La intensa transformación que ha vivido el mundo en las últimas décadas nos coloca frente a retos que exigen una actuación contundente y colectiva. Particularmente, desde el inicio de la crisis económica global de 2008, el desempeño de las economías nacionales ha disminuido considerablemente. En América Latina, además se corre el riesgo de ampliar la brecha de la desigualdad. Sobre todo si se improvisa y se actúa sin compromiso social.
Este complejo escenario económico ha puesto sobre la mesa una discusión relevante que nos arroja una serie de preguntas clave: ¿cómo superar esta crisis?, ¿qué debemos hacer para que nuestra democracia dé mayores resultados?, ¿cómo impulsar un desarrollo sostenido con nuevos equilibrios?, ¿cómo disminuir eficazmente la desigualdad?
Las respuestas a esas preguntas están en construcción. El grado de avance social y económico alcanzado por una comunidad, si bien no nos da una respuesta en sí, nos sugiere rutas por las cuales transitar. En ese sentido, la agenda de desarrollo local se presenta como un camino para la acción efectiva nacional y global.
El tema en Aguascalientes es servir a las causas ciudadanas. Conformamos una entidad que depende en gran medida de apoyos financieros de la Federación. Por lo tanto, para seguir progresando, nuestro estado requiere constantemente colaboración entre los poderes públicos de los tres órdenes de gobierno y nuestros representantes ante el Congreso de la Unión, con el fin de consolidar los avances alcanzados en los últimos años. Necesitamos que nuestros representantes tengan el compromiso y la capacidad de servir a las causas ciudadanas. No hay respuestas sencillas, pero los saltos al vacío no son la respuesta. Hay que consolidar y cambiar lo que haga falta cambiar, siempre con responsabilidad.
La agenda ciudadana exige ampliar los cauces de nuestra democracia haciendo efectivos los derechos sociales, políticos y culturales conquistados por las generaciones que nos precedieron. El escenario nacional nos ofrece riesgos, amenazas. Nos muestra mayor fragilidad donde no hay condiciones favorables para el desarrollo, donde la paz social se ve comprometida por la violencia y por la extrema pobreza.
La sociedad de Aguascalientes no debe bajar la guardia. Es nuestro deber conservar el clima de seguridad social, desarrollo económico, generación de empleos, para evitar que los ventarrones que soplan en otras latitudes no desvíen nuestro rumbo, sino al contrario, que sean aliciente para continuar sumando aportes a la transformación y al desarrollo del país. Actuando localmente, nos convertimos en punta de lanza de los cambios profundos.
Los habitantes de un estado que recuperó el rumbo sabemos muy bien que no hay viento favorable para quienes no saben a dónde ir. Sabemos que es difícil salir de las tormentas dando golpes bruscos de timón.
Nuestros próximos representantes en el Congreso de la Unión tendrán la responsabilidad de consolidar los avances económicos y sociales sin dar virajes hacia territorios inciertos. Necesitamos que nuestras diputadas y diputados sean constructores de una sólida plataforma de acción colectiva y colaborativa que sirve a las causas ciudadanas y resuelve los problemas sociales.
Las candidatas y los candidatos del PRI tienen el compromiso social y la capacidad de gestión para mejorar la educación, la salud, la seguridad ciudadana, el medioambiente, la economía; en síntesis, para continuar la transformación de Aguascalientes.
Es imperativo que nos representen personas con conocimiento y capacidad para construir confianza. Debemos reconocer que en esta materia tenemos una deuda histórica, ya que para el ciudadano común no es fácil confiar en las instituciones. Recuperar la confianza es un arduo camino que debemos construir marcando la diferencia ante las promesas de cambio incumplidas. Hay que construir confianza legislando para la participación y la transparencia, continuando las grandes transformaciones nacionales que se nutren de la acción local.
Cumplir los compromisos es vital para hacer sentir confianza y seguridad en los ciudadanos y transformar a nuestras instituciones. Para hacer que el Estado cumpla con su responsabilidad, también es de capital importancia impulsar la innovación en las políticas públicas y la adecuación de nuestro marco jurídico, para hacer más claras nuestras leyes y facilitar que se cumplan; para garantizar que los servidores públicos desempeñen sus obligaciones, y de no ser así, se les aplique efectivamente todo el peso de la ley.
Debemos elegir representantes responsables, promotores del mejor empleo de los recursos públicos. Es fundamental que desterremos a nivel nacional la irresponsabilidad en el gasto público. Nuestro patrimonio común nadie debe derrocharlo. Es vital que se continúe legislando a nivel nacional en esa materia, como ha venido haciendo el PRI en los últimos años.
Es fundamental continuar afianzando los lazos entre los ciudadanos que otorgan la representación y quienes tienen la tarea de conducir la voluntad ciudadana. La soberanía popular nos llama a fortalecer y edificar mejores prácticas para generar confianza y construir comunidad. Debemos actuar con total compromiso a las causas ciudadanas, para dejar en el pasado antiguas sospechas y fortalecer nuestra capacidad de combatir la desigualdad y procurar justicia.
