Algunas plataformas en internet ofrecen un espacio de encuentro y acuerdo para quienes desean experimentar prácticas sexuales, la posibilidad de ser una estrella para quienes han identificado su capital erótico y una herramienta publicitaria para quienes ejercen el sexoservicio de forma independiente; aunque también pueden ser utilizadas para la trata de personas o el intercambio de material lascivo para paidófilos. Sin embargo, no significa que Internet y los medios sociales (Twitter, Facebook, por mencionar algunos) sean los culpables; si bien potencializan las mediaciones entre personas, al reducir tiempo, espacios, y ampliar los formatos de intercambio, al parecer, lo que preocupa, sorprende y aterroriza a las mentes más estrechas es reconocer estos fenómenos como existentes; la ignorancia es un placebo pero en cualquier momento la realidad nos alcanza y nos enfrenta a lo que hemos tratado de ocultar. Suelo escuchar a personas decir que las tecnologías de información y comunicación más recientes ponen en riesgo la existencia humana, pero estas herramientas no son activas por sí solas; es más fácil culpar a un objeto y creer que aquello que nos incomoda está lejos de nosotros.
Existen más de 10 grupos en Facebook señalados como de Aguascalientes para buscar relaciones sexuales, donde la mayoría de los usuarios emplean cuentas con identidades falsas; a pesar de que se podrían acordar estas interacciones corporales de frente a frente, el común denominador es el encontrar a alguien que desee tener sexo sin ser tan vulnerable a críticas. Un ejemplo sencillo, gracioso pero preocupante a la vez son mujeres que desean experimentar su sexualidad, pero ante la posibilidad de ser tachadas como promiscuas, prefieren estos espacios para buscar a alguien que por el miedo compartido guardará el anonimato; otros casos son personas que desean experimentar con su mismo sexo o gente transgénero, intercambio de parejas, sexo colectivo, por mencionar algunos. Sin embargo, esto no significa que el encuentro presencial se llegue a realizar, debido a tabúes, desconfianza al que está detrás del ordenador o simplemente flojera de que al encontrarse no se gusten y al final todo sea una pérdida de tiempo.
Ya sea como verdadero recurso para tener relaciones sexuales, por morbo o sólo por incomodar o molestar a los demás usuarios, este tipo de plataformas digitales emiten un claro mensaje, existen gustos y fantasías que desean vivirse pero de forma oculta para evitar ser un paria en una sociedad confesional; pero no significa que con Internet hayan despertado estos deseos carnales, pues antes y aún en nuestros días también existen bares, plazas, jardines y otras estrategias que son apropiadas por los propios individuos para satisfacer estas aspiraciones eróticas; la diferencia es que antes tendríamos que estar en el momento y lugar pertinente para reconocer que existían esos fenómenos, mientras que ahora pueden aparecer en la pantalla de nuestro ordenador o dispositivo por una búsqueda azarosa.
También, algunas personas involucradas en el sexoservicio han recurrido a los medios digitales para ampliar su capital, ya sea como scorts o sexoservidores, hombres y mujeres ofrecen sus habilidades de satisfacción carnal y exponen sus atributos corporales para capturar a un cliente o clienta. Aunque en Aguascalientes existe una “zona de tolerancia”, recordemos que sólo está destinada para hombres, por lo que estas plataformas permiten el acceso del mercado femenino a prácticas que han sido legitimadas sólo para los varones. Para quienes ejercen este oficio los ingresos pueden ir desde los 250 hasta los 2 mil 500 pesos por hora, y algunas consideraciones si la o el cliente también ofrecen un momento placentero que supere las expectativas; lo cual puede reducir las posibilidades de extorsión de proxenetas y luchas entre grupos, pero también representa una mayor vulnerabilidad durante el servicio, pues no existen intermediarios en caso de alguna emergencia, amenaza o violencia.
Sobre este tipo de riesgos, tampoco podemos negar la posibilidad de que redes de prostitución laboren a través de Internet, lo cual es lo importante: evitar el sexoservicio obligado, la esclavitud y la tortura. Por lo que negar o evitar analizar estos espacios digitales representaría una terrible omisión por parte de las instancias de seguridad pública, activistas y de la sociedad misma. Por ello, también se han generado iniciativas para regular y hackear cuentas y sitios digitales, lo cual, debido las prácticas de corrupción y abuso de instituciones, plantea más incertidumbres y amedrenta a la sociedad en lugar de representar un mecanismo de atención ante estas problemáticas. Una opción sería que estas acciones se realizaran a partir de la denuncia ciudadana, sin embargo, ¿cuántos estaríamos dispuestos a navegar por páginas de sexoservicio, pornografía e incluso foros de pedófilos para identificar alguna red de trata de personas, violaciones o pederastas activos?
Por otra parte, algunas personas han identificado su capital erótico y deciden exponer parte de su cuerpo y publicar insinuaciones sexuales; las cuales pueden ir desde lo explícito a lo implícito. Aunque esto significa una menor exposición y algunos usuarios hasta se presentan como son en el día a día, lo que nos dicen es que el cuerpo, ciertos cuerpos, son un recurso para ampliar las posibilidades de acceder a ciertas oportunidades, ya sea para conseguir sexo o simplemente alimentar el ego. Esto también ha sido razón de críticas por múltiples personas y sectores al plantear que el exponerse a manera de un bistec en carnicería simplemente reduce al usuario a una farsa por razones de autoestima baja, complejos o trastornos mentales, pero estas pasarelas corporales ya se realizaban en otros espacios. Por ejemplo, algunas personas usan trajes de baño holgados y amplios en la playa, mientras que otras los usan más cortos; algunas se remangaban los pantalones o las mangas; la diferencia es que ahora esos momentos perduran con registros gráficos o audiovisuales.
Por medio de estas tecnologías se han ampliados los espacios y recursos de interacción, lo cual representa una transformación en las dinámicas sociales y nuestras formas de interpretar al mundo; y como extensiones de los individuos implican problemáticas y fenómenos que ya se presentaban en la sociedad, la diferencia es el registro de huellas digitales que dejan estas prácticas. Debido a esto, es necesario que México avance hacia el gobierno digital pero antes deberá consolidarse un Estado que demuestre estar integrado por servidores públicos eficientes, humanistas, éticos y profesionales, pues de lo contrario esto simplemente significaría espionaje y vejación de libertades; lo cual implicaría el regreso a las sombras para algunos que gracias a Internet han logrado compartir penas, fantasías o miedos.
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