Por: Sylvia Garfias
Para quienes se encuentran inmersos en el servicio público, en algún cargo de representación popular o quienes simplemente gustan de estar informados, es sabido, como refería la semana pasada, que la transformación del partido “Palacio” es una falacia más.
Ya me lo expresaba hace unos días un tricolor, con muchos años de militancia, de ésa que de verdad es de convicción, a pesar de reconocer que el trabajo de ese partido en sus distintos gobiernos ha quedado mucho a deber a la sociedad.
…“Con el PRI ya no hay nada que hacer, nos estamos cayendo a pedazos, nos estamos destrozando y no veo salida, el discurso de unidad sólo es mediático, la realidad es que no hay nada que hacer” –bajó la mirada y su rostro reflejaba impotencia y frustración. Al tiempo.
Ahora bien, sonará a cliché, pero la sabiduría popular dicta que nada dura para siempre y todo por servir se acaba. Mientras, en la cancha de enfrente, el albiazul -más allá de apasionamientos- ha representado la oportunidad para muchos, ¿oportunidad de qué? de crecer en lo profesional, en formación y gobiernos con mira ciudadana. De igual forma, justo es reconocer que no se ha podido evitar a oportunistas, es condición humana.
Una historia de oposición, ascenso, ciclos y experiencias, así como descalabros, acuerdos y desacuerdos; en fin, todos los factores propios que acumula el paso de los años, han propiciado condiciones de participación y convivencia entre la militancia y, desde luego, más aún en los liderazgos que están más que obligados a poner ejemplo de madurez y civilidad política.
El partido totalmente “Palacio” apuesta por la división interna del PAN, lamento decepcionarlos pero el agua que llevaron a su molino interfiriendo en asuntos que competían única y exclusivamente a los panistas, o aquellos tiempos en que por interés individual muchos se acercaron a participar en la dinámica blanquiazul -por cierto que esos mismos dijeron adiós inmediatamente tras el resultado del 2010-, es cosa del pasado.
Hoy las circunstancias son distintas, la mesa de los acuerdos es la que ha prevalecido en los últimos procesos internos y tengo la certeza absoluta que para los años venideros, esa misma dinámica continuará. De suceder lo contrario, la historia se repetiría.
Estoy cierta que la principal coincidencia entre todos los líderes y la militancia panista es y será, privilegiar los acuerdos y el bien colectivo sobre lo individual.




