De Rebote
Toluca, el campeón que resistió el caos: gloria, penales y una Liga MX que cierra con ruido
Porque el futbol mexicano no sabe cerrar en silencio: siempre necesita drama, polémica y memoria histórica.
La justicia del campeón… en un torneo que rara vez es justo.
Cuando un torneo termina con el primer y segundo lugar de la tabla general disputando la final, algo poco común en la Liga MX, vale la pena decirlo sin rodeos: el sistema, por una vez, no traicionó al futbol. Toluca (37 puntos) y Tigres (36) llegaron como los equipos más sólidos del Apertura 2025, y el desenlace fue acorde al camino recorrido.
Toluca no solo dominó la fase regular; fue el equipo más equilibrado, el de la mejor defensiva y el que encontró en Joao Paulo Dias al campeón goleador. Tigres, por su parte, sostuvo su reputación de equipo incómodo, físico, mentalmente fuerte y con oficio para las noches grandes. Era, en papel, la final correcta. Y en la cancha, fue una batalla que se negó a morir en 90 minutos… y tampoco en 120.
El Volcán rugió primero, pero no sentenció.
La ida en la Sultana del Norte fue exactamente lo que Tigres sabe hacer mejor: partido cerrado, control emocional y ventaja mínima. El 1-0 parecía suficiente para viajar con calma al Nemesio Diez, pero el futbol +ese deporte cruel- jamás respeta los guiones cómodos.
Toluca entendió que la final no se ganaba con prisa, sino con convicción. En la vuelta, el estadio ardió, el ritmo se aceleró y el 2-1 de los Diablos igualó el global. No hubo especulación. Hubo tensión. Hubo errores. Hubo miedo. Y, sobre todo, hubo una sensación colectiva de que nadie merecía perder todavía.
Cuando ni el tiempo extra alcanza, aparece la historia.
Treinta minutos más no bastaron. Y entonces llegó ese territorio donde el futbol deja de ser táctico para convertirse en psicológico: los penales.
Lo que ocurrió después ya es parte del archivo histórico del balompié mexicano.
No bastaron cinco disparos por lado. Tampoco seis. Ni siquiera cuando ambos porteros se convirtieron en protagonistas, deteniendo tiros que parecían definitivos. Fue hasta la séptima ronda, el duodécimo cobro, cuando Toluca escribió su nombre con tinta indeleble. Nunca antes una final de Liga MX había requerido tantos penales para definir al campeón.
Ahí, en ese punto donde el cuerpo ya no responde y la mente gobierna, Toluca fue más fuerte. No más vistoso. No más brillante. Más fuerte.
Toluca, bicampeón: constancia por encima del ruido.
Con este título, Toluca se convierte en bicampeón de la Liga MX (Clausura y Apertura 2025) y alcanza su estrella número 12, igualando a Chivas y quedando solo detrás del América. No es un logro menor. En una liga acostumbrada a proyectos efímeros y discursos vacíos, Toluca apostó por continuidad, estructura y resultados.
No fue un campeón perfecto. Fue un campeón resistente. Y en el futbol moderno, eso vale oro.
El Apertura se va… y el Clausura ya acecha.
El telón baja, pero el calendario no perdona. El Clausura 2026 arranca el viernes 9 de enero, con Atlas y Puebla inaugurando el torneo en el Estadio Jalisco a las 21:00 horas. La maquinaria vuelve a encenderse rápido, casi sin tiempo para celebrar ni para corregir.
Y ahí aparece, una vez más, Necaxa.
Necaxa: entre el calendario y la eterna duda.
Los Rayos iniciarán el Clausura 2026 como visitantes ante Santos el sábado 10 de enero a las 19:00 horas, y abrirán al inmueble de la colonia Héroes en la Jornada 2 frente a Monterrey. Fechas, horarios y rivales ya están definidos. Lo que no está definido es la identidad del equipo.
Cada semestre se repite la misma narrativa: planes, promesas, discursos y “proyectos”. Pero el futbol no vive de palabras, vive de puntos.
La pregunta es tan incómoda como necesaria: ¿será otra temporada de mediocridad o, por fin, una de dignidad competitiva?
La afición ya no compra promesas. Exige hechos.
Colofón
El Apertura 2025 se despide con un campeón legítimo, una final memorable y una postal histórica desde los once pasos. Toluca resistió, Tigres compitió y la Liga MX, por una noche, recordó lo que significa emocionar desde el futbol y no desde el escándalo.
Ahora viene el olvido selectivo, las vacaciones, los fichajes inflados y los discursos reciclados. Pero el balón volverá a rodar pronto… y con él, la verdad.
Felices fiestas.
Si toman, NO manejen.
Nos reencontramos en 2026, donde el deporte no promete nada… pero siempre cobra factura.




