Francisco Javier Chávez Santillán
Feliz 8 Aniversario
La Jornada Aguascalientes
Propuse, en la entrega anterior, hacer recurso al método científico para dilucidar causas y efectos que expliquen con objetividad, verosimilitud y plausibilidad los fenómenos y comportamientos que subyacen a los estados alterados tanto de conciencia política como de sus prácticas y comportamientos en la escena política real de la sociedad contemporánea. Pareciera que hemos ingresado a una fase de globalización de la dinámica política, que cubre bases sociales harto diferentes, como es el caso de la sociedad norteamericana y la mexicana. Esta dinámica se caracteriza por impulsar la polarización de la sociedad hasta el punto de partirla en dos mitades casi simétricas; lo que habla de una sociedad dividida, dicotomizada y tensionada en dos polos casi irreductibles.
Hipótesis interpretativa que toma carne y huesos en el actual proceso postelectoral norteamericano, que se instala en la jornada electoral del pasado 8 de noviembre; y hace lo propio en México, en la situación de recambio de fuerzas políticas que ocurre tanto en el proceso electoral de las elecciones federales intermedias como en las locales del pasado 5 de junio, del presente año. Fenómenos que para tener una explicación plausible, no basta con la opinión docta o rupestre, sino hace exigible el recurso al análisis científico -entiéndase preeminentemente- de las ciencias liberales como el Derecho, la Política, la Economía, la Sociología, la Administración, y concurrentes de la Conducta tanto social como personal, de manera principal aunque no exhaustiva.
Con este propósito, de inducir un análisis más confiable y riguroso, propuse el recurso a instrumentos como el del análisis del campo de fuerzas -aplicado a la dinámica política- para evaluar los posicionamientos y dinámica de las acciones; y para el tema del liderazgo, el funcionamiento del sistema de estilos de influencia positiva con sus muy diversas modalizaciones en el juego de fuerzas de empuje, atracción o evasión. Ensayo de ilustrar en acto ambos instrumentos o recursos de análisis, en su función de arrojar luz sobre fenómenos socio-políticos que de otra suerte permanecerían opacos, oscuros, incognoscibles. Veamos cómo opera el análisis del campo de fuerzas.
Me refiero al caso de las elecciones, tanto intermedias federales como las locales del pasado 5 de junio en México. He dicho que ese primer encontronazo de bombardeo electoral se pareció más a una batalla naval, de buques a vela, cuyos mástiles principales, fueran ferozmente atacados con la primera andanada, simultánea y de todos contra todos, de manera que el primer saldo obtenido fuera la anulación de la fuerza propulsora principal de todos los barcos contendientes. Bajo la lectura del campo de fuerzas, notamos que la táctica de los contendientes consistió en atacar simultáneamente y de manera inmisericorde las fuerzas impulsoras contendientes en un irracional “todos contra todos”, es decir soltar una primera andana masiva, aplastante, irrefrenable de fuerzas restringentes, al punto de anularse mutuamente. ¿El efecto? Dejar a todos varados, inmóviles, sin alternativa a un movimiento táctico efectivo. Batalla que se efectuó así mediante la implacable campaña “del aire” –concedamos que es la causa eficiente-, que arrojó centenas de miles de “spots” que pretendieron enlodar y satanizar a su enemigo; en donde la escena política se convirtió en un pantano de arenas movedizas. Tan esto fue así, que uno de los candidatos contendientes hizo lo que llamo yo “un pedimento singular”, cesar por un tiempo el “spoteo”, para poder entrar en un diálogo civilizado con la ciudadanía y poder explicarle la fuerza impulsora de sus propuestas de políticas públicas específicas y precisas. Lo cual no ocurrió así.
El resultado general consistió en dejar a todos a la deriva, con mucho parque todavía por disparar, pero sin posibilidad de maniobra, más que flotar sin control ni estrategia, dejando a sus tripulaciones paradas a la borda y mandando insultantes improperios a los de banderas contrarias, al ritmo del vaivén de las olas y de la fuerza del temporal. Quedó al azar quién choca contra quién y qué casco resiste más para permanecer en su línea de flotación. (Así lo dije: Lja. Opinión. ¡Alto! Un pedimento singular! Sábado, 2 de mayo, 2015.; más, nota mía: Ibídem, Para leer las elecciones. Sábado 30 de Enero, 2016).
