Hasta hace poco tiempo el tema de la terrible enfermedad del ébola era un asunto exclusivo de África y se le veía como un flagelo propio de ese continente y sus habitantes. Bastó que se infectaran dos o tres norteamericanos, un alemán, un francés y algunos europeos, para que esto se convirtiera en una amenaza mundial, y ya no como una epidemia de África Occidental y de la gente más pobre del mundo. De aquellos que al morir son sólo parte de una estadística. Tan es así que actualmente en lo que va del año han muerto 5,000 seres humanos que se veían como fantasmas en su propio país. Los laboratorios farmacéuticos jamás se preocuparon -y ocuparon- en estudiar y buscar una vacuna para tan terrible enfermedad, y menos en fármacos para curar a los infectados, pues aquellos que han muerto por este mal son muy pobres y no tiene poder adquisitivo para comprar esos medicamentos y sus gobiernos viven ajenos a las penurias de su población; inclusive recordemos que Liberia es un territorio, o país, que se maneja como una colonia de los Estados Unidos y a pesar de eso nunca hubo una preocupación por esta situación hasta que algunos misioneros fueron infectados, y ahora parece ser que no sólo se propaga por el contacto directo de un enfermo con otra persona pues de alguna manera las personas que han atendido a los infectados, a pesar de tomar medidas preventivas para evitar el contagio con protocolos extremos, fueron víctimas de esta infección.
La ONU ante esta situación ha comenzado a pedir a todos sus miembros que en un esfuerzo mundial aporten fondos para buscar reunir en primera instancia $1,000 millones de dólares para combatir este mal y poder financiar investigaciones para la búsqueda de sueros y vacunas que ayuden a detener esta epidemia, que amenaza a convertirse en un mal mundial. Lo triste del asunto es que no ha podido juntar la cantidad mencionada y países como Cuba ha enviado a 200 voluntarios del área de la salud; Estados Unidos a 40 miembros del ejército expertos en salud, y un barco anclado frente a las costas de Liberia para apoyar acciones (no es miedo); y así otros países con otros voluntarios. En dinero se han juntado aproximadamente $85 millones de dólares y la promesa de que en los próximos días se aportarán más recursos.
Pero veamos por qué el tema de la guerra con respecto a este flagelo. Observamos que los recursos están siendo escamoteados y en la cuestión de la guerra ahora contra el estado Islámico; por convocatoria de los Estados Unidos -Barack Obama-, varios países se han embarcado en esta guerra con aviones como Dinamarca; Francia con Francois Hollande. Monarquías como las de Arabia Saudita, Bahrein, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Jordania. Además de Australia y Bélgica. Recordemos que los Estados Unidos y aliados, primero armaron a estos grupos islamistas yihadistas contra Saddam Hussein en Irak, luego contra Muamar Gadafi en Libia, Assad en Siria y en general la “primavera árabe”. Por ese tiempo veían con simpatía al “Califa” Abu-Bakr al Baghdadi, que ahora se llama “Califa Ibrahim”.
Esta guerra, para que nos demos una idea de cuánto están gastando sin chistar estos países, se están usando en los bombardeos (ya se dieron cuenta que por tierra no la hacen, por eso mejor arman a los Kurdos) con Drones, misiles crucero que lanzan desde naves en el Golfo Pérsico y el Mar Rojo. Están usando por primera vez el avión de combate súper caza Locked Martín F-22 Raptor, que vale cada uno de ellos $360 millones de dólares. Dicen que es lo más moderno en ese tipo de avión. Pero lo mismo sus bombas matan a miembros del ejército Islamista, que de Al Qaeda, Al -Nusrat, que civiles, niños y mujeres. Cada bomba de este avión tiene un costo de $25,000 dólares. Se invierten $25,000 millones de dólares en entrenar al ejército Iraquí. $60,000 millones de dólares para la reconstrucción que se gastaron pero nunca se dio, o la volvieron a destruir. Dos billones de dólares para la guerra en lo general. Además Estados Unidos ha tenido pérdidas de 4,500 soldados muertos; 32,000 heridos y los miles que regresaron a su país con traumas o discapacidades. Todo esto en Irak. Murieron casi un millón de Iraquíes durante nueve años de destrucción y de tratar de tener una colonia más y que resultó fallida.
Como vemos cuando se trata de una guerra, o de hacerse de las riquezas naturales de otro país, como petróleo, minerales, gas, etc., sobran recursos. Son infinitos. Para ayudar a países pobres a detener una epidemia que los está diezmando, no hay quien apoye. Apenas se están preocupando ahora que ya está brincando a otros continentes y que en países con poder adquisitivo comienzan a abrir mercado a los laboratorios internacionales. No cabe duda, la condición humana, cuando es dominada por la ambición, tiene un comportamiento mezquino.




