El pasado martes 3 de febrero, el presidente de México Enrique Peña Nieto citó a los medios de comunicación para dar a conocer,,, según la misma presidencia, una importante lista de acciones ejecutivas que buscan tener definitivamente un marco de transparencia, anticorrupción, dando un nuevo impulso a la Secretaría de la Función Pública. Nombrando al titular Virgilio Andrade proveniente del priismo, a quien además le encomienda realizar una investigación donde determine si hubo o no conflicto de interés en el asunto de la casa blanca, propiedad de Angélica Rivera, actual esposa del mandatario. El escándalo no es de una sino de varias casas, todo eso plagado de irregularidades y falta de credibilidad. ¿Será que Virgilio Andrade va a señalar que sí hay conflicto de interés por parte de quien lo puso en el puesto del que hoy goza, será que el estado puede ser juez y parte y que eso nos asegura la transparencia y el mecanismo anticorrupción? Desde luego que no.
Pero ni este manojo de acciones ocurrentes de Enrique Peña Nieto lograrán cambiar lo que necesita el país, una verdadera lucha anticorrupción. Desafortunadamente, no sólo es la pudrición que recorre al PRI, como ya lo hemos señalado en esta columna de análisis político, es la pudrición del sistema de partidos fundados en México, al mismo tiempo que miramos el maquillaje urgente que el PRI intenta poner hacia dentro y fuera del país, volteamos a ver los otros partidos políticos y son iguales, actúan con la misma impunidad que tanto criticaron.
En la otra esquina, miramos contento al senador de la República perteneciente al PAN, Ernesto Cordero, disfrutando en vivo del Súper Tazón. El senador panista que ese día tenía sesión en el recinto de San Lázaro, sencillamente decidió no asistir, “total, no se iba a discutir nada importante”, y señala: “ y si me quieren descontar el día, que me lo descuenten de la dieta” además en tono airado dice a quienes lo criticamos: yo pagué mi boleto, mi vuelo, mi hotel y mis viáticos. Valdría la pena recordarle al senador Cordero ¿de dónde sale el dinero que él cobra como senador? Vaya cinismo del panista, un claro ejemplo de cómo la corrupción la tienen metida hasta los huesos políticos.
En la tercer esquina, miramos a Marcelo Ebrard, del PRD, preocupado por el golpe que le han dado los del PRI al señalarlo como responsable de los problemas y el daño económico que ha representado la línea 12 del Metro de la Ciudad de México, la llamada Línea Dorada. Él se defiende replicando que es una venganza política orquestada desde Los Pinos, pero en buena medida él quiso, como todos los virreyes de nuestro país, o sea como todos los gobernadores, salir por la puerta grande, aceleró al final de su administración la entrega de la mega obra L-12, pasó por alto todas las advertencias que le hicieron sobre las posibles fallas, los errores cometidos, los altos costos, pero parecía ahora más un capricho del mismo Marcelo Ebrard y las consecuencias ahí están, armando un circo tremendo. ¿Y cuál será el resultado de ese conflicto? Ninguno, realmente ninguno, una disputa más entre partidos políticos metiéndose el pie en plenas elecciones, no olvidemos que Ebrard anunció que quiere ser candidato a diputado federal, así que el PRI pone unas cuantas piedras en el camino. Insisto, al final el exjefe de gobierno de la Ciudad de México se irá a su diputación como todo el resto de los virreyes, en total impunidad, sin que nadie le haga pagar nada por el desastre de la L-12 como es costumbre en México, los gobernadores se van limpios después del desastre que hacen en sus estados.
Y así resulta interminable la lista de daños costosos para la sociedad que hacen los partidos políticos, sigue siendo el mismo clientelismo, el mismo tráfico de influencias, el nepotismo y a ese terrible escenario para México se suman las desperdigadas ideas del presidente que no sabe cómo salir de ningún lío. Ya no solo es la falta de credibilidad que tiene la presidencia y su gabinete en nuestro país, sino el cuestionamiento y las dudas sembradas como nunca en el exterior, ante los otros países, como recientemente pasó en Suiza, donde el gobierno mexicano sencillamente no tuvo respuestas para decir exactamente lo que hace con las y los desaparecidos, además de la presencia fuerte, silenciosa pero contundente de algunos de los padres de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Es simple, ya nadie le cree al gobierno mexicano, ni dentro ni fuera del país.
No importa lo que diga en Instituto Nacional Electoral, votar no es suficiente, eso no está cambiando al país que vive en emergencia. Nos recuerda la periodista Marcela Turati que sólo en Guerrero desde los hechos lamentables y bárbaros cometidos contra los estudiantes normalistas rurales de Ayotzinapa, se han encontrado más de 60 fosas clandestinas. También señala que para las familias de estos estudiantes ha sido una pesadilla desde septiembre del 2014 a la fecha, pero que en ese andar, en la búsqueda de desaparecidos y desaparecidas hay miles de historias y que Ayotzinapa ya pasaba desde antes y que no termina de pasar.
En México, 23 mil 600 desapariciones, tan sólo en el 2014 hubo más de cinco mil y a diario alrededor de 14 personas desaparecen forzadamente. Por eso no aplaudimos al presidente, ni a ningún partido político, por eso deseamos que el silencio se los trague hasta que salga a la luz la verdad.
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