Una respiración profunda, se escucha con claridad, intensa, como la ejecución que adivinamos precisamente en esa respiración, justo antes del ataque. El Cuarteto de Cuerdas José White está en el escenario y esa respiración, característica en la música de cámara, es el antecedente inevitable de la música que está por iniciar. Creo que esa es una de las cosas que más me gustan de la música de cámara, la intimidad en la que todo es perfectamente perceptible, hasta la respiración de los cuatro intérpretes. Por eso me queda claro que no cualquier músico es apto para abordar estos repertorios camerísticos, aquí el instrumentista se expone, se exhibe y tanto sus aciertos como sus virtudes se escuchan con claridad, no se pueden esconder en el anonimato de los ochenta músicos o más que integran una Orquesta, esta, entre otras cosas, es una de las delicias de la música de cámara.
El Festival de Música de Cámara de Aguascalientes inició, hace ya diez años, precisamente con el Cuarteto de Cuerdas José White , ellos, junto con el maestro Rafael Machado, en aquel entonces concertino de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, fueron los impulsores, de este proyecto que ahora, con satisfacción, vemos consolidado, creo que es justo reconocer su trabajo, no solamente como grandes intérpretes, sino como auténticos pioneros del Festival, ellos siempre han fungido como Cuarteto en residencia del Festival, al menos del 2005 al 2011, no sé si se mantengan ahora en este mismo estatus, independientemente de eso, lamento que sólo los podamos ver cada verano, justamente en el marco del Festival de Música de Cámara, me gustaría que durante el año ofrecieran conciertos frecuentemente, su calidad habla por ellos mismos y creo que podrían crear escuela, alentar la formación de diversos grupos de cámara en Aguascalientes, pero darle continuidad durante todo el año, no sé si esté soñando disparates o hasta qué punto pueda esto aterrizarse en la realidad. Vamos, desde esta humilde trinchera pido más apoyo para el desarrollo de la música de cámara, en nuestra ciudad hay extraordinarios músicos, y alumnos, jóvenes entusiastas que están deseosos de apoyo, que necesitan un impulso, un empujón, para echar a andar sus sueños, contamos con la infraestructura cultural suficiente para generar un importante desarrollo en este ámbito. El Festival de Música de Cámara es un logro de incalculable valor, es una realidad y en lo personal me siento afortunado y satisfecho de que nuestra ciudad promueva este encuentro musical cada año, sin duda, uno de los más importantes del país, pero a mi entender, falta darle continuidad durante todo el año con jóvenes aspirantes de Aguascalientes que pretenden hacer una carrera en el competido e incomprendido mundo de la gran música de concierto.
El Cuarteto White ofreció un gran concierto, en la primera parte con el Cuarteto No.8, Op. 59 en Mi menor de Ludwig van Beethoven, uno de los compositores que supieron llevar el concepto de “cuarteto de cuerdas” hasta sus últimas consecuencias, sobre todo en sus últimos seis cuartetos, dicen los que saben que ahí el genio de Bonn alcanzó la cúspide de la composición musical.
En la segunda parte disfrutamos del Quinteto con Piano No.2, OP.81 en La mayor del compositor bohemio Antonin Dvorak con la participación del pianista Jorge Federico Osorio, uno de los grandes pianistas mexicanos y al que hemos tenido la oportunidad de escuchar ya varias veces con nuestra Orquesta Sinfónica, célebres son sus versiones que en esta ciudad ha hecho del Concierto Romántico para Piano de Manuel M. Ponce, o del Concierto No.2 para Piano y Orquesta de Johannes Brahms, claro, sin menospreciar ninguna otra de sus muy afortunadas ejecuciones de la literatura del piano concertante.
El Cuarteto de Beethoven está estructurado en cuatro movimientos; Allegro; Molto Adagio (Si tratta questo pezzo con molto sentimento), en este movimiento, por cierto, el Cuarteto White alcanzó la excelsitud, no nos queda más que agradecer el habernos ofrecido tan limpia, honesta y profunda interpretación, de todo el cuarteto, pero específicamente en este segundo movimiento. El tercero es un Allegretto, y termina con el Finale: Presto.
El quinteto de Dvorak también está divido en cuatro tiempos: Allegro ma non Tanto. Dumka: Andante con moto. Scherzo (Furiant): Molto Vivace y el cuarto movimiento es el FInale: Allegro. El ensamble logrado entre el Cuarteto White y el pianista Jorge Federico Osorio fue exquisito, no podía ser diferente si consideramos la calidad de todos los involucrados. El Cuarteto de Cuerdas José White ha regresado desde hace ya un tiempo a su formación original, con Silvia Santa María en el primer violín, Sandra Díaz Roqueta en el segundo violín, durante algunos años ella fue sustituida por la violinista Sandra Benítez, pero ha regresado para darle continuidad a la formación original del cuarteto, lo cual verdaderamente celebramos, la comunicación interna y el equilibrio que encontramos en estos cuatro músicos es evidente. Silvia Santa María es el primer violín, Sandra Diaz Roqueta, que por algún tiempo fue sustituida por Karla Benitez, es el segundo violín, Sergio Carrillo en la viola y Orlando Espinoza en el violoncello. Sólida formación camerística que en compañía del maestro Osorio, han hecho un verdadero banquete del Quinteto de Dvorak, claro, no es la primera vez que tocan en conjunto estos cinco grandes maestros de la música, y la comunicación que hay entre ellos fue evidente en el escenario.
El Festival de Música de Cámara continúa con conciertos cada noche a las 20:30 horas en el Teatro Víctor Sandoval, excepto el viernes que el Festival se traslada al Teatro Aguascalientes para el concierto del Leipziger Streichquartett, no sé qué tan óptimo pueda ser esto, considerando que se perdería la esencia de intimidad característica de la música de cámara, ya veremos.
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