En el caso de la sociedad norteamericana, el debate político de campaña adquirió tonalidades y colores muy semejantes al nuestro, pero aún más agresivo y más mordiente sobre todo en los tres debates públicos concertados entre Donald Trump y Hillary Clinton. Al punto que, al día de hoy, el Presidente Electo escenifica un tour de force de frontera a frontera, para demostrar quién es quién ante la opinión pública nacional. Con lo que intenta someter a los despreciativamente llamados mainstream media que, de lograrlo, el Presidente Electo obtendría un resonante triunfo de su tesis, respecto de que está confrontando no tan solo una postura opositora -que atribuye a sus respectivos tycoons/magnates/ referidos significativamente al New York Times, en la persona de Carlos Slim-, sino incluso demostrar que existió una elección “rigged”/”arreglada-preestablecida/ por dichos medios, quienes estarían alineados a su vez a un “rigged system”/ refiriéndose al sistema político dominante, personificado en el establishment/ con sede en Washington. Permítaseme un paréntesis, para señalar curiosamente que el adjetivo “rigged” proviene originalmente de los buques de vela incluso de gran calado, y cuyo velamen está perfectamente preparado/arreglado para entrar en acción-. Digamos que se exhibe como un inmaculado private-ciudadano, incuestionable, que permanece impoluto ante la crooked comunidad política de Washington, a la que no duda en calificar como el pantano/the swamp de la corrupción, mismo que “él va a drenar”; desde luego, anulando su fuerza motriz principal, la corrupción, que merece su feroz ataque.
El efecto fundamental de esta actitud es que deja a la incertidumbre cuánto durará este desdén intencional del neopresidente, que puede entenderse sólo como un desplante para arrodillar a los medios que le fueron adversos en su campaña, hasta doblegarlos a su mandato irrefrenable, y hacerlos sujetos a las nuevas reglas de su voluntad comunicativa. Lo que está significando, sin decirlo, que induce una revolución en acto del sistema político nacional y simultáneamente con ello enderezaría también a los crooked media/torcidos medios de comunicación en el ámbito nacional.
Queda visto que en la presente transición política de Aguascalientes, entre la fuerza impulsora triunfante y la fuerza restringente perdidosa hubo una diferencia de votos verdaderamente marginal, lo que puede interpretarse como el escenario político de una sociedad dividida, enconada, dicotomizada en dos polos, intensamente tensionados, que no dejan dudas de su polarización estructural; es decir, de segmentos de población que permanecen en posiciones irreconciliables, al menos hasta el momento presente. Lo que sí es digno de notar es el silencio ominoso que guarda la oposición política derrotada, de la que al momento desconocemos su ética-política militante que habrá de mostrar a lo largo del periodo constitucional de gobierno que ahora comienza. De lo que ya vimos constatación es de la fragmentación generacional –jóvenes y adultos con mayor educación e ingreso- versus jóvenes y adultos con menor educación y deciles de ingreso más pobres-, que se suma al peso conservador de amplios sectores de la sociedad que inclinaron la balanza al proyecto político de la derecha; y dejan en pausa participativa al conjunto de las izquierdas, y que conste que esta nomenclatura es cada vez más opaca y disfuncional a la hora inducir un análisis de fuerzas impulsoras y restringentes.
Al final de día, hay que plantearnos en serio la pregunta: ¿Para qué me sirve la Política? ¿Para obtener el poder por el poder? ¿Para implantar a toda costa un proyecto clasista que beneficia sólo a los que son afines, en ideología, en usos y prácticas políticas, y hay que decirlo en el feliz reparto del botín político? En donde, lo que hay que observar y contender activamente como ciudadanía consciente y madura es no aceptar -ser fuerza restringente principal- como un hecho dado, el llamado por el análisis socio-político “spoils system”/reparto del botín de guerra. Lo que no hace sino ahondar la polarización de la sociedad, ya sea local o internacional.
