Nuestro presente tiene la impronta del cambio. De ahí que sea imperativo que los servidores públicos comprendamos y atendamos puntualmente las demandas ciudadanas. Sabemos que Aguascalientes y México afrontan retos complejos en las diversas áreas del desarrollo. Es nuestro deber hacerles frente con visión social y uniendo capacidad, prudencia y audacia, como cualidades que equilibran la personalidad de los representantes públicos.
Un país diverso es sinónimo de complejidad. Pero no debe confundirse lo complejo con el desorden, con el caos. La comprensión y la respuesta a las problemáticas sociales y económicas deben ser igualmente complejas; fruto del consenso, la escucha activa, la negociación, la superación de obstáculos y la resolución de conflictos. Es decir, es vital que los representantes populares actúen con un sólido compromiso social y de forma responsable.
Como sabemos, en Aguascalientes el espejismo del cambio y la acción irresponsable de gobierno por doce años dejó en pausa el desarrollo con visión de largo plazo. Se detuvo el progreso ciudadano y el avance de nuestra economía. Se perdió el rumbo. Afortunadamente, desde 2010 se retomó la senda del desarrollo.
Por ello, de cara a las próximas elecciones, debemos preguntarnos cuáles aptitudes y cualidades necesitan tener las personas a quienes deleguemos la responsabilidad de representarnos en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Es muy importante facultar con nuestro voto a quienes cuenten con la capacidad y la experiencia para sumar sus aportes a la consolidación y transformación del Aguascalientes que anhelamos.
En el Legislativo federal necesitamos representantes comprometidos y convencidos, personas capaces de abanderar con suficiencia el proyecto de desarrollo estatal y nacional. Es prioritario que, además de honestos, sean auténticos gestores, porque así lo exige el pensar y el actuar que buscan cumplir al ciudadano. Aguascalientes precisa que sus diputados federales no ambicionen una curul por sí misma, sino que su ambición y vocación sea servir a la sociedad.
Nuestro estado demanda promotores eficaces en la asignación de mayores recursos para consolidar el desarrollo alcanzado; urge portavoces de un federalismo innovador y responsable; se necesitan representantes con conocimiento y capacidad política, que aporten nuevas ideas y buenas prácticas legislativas. Tenemos que continuar avanzando hacia un Estado social, eficiente, resolutivo y sustentable.
En ese sentido, es sumamente irresponsable, antiético y maniqueo pretender culpar de todos los males a un partido político. El PRI no acepta esa postura falsa y antidemocrática. En el caso específico de la corrupción, los aguascalentenses sabemos sobradamente que en nuestro estado, al poner en una balanza los procesos penales abiertos y la evidencia de la Auditoría Superior de la Federación, los servidores públicos emanados de otros partidos políticos son quienes aportan el mayor peso de la corrupción. Tenemos que ser claros, exgobernantes de afiliación panista tienen juicios abiertos. Se les acusa de cometer delitos graves: peculado, ejercicio indebido de servicio público, enriquecimiento inexplicable, tráfico de influencias, entre otros.
Demuestra incapacidad quien abandera visiones parciales y simplistas. La corrupción y el crimen son problemas sociales complejos. Se combaten con acciones eficaces que propaguen la ética pública y castiguen a los responsables. Es labor de colaboración y corresponsabilidad. Es trabajo de redes cooperativas de ciudadanos que instrumentan y ejecutan la participación social y el Estado abierto.
La tarea de consolidar los avances del estado y transformar al país, desde el Congreso de la Unión, exige una actitud proactiva y plena disposición a la construcción de consensos. La grave crisis de representatividad que golpea a las instituciones públicas -crisis que recorre el mundo y México no queda exento- debe enfrentarse con responsabilidad y apertura. Necesitamos que nos representen actores del cambio y gestores del fortalecimiento de la transformación social y el desarrollo económico que vive Aguascalientes.
Las mujeres y los hombres del PRI -Gregorio Goyo Zamarripa, María de los Ángeles China Aguilera y el doctor Ríos Alba, de mayoría relativa; Dennis Ibarra y Abner Ramos, de representación proporcional -quienes buscan ser nuestros diputados federales- se han caracterizado por favorecer el vínculo de esfuerzos. Saben muy bien que la decisión, la preparación y la suma de voluntades son piezas de la composición de los mejores resultados.
Justamente en un contexto de fortalecimiento y evolución es vital ampliar la vinculación de esfuerzos como mecanismo de cambio social. Se trata de contar con impulsores del principio de asociación comunitaria. Porque podemos lograr más si actuamos juntos.
En el PRI somos conscientes de que el mejor método de trabajo se integra por dos pilares: compromiso y capacidad. El reloj de Aguascalientes y de México marca la hora de las respuestas y la apertura social. Necesitamos gestores con experiencia, prudencia y audacia para consolidar y transformar responsablemente; para servir plenamente a las causas ciudadanas.
