12 C
Mexico City
viernes, diciembre 5, 2025

Primeras viñetas sobre la elección de Trump / Memoria de espejos rotos

Te podría interesar

De pronto, un ruido, un motivo de celebración.

Vienen de frente gigantes de azul

con las bocas llenas de su democracia.

Pero el miedo ha dejado de ser la actitud,

suena en cada cabeza un hermoso runrún:

“Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”

Runrún – Nacho Vegas.

A menos de que algo fatal suceda, Donald Trump será el presidente número 45 de los EEUU. Pareciera una tautología, como si ese triunfo no fuera -de suyo- algo fatídico. Sin embargo, es menester comenzar un análisis, incompleto e inicial, de la situación; a fin de explorar algunos hilos del fenómeno, antes de dejarse arrasar por el desánimo. Para ello, van las siguientes viñetas preliminares sobre lo visto y vivido durante el proceso electoral de los Estados Unidos de Norte América:

  • Contexto del electorado. El discurso de Trump permeó porque era vulgar, porque atendía a las necesidades de un vulgo desatendido por la administración de Obama, deseoso de controles económicos subsidiarios, con el espejismo de estar amenazado por la diversidad cultural y racial, asustados por los retos de la globalización. Este vulgo es el nervio central de ese país: la clase rural, blanca, conservadora, que vio en Trump un espejo: misógino, xenófobo, racista, atrasado en la moral protestante, movido por los factores económicos y la abstracción del “Sueño Americano”. Este discurso desató a un monstruo vivo, y los norteamericanos lo dejaron crecer, alimentándolo con desánimo, escepticismo, resentimiento social, y una trivialización de las campañas, rebajadas a episodios de un reality show. Por otro lado, Hillary Clinton no pudo desprenderse el estigma de ser cómplice del establishment; aunado a eso, las acusaciones de corrupción, el escándalo por los correos electrónicos, sus posturas bélicas en la política internacional, el no haber podido enganchar a los seguidores de Bernie Sanders, fueron factores que le restaron el apoyo de los demócratas, y le impidieron captar votantes indecisos. Además, los otros candidatos de dos partidos: Gary Johnson, del Libertario, con casi 4 millones de votos; y Jill Stein, del Verde, con más de un millón de votos, capitalizaron el hartazgo popular ante los dos candidatos punteros, y le impidieron a Clinton ganar estados bisagra que tuvieron resultados muy cerrados a favor de Trump.
  • Posturas de Clinton y Trump tras el resultado electoral. Luego de darse a conocer el resultado, ambos candidatos dieron muestra de una contenida civilidad: Trump, en la madrugada de ayer, se mostró conciliador y abierto a gobernar “para todos los ciudadanos”, reconoció el esfuerzo de Hillary, e incluso pidió a sus detractores sumarse a la orientación de su proyecto; no mencionó los puntos polémicos de sus propuestas de campaña, y agradeció el apoyo a su candidatura. Por su parte, Clinton -quien ya anticipaba su derrota en un célebre y tempranero tuit con el que, con un dejo de cansancio y melancolía, agradeció a su equipo de campaña- le reconoció el triunfo a su oponente mediante una llamada telefónica, y salió a la mañana siguiente a decir que su esfuerzo no era el de una sola persona, ni el de una sola elección, y pidió a sus seguidores darle la oportunidad a Trump de ser el líder de la nación. Como fuera, y quizá por guardar las formas, ambos candidatos tuvieron el decoro de dejar los aspavientos para lo privado.
  • Voto popular, voto colegiado, encuestas y gobernabilidad. Las encuestas sobre las tendencias en las preferencias de voto han demostrado su propia devaluación. Las encuestas son un instrumento de medición sobre el ente vivo de la voluntad popular; sin embargo, se les ha dado el cariz de oráculos, sus metodologías no siempre han sido las acertadas y los costos estratégicos han sido siempre altos. A pesar de ello se les sigue concediendo la credibilidad del augur, con todo y que sus márgenes de error son cada vez más amplios e inadmisibles; por ejemplo, a Hillary le concedían un holgadísimo triunfo por decenas de puntos, hasta que la realidad se impuso. Sobre las encuestas, hay un hecho particular que los estudios no supieron medir: el de los simpatizantes ocultos. Tengo una hipótesis para esto: a una muy grande franja poblacional no le gustaba expresar en público que en lo íntimo empatizaba muy bien con el discurso políticamente incorrecto de Trump; pero estos Trumpistas de clóset gritaron en las urnas lo que ocultaron en las encuestas, descolocando así a los estudios de opinión. Esto es alarmante, porque revela cómo puede cundir secretamente el discurso de odio y exclusión, y esto aplica para cualquier sociedad. Aquí cabe observar un aspecto específico: no obstante que en el voto popular Hillary Clinton sumó cerca de 0.2% más votos que Trump; por el diseño del sistema electoral, el Colegio se decantó por el republicano. No es cosa menor, igual pasó cuando se enfrentaron George Bush y Al Gore, en una elección que le dio el triunfo al texano, a pesar de que los números populares habían favorecido al demócrata. Y decimos que no es cosa menor, porque esto habla de lo polarizada que está la sociedad que va a gobernar Trump, igual que le tocó a Bush, con una crisis de legitimidad y sin apoyo de base social. Esto no solemos recordarlo porque aquella crisis fue opacada con el desplome de las Torres Gemelas en 2001. Trump se enfrenta a una sociedad polarizada a la que le sobrevienen conflictos de gobernabilidad. Ojalá no se necesite otra catástrofe para legitimarse ante esa mitad de la población que no lo quiere.
  • El resultado del legislativo y sus consecuencias para la división de poderes. Los republicanos están de plácemes. No solo se llevan el ejecutivo, también la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes. Aquí hay una coyuntura importante, ya que el senado nombra a los cargos vitalicios de la Suprema Corte de Justicia, por lo que existe una verdadera amenaza a la división de poderes. Con un congreso a modo y magistrados más o menos afines, y la posibilidad de que el ejecutivo influya en muchas políticas, iniciativas de ley, controversias constitucionales, etc., podríamos ver cómo opera el canto de las sirenas del poder omnímodo, algo terrible con lo que una personalidad histriónica, narcisista, egocéntrica, y prepotente como la de Trump, bien podría dejarse seducir ante el encanto del totalitarismo, de los “poderes especiales” de veto y de decreto, y con el ejercicio más abyecto de la autocracia mesiánica, en un pueblo rendido ante los aplausos a un payaso.
  • El reto de las relaciones internacionales. El mundo le teme a Trump. La oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos advierte que seguirá muy de cerca los mandatos de Trump, y que reclamará cualquier violación a los derechos humanos por parte del nuevo gobierno, tanto en su propio país, como en el resto del mundo en donde EEUU tiene injerencia, es decir, en tres cuartas partes del orbe. Los focos rojos son clave: migración internacional, la relación con el resto del continente americano, la pugna con los musulmanes (sean extremistas o no), las sugerencias a calentar la relación con China (y con Rusia, por extensión), la cuestión norcoreana, etcétera. Por otro lado, la relación bilateral México-EEUU es -cuando menos- desalentadora, por mucho que el gobierno de EPN, en una genuflexión muy anticipada, le haya perdonado a Trump las humillaciones e insultos públicos a México y a los mexicanos, dándole incluso trato de Jefe de Estado. En esa relación bilateral, estamos en varias desventajas, principalmente la económica, y luego todas las demás. México y el mundo le temen a Trump, y ese miedo se ha dejado sentir en la desconfianza bursátil y en la mala especulación financiera, haciendo temblar las bolsas de varios mercados, apenas con el anuncio del triunfo. Es, claro, una ruidosa señal de alarma, de un mundo que se desmorona y está por cambiar, y probablemente no sea a mejor.

