A decir del maestro Juan Arturo Brennan, los principales signos que han marcado la carrera musical del Cuarteto de Cuerdas José White son tres: 1) la colegialidad a través de su participación con diferentes solistas y ensambles. 2) Su decidida vocación didáctica y académica y 3) su pasión particular por la música nueva. Estos tres elementos convergen en ese mismo concepto que es el cuarteto de cuerdas José White, dando como resultado una carrera que brilla con luz propia y un reconocimiento a nivel nacional.
Tengo en mis manos la producción musical más reciente del Cuarteto de Cuerdas José White con dos grandes quintetos con flauta en donde, fieles a su vocación de promover y dar a conocer la música de nuestro tiempo, incluyen a dos compositores contemporáneos. El disco inicia con el Quinteto Exilios, obra compuesta por la mexicana Gabriela Ortiz. La fórmula con el cuarteto White la completa el flautista Alejandro Escuer, integrante y director musical del Onix Ensamble, una de las formaciones musicales mexicanas más reconocidas en términos de música contemporánea.
El nombre de Exilios obedece al hecho de que está compuesta como un homenaje a todas aquellas personas que por alguna razón han tenido que dejar su lugar de origen y buscar una vida en