La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha tenido durante su vida alrededor de 600 reformas, esto por sí mismo no debería de preocuparnos, todos estamos consientes de que vivimos en mundo cambiante, desde los grandes pensadores hasta las personas comunes.
Heráclito, filósofo griego que vivió del año 550 al 480 de nuestra era, aseguraba que “lo único permanente es el cambio”, y para ilustrar esto decía: “nadie se baña dos veces en el mismo río”; Julio Numhauser, compositor chileno nacido en 1940 y conocido a través de la extraordinaria cantante Mercedes Sosa, expresa: Cambia lo superficial/ Cambia también lo profundo/ Cambia el modo de pensar/ Cambia todo en este mundo/; y no es necesario que lo digan los filósofos, que lo canten los trovadores o que lo declamen los poetas para que creamos que así es, la evidencia está en todas partes, por lo tanto…/ que la Constitución cambie no es extraño/; no es extraño, pero sí alarmante, cuando la naturaleza de los cambios afectan los intereses colectivos, sobre todo los más recientes, relacionados con la entrega de de las riquezas de nuestra Nación a manos de particulares nacionales y extranjeros (no me imagino a ningún Dios creador entregando títulos de propiedad o contratos de explotación de recursos naturales a unos cuantos de sus elegidos).
La Nación Mexicana no es el gobierno o el pueblo, la Nación Mexicana es mucho más que eso y se ha venido gestando a lo largo de los años con mucho esfuerzo, sacrificio y sangre, mucha sangre derramada. La Nación no está acotada por el tiempo, la Nación Mexicana son nuestros ancestros, somos nosotros y tendrán que ser nuestros descendientes; no tenemos ningún derecho a entregar a unos cuantos, y mucho menos a extranjeros, las riquezas de nuestro país, porque no nos pertenecen… son de la Nación.
Volviendo al asunto de las reformas constitucionales, no nos alarmarían si se hicieran obedeciendo a un proceso evolutivo de adaptación e incluso nos alegrarían si fueran de tipo progresista, o mejor aún que fueran de carácter socialdemócrata, donde se privilegien los intereses sociales por encima de los intereses particulares o de grupos.
Pero: ¿quién cambia la Constitución?, ¿no son acaso los representantes del pueblo, o sea el pueblo mismo a través de sus representantes?. Entonces ¿por qué los cambios que hace el pueblo resultan contrarios a sus propios intereses? Aquí hay una contradicción. Y a como vamos, es posible que al término del actual sexenio la Carta Magna será mero recuerdo; en los gobiernos próximos pasados ha sufrido 573 cambios, mismos que han quedado plasmados en 214 decretos; con Peña Nieto en un año la Constitución Mexicana ha sufrido 21 modificaciones, en el gobierno de Calderón fueron 110, en los gobiernos de Zedillo y De la Madrid 66…
Repito: a como vamos estaremos festejando el día 5 de febrero el aniversario de la promulgación de nuestra Constitución que ya no es Constitución…
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