Después de darse a conocer la calificación de la elección presidencial, y por ende, declarar presidente electo a Enrique Peña Nieto, se han dado todo tipo de manifestaciones de parte de las diversas fuerzas políticas del país, que van desde las discretas muestras de alegría del priísmo; pasando por la reacción de Andrés Manuel López Obrador quien se manifestó reacio a reconocer el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), aduciendo que “no voy a reconocer un poder ilegítimo surgido de violaciones graves a las leyes”; hasta la actitud siempre acomodaticia de los panistas, que se manifestaron en contra de secundar el llamado de AMLO a la desobediencia civil, y que por medio de su vocero Juan Molinar Horcasitas (sigue la impunidad), dijo que “durante los últimos seis años el tabasqueño ha vivido repitiendo la mentira del fraude de 2006; no tenemos por qué acompañarlo en ese tema”.
Con lo cual se configuró el esquema que ya se tenía contemplado, y que hace ver que por muchas situaciones el sistema de partidos en México, es fácilmente predecible, ya que ésta parece ser la repetición de lo sucedido hace seis años exactamente. Ahora todo parece indicar que veremos una repetición (a lo de hace seis años) de los días próximos a la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, con un López Obrador que ha citado a su seguidores para el domingo 9 de septiembre en el Zócalo de la ciudad de México, para afinar la estrategia a seguir; con los panistas tratando de venderse al más alto precio, so pretexto de acompañar la toma de protesta del priísta; y con los operadores priístas haciendo todo lo posible porque Peña Nieto no tenga que reproducir las tristes y vergonzosas escenas que escenificó Calderón Hinojosa en su toma de protesta como Presidente de la República, entrando por la puerta de atrás, la misma por la que habrá de salir de Palacio Nacional y de Los Pinos.
Aquí creo que sí se hará diferencia, cuando uno voltea a ver a los operadores políticos del priísmo, encuentra una serie de cuadros políticos con mucho oficio, sino solamente bastaría con revisar una fotografía que público La Jornada, en su edición del día de ayer, en la página tres, en la cual se aprecia a Emilio Gamboa Patrón, Manlio Fabio Beltrones Rivera, Pedro Joaquín Coldwell, Miguel Osorio Chong, Luis Videragay, para entender que las cosas se pueden dar de otra forma para la toma de protesta del hoy Presidente electo; sobre todo si recordamos el círculo cercano de Calderón que le ayudó(¿?) en esos días previos a su fugaz toma de protesta, entre los que se contaba a Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño(+), César Nava, Germán Martínez Cázares, y podremos entender fácilmente por qué no se alcanzaron los acuerdos para realizar una toma de protesta adecuada y normal.
Nadie puede decir que no sabía que al conocerse el fallo del TRIFE, habría este tipo de reacciones, el problema radica en que tampoco nadie puede saber hasta dónde se llevará esta desobediencia civil de parte de AMLO y seguidores. Lo que sí sabemos y deseamos todos es que no tengamos que lamentar un incidente mayor, que nos pondría en una situación sumamente delicada, porque partiríamos de muy atrás para lograr que la situación se serene, y los operadores políticos de todas las fuerzas puedan hacer su trabajo, que es el de alcanzar los acuerdos para que el país tome ya una dirección real, después de 12 años de dar bandazos son ton ni son.
El Presidente electo y su partido tendrán que hacer todos los llamados necesarios hacia las demás fuerzas políticas, para que se evite la confrontación política, y se inicie una nueva etapa, que permita que México, empiece a salir de la pesadilla calderonesca de la violencia que ha costado miles y miles de vidas en los últimos seis años, que nadie empiece a poner slogans (segunda transición), sino que se pongan a mostrar por qué se dicen políticos, el único interés que debe prevalecer en sus mentes es el de sacar adelante a este agraviado país, que parece ya no resistir más, y que a pesar de todo amanece cada día esperando encontrar el camino, que en muchos sentidos su clase política le ha negado.
Desde luego que no es fácil tratar de conciliar intereses, si permitimos que imperen ópticas maniqueistas, todos vamos a empezar a descalificarnos y de nueva cuenta regresaremos a la espiral que no ha llevado a los perfectos círculos viciosos, de los cuales parecemos no poder salir. Pero si prevalece el espíritu de construcción sobre la idea sencilla de la destrucción lo podremos lograr.
Lo que más me preocupa es que una vez más la clase política de este país se vea superada por el reto, a pesar de que en reiteradas ocasiones en este espacio la he exhibido en sus carencias, en sus debilidades, en su ausencia de sensibilidad; nada me gustaría más, que tengan la oportunidad de reivindicarse ante una ciudadanía que los agrede y que los considera dignos de estar en el último lugar de su confianza, si lo hacen estarán iniciando el camino de la reconciliación nacional, que hace mucho que está postergada.
george_izq@hotmail.com




