Los premios literarios son cada vez más jugosos. El año pasado, durante la FIL de Guadalajara, Grupo Planeta y Sanborns lanzaron la convocatoria del primer Premio Letras Nuevas de Novela. Los escritores, bajo su nombre o bajo seudónimo, deben enviar una novela inédita de 200 cuartillas. Yo que ellos me apuraba: la convocatoria cierra en junio y el que gane recibirá un millón de pesos. La cantidad anima a cualquiera a convertirse, de la noche a la mañana, en novelista. Carlos Slim, el principal impulsor de esta propuesta, como podemos ver, no haya en qué gastarse el dinero o en qué invertirlo. A Slim le sobra el dinero, así que puede hacer lo que quiera.
Otro Carlos, el gobernador de Aguascalientes, anunció, en la pasada entrega del Premio de Poesía Aguascalientes, celebrada el 7 de mayo, que el poeta ganador del próximo año se llevará a su bolsillo medio millón de pesos. Es decir: duplicó el monto. El H. presidium lo aplaudió. El público lo ovacionó. Hooray!
Después del acto antipoético de un premio de poesía, los invitados se fueron a la celebración. Y ahí, nuevamente, se proyectó la imagen cultural del estado de Aguascalientes: opulencia total. ¿Estarán administrando la abundancia?, ¿Tan bien andamos?, ¿De verdad?
A ver, si sumamos la nueva cantidad del premio de poesía más el elegante evento, nos da como resultado una fantasía. Me explico: ambas cuestiones nos dicen que todo marcha viento en popa en el barco de la cultura en Aguascalientes.
Quien tenga, medianamente, conocimiento de la situación cultural de nuestro estado podrá afirmar, sin titubeos, que estamos jodidos. Así que el Titanic que pretenden crear es falso. No es un barco lujoso. A lo más: una balsa.
¿Qué ahí están los eventos culturales en la Feria Nacional de San Marcos? Sí, hay muchos. La mayoría: populacheros. Y la gente que ha trabajado en alguna disciplina artística y que se haya presentado, hasta ahora, en la feria, seguramente no ha recibido una buena recompensa. Eso en el mejor de los casos. Como se dice coloquialmente “No nos hagamos”, bien sabemos que el pago por los servicios artísticos es ridículo o inexistente. Así que, ¿Por qué tanto despilfarro?
Vuelvo estrictamente al premio. Como sabemos, se ha entregado, durante años, la nada despreciable suma de 250,000 pesos al ganador. ¿Qué pasa si los otros 250,000 se entregaran, en 2013, no sé, se me ocurre, al Centro de Investigación y de Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA)?
Pasa lo siguiente: mientras que los empleados del centro no tienen, a veces, ni siquiera una computadora para trabajar, resulta que las autoridades anuncian que van a inyectar más dinero a un premio que ya cuenta con prestigio y proyección. ¿No sería mejor ayudar a construir algo interesante en el CIELA con ese dinero?
Los poetas -y los que aún no lo son- que sólo vean la convocatoria seguramente irán corriendo a sufrir un rato y después escribir. La gente interesada en el arte tal vez piense que el Gobierno de Aguascalientes es generoso y que en materia de cultura arrojan la casa por la ventana. Es más, demos el beneficio de la duda al gobernador: supongamos que Lozano confía en las autoridades encargadas de la cultura en Aguascalientes, y en sus sesudos análisis de necesidades culturales del Estado, y ésa es la razón por la cual duplica el monto.
Pero, insisto, cualquiera que esté informado sabe que no hay tal análisis. Por eso las casas de la cultura de los municipios no tienen ni un peso, por eso el CIELA no prospera, por eso la comunidad artística está harta, por eso los estudiantes de la Universidad de las Artes se quejan a cada rato. Así que no nos dejemos engañar. Algo pasa en el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA).
El Dr. Martín Andrade debería estar informado de lo que ocurre en su dirección. Eso o el gobernador debería conseguirse mejores asesores, u otro director. Una cosa es querer mucho al arte y otra saber gestionar la cultura. Y es que si lo que va de la administración de Andrade fuera exitoso, entonces nadie se quejaría y todos verían con buenos ojos la nueva cifra del premio. Y cuando digo “nadie” y “todos” me refiero a Aguascalientes. Estoy consciente de que este problema, al exterior del estado, ni siquiera se va a cuestionar: los escritores y los intelectuales verán más dinero y vendrán más Hip-Hip, Hooray!
Ahora bien, quisiera pensar que han incrementado el premio porque la calidad ha bajado. Sé que cantidad no va a dar más calidad; sin embargo, de fondo, al parecer sí que tienen bien estudiado ese tema. El poemario del último premio, Jeremías Marquines, Acapulco -tropical- Golden, será motivo de la próxima columna.




