Estimado lector, sólo para retomar la idea de la editorial de la semana pasada, tanto el Banco Central Europeo, como la Reserva Federal Americana, siguen con su política inmovilista, es decir, no hacen nada por salir adelante de esta gran recesión; están difiriendo cada vez más las grandes decisiones, y esto puede llegar a ser muy costoso para toda la población. Y no sólo ellos, España está dando apenas reacciones de que necesita el rescate, pero el gobierno de Rajoy sigue estando muy impreciso en las decisiones a tomar y la población no quiere seguir pagando los platos rotos que los gobiernos paternalistas socialistas llevaron al estado actual de España. Esperemos que ya tengan la disponibilidad de tomar las decisiones necesarias para acortar el tiempo que se necesita para salir de esta recesión.
Pero ahora vayamos a otros temas importantes. El primero de ellos es la gran dependencia que tiene actualmente el mundo financiero en las máquinas. Y esa dependencia se puede traducir en un gran problema si las máquinas llegan a tener fallas o malas programaciones. El ejemplo más claro es lo que ocurrió el miércoles pasado en el NYSE de Nueva York, donde la autoridad tuvo que intervenir de manera contundente para evitar pérdidas a los inversionistas de forma importante. ¿De dónde salió todo? Ese día, el NYSE puso en marcha un nuevo programa, denominado Retail Liquidity Program, el cual busca que haya más transacciones individuales realizadas directamente en el NYSE, y no a través de grandes firmas de corretaje que automatizan las compras y ventas masivas de acciones y pueden llegar a modificar de forma importante en determinado momento al mercado accionario. Una de esas grandes firmas es Knight Capital Group, que por medio de sofisticados algoritmos financieros, ha aprovechado las posibilidades de ganancias por medio de arbitrajes u otro tipo de distorsiones del mercado. Con el nuevo programa del NYSE, el algoritmo de Knight “pensó” que se podían obtener ganancias impresionantes utilizando la venta y compra masiva de seis títulos accionarios, y puso en marcha sus compras y ventas escalonadas, lo que ocasionó que los algoritmos de otras compañías también se pusieran en marcha de forma tal que se empezaron a tomar las posturas de venta y compra de Knight como una racha alcista o toma de utilidades en su caso. En 45 minutos, Knight Capital perdió 450 millones de dólares, cantidad equivalente al 99 por ciento de su capital social. La compañía estaba al borde de la quiebra. Lo impactante es que esta compañía fue galardonada como la mejor empresa de “brókers” o agentes intermediarios financieros de Estados Unidos para el año pasado, y recibió además premios y menciones honoríficas por el desempeño y la creación de su algoritmo, que es bastante complejo. El NYSE salió a declarar ese mismo día que tendría que ajustar los precios de las cotizaciones de varias acciones porque habían salido de control. Knight Capital Group pasó de ser una empresa venerable a ser el apestado y leproso de Wall Street. La acción pasó de 10 dólares por cada una de ellas a la cantidad de 2 dólares en el lapso de dos días; una depreciación del 80 por ciento de su valor. Sus principales clientes como Ameritrade rompieron con ellos, y decidieron que ya no iban a mandar las transacciones de sus clientes con ellos. La compañía necesitaba ser rescatada urgentemente y el lunes se logró el acuerdo para que un grupo de inversores capitalizaran por 400 millones de dólares la compañía, entre los inversores se encuentran Blackstone y Getco, así como Ameritrade. De hecho, los empleados de Knight son ahora parte de Getco LLC y serán transferidos a operar en Chicago, la matriz de la compañía. Con esta capitalización, este grupo de inversionistas se hizo ya con el 75 por ciento de la compañía.
Esta misma dependencia a las máquinas y programas sofisticados ha hecho que lo que antes era una profesión venerable y respetable, la de banquero, se haya convertido en una profesión del montón, en donde la mayoría de los ejecutivos de cuenta sólo pueden acceder y negar o aprobar de acuerdo a lo que una máquina pida o arroje. Atrás quedaron los tiempos donde se podía acceder al crédito, no por una calificación que arrojaba un programa computacional, sino por el análisis concienzudo realizado por una persona. ¿Qué esto puede llevar a problemas y defraudación? Así es, pero para el ser humano que quiere ser corrupto no hay imposibles; si no lo creen pregúntenle a Pronósticos para la Asistencia Pública, un programa de sorteos “a prueba de fraudes”, y que nos acabamos de dar cuenta de que la realidad es que los posibles ganadores de los últimos sorteos, no son por el azar, sino totalmente dirigidos (de hecho, hay una leyenda negra que dice que los premios del Melate que llegan a cientos de millones son “otorgados” a personas cercanas a los secretarios federales que están por dejar sus puestos o que van a ciertas posiciones políticas electorales, y recuerden que es una leyenda negra).
Es bueno depender en la facilidad y prontitud que las máquinas nos han permitido tener. Ahora se puede ser más productivo que antes y se puede hacer más cosas que en el pasado. Pero no podemos dejar que “piensen” por nosotros, ni tampoco podemos permitir que las decisiones se basen en computadoras. Quizá es lo que esperan los de la Fed y el BCE, que una máquina les permita tomar sus decisiones, porque es lo más sencillo, después se podrá echar la culpa a un algoritmo, como Knight Capital Group lo está haciendo actualmente.
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