No termino estas viñetas iniciales e inacabadas. El tema está vivo. Lo que es un hecho, es que en las democracias, la personalidad de los dirigentes electos es un inefable reflejo de sus electores. Veámonos en ese espejo.

alan.santacruz@gmail.com

Twitter: @_alan_santacruz

Facebook: /alan.santacruz.9

RELACIONADOS

Enrique Eduardo Palos — “El guardián fiel de la portería felina”

Trayectoria desde Aguascalientes hasta la élite Enrique Palos nació el 31 de mayo de 1986 en Aguascalientes, Aguascalientes. Como guardameta, desarrolló gran parte de su carrera...

José Manuel Abundis — “La Máquina” que marcó una época en Toluca

Carrera como jugador: goles, títulos y gloria José Manuel Abundis Sandoval nació el 11 de junio de 1973 en Guadalajara, Jalisco. Fue un delantero incisivo, conocido por...

Aldo de Nigris — El ‘9’ regiomontano que dejó huella en Rayados y el fútbol mexicano

Orígenes y primeros pasos Aldo de Nigris — cuyo nombre completo es Jesús Aldo de Nigris Guajardo — nació el 22 de julio de 1983 en...

Santiago San Román: El arquitecto que llevó a Toluca a la gloria

En el vertiginoso mundo del fútbol mexicano, Santiago San Román emerge como una figura transformadora. Nacido el 21 de septiembre de 1991 en la Ciudad de México, este ex centrocampista no...

Pepe del Bosque: El analista que revolucionó el periodismo deportivo

En un mundo donde el periodismo deportivo a menudo se reduce a gritos y escándalos, Pepe del Bosque emerge como una voz fresca y profunda. Nacido en la...

“Tenemos que generar otra idea de mundo, ese es el trabajo del feminismo hoy”: La huella de Rita Segato en la FIL Guadalajara

Mientras Rita Segato se preparaba para una rueda de prensa en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), esperaba un encuentro más cercano, sin saber que...
- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Recientes en LJA.MX

Enrique Eduardo Palos — “El guardián fiel de la portería felina”

Trayectoria desde Aguascalientes hasta la élite Enrique Palos nació el 31 de mayo de 1986 en Aguascalientes, Aguascalientes. Como guardameta, desarrolló...
- Advertisement -spot_img

MÁS INFORMACIÓN EN LJA.MX

- Advertisement -spot_img