el principio de los tiempos.
Y yo,
dejándome llevar
por aquella aparente ingenuidad,
lo saboreé
hasta su última molécula,
evitando morder la corteza
para conservar su contacto con mi lengua
y sentir su tersura y su fragancia…
¿Puede llamarse pecado al placer?
¿No fueron acaso los propios dioses
quienes nos lo revelaron?
Tú y yo somos el principio.
Tú y yo
somos la Génesis.
Y el mundo que hoy existe nos lo debe.
¿Recuerdas aquel día
en que -la Biblia dice-
fuimos lanzados del jardín del Edén
llenos de vergüenza?
¡Qué locura!
¿Quién va a sentir vergüenza
por amar y entregarse al placer
como nosotros?
¡Si fue entonces
cuando encontramos el Paraíso!
– o 0 o –
Nota:
La presente poesía fue inspirada
por la mordida a una manzana
que me invitó una secretaria de
El Sol del Centro,
que golosa la disfrutaba a principios de este siglo.
– o 0 o –
“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina




