- En la primera ocasión que los hermanos Martínez Velázquez deciden enviar juntos sus trabajos a un certamen, son seleccionados
- Más allá de las piezas finales, el espectador debe conocer la historia que hay detrás
De nueva cuenta, el recinto cultural más importante del estado de Aguascalientes, la Casa de la Cultura Víctor Sandoval, fue sede de la ceremonia de premiación del Encuentro Nacional de Arte Joven en su XXXIV edición, en compañía de autoridades estatales, municipales, federales y público en general.
En manos del gobernador Carlos Lozano de la Torre y la directora del Instituto Cultural, Dulce María Rivas Godoy, se les hizo la entrega del reconocimiento y la cantidad de 100 mil libres de impuestos a Yael Esteban Martínez Velázquez, Jesús Orlando Martínez Velázquez, Allan David Hernández Villavivencio y Eduardo Ortiz Jiménez.
Este encuentro es uno de los más importantes en el país que reconoce e impulsa el trabajo de la creatividad y el quehacer de la juventud mexicana en las disciplinas de las artes visuales; por primera ocasión el Centro de Artes San Agustín, Oaxaca, otorgó un premio más a través de Francisco Toledo al joven Pablo Querea por sus obras Autismos I, II y III, que consiste en una residencia de producción de 15 días.
Por su parte, Lozano de la Torre detalló que las artes y la cultura representan un medio de expresión y sensibilidad que muestran la realidad en forma de música, plástica, poesía y letras que configuran la identidad de los pueblos, “Aguascalientes se ha distinguido como un referente cultural de gran relevancia, como la cumbre del nacionalismo cultural mexicano con el legado de grandes genios”. De ahí la importancia de impulsar, reconocer y dar continuidad a la carrera de los jóvenes creadores de país, pues la cultura ha recuperado el valor de las políticas públicas como instrumentos de bienestar social, realce de valores y tradiciones mexicanas.
Entre un tumulto de personas, los jóvenes subieron al podio por sus reconocimientos para, posteriormente, dar el recorrido inaugural de la exposición de 50 obras, de las 460 recibidas en la convocatoria, dos de ellas originarias de mentes aguascalentenses. Para los cuatro ganadores, el tener contacto con otras personas para compartir un poco su trabajo, fue la razón por la cual decidieron participar ya que más allá del premio económico y reconocimiento, el contacto con otros creadores jóvenes es vital para mejorar su trabajo.
En el caso de Eduardo Ortiz Jiménez, reveló que tuvo muchos problemas en el envío por lo cual creyó que la llamada de los organizadores era para que recogiera su pieza más no por haber sido seleccionado, “fue todo un desastre porque la mandé con vidrio en vez de acrílico y además no le puse atrás la ficha técnica, ni leí las bases”.
Durante la selección, los jueces se extrañaron por la familiaridad que había entre dos de los ganadores; los hermanos Martínez Velázquez manifestaron a La Jornada Aguascalientes que siempre han estado interesados por convocatorias nacionales grandes, y como ésta es considerada como de las más importantes, por primera ocasión se pusieron de acuerdo para participar con sus respectivos trabajos.
Palo encebado de Jesús Orlando, tardó alrededor de dos meses para efectuarse ya que el joven indicó no hacer bocetos previos sino que directamente va al trazo en la pieza a realizar, “empecé a tallar una pieza de madera de 1.80 metros, fue un buen de trabajo pues luego pasé a la impresión porque es una xilografía”. Mientras que su hermano Yael Esteban efectuó una obra de fotografía que consiste en una serie seleccionada de otro proyecto ganador del FONCA, que empezó en septiembre hasta la fecha, “aún no está terminado pero hice una edición de lo que consideraba imágenes representativas del proyecto y lo mandé”.
Allan David Hernández Villavicencio aclaró que más que la pieza final y lo que se tarde en hacerla, importa más el proceso que se pasó. Dijo que en su óleo titulado Bilis negra se tardó seis meses construyendo el concepto; “en el arte contemporáneo no necesariamente son las piezas finales las que contienen todo”, en la mayoría de los jóvenes les interesa más el proceso de elaboración de sus piezas que el producto final, el punto de estos certámenes es que son las piezas las que se ven y el espectador no tiene la oportunidad de ver que hay detrás de ellas.
Foto: Gerardo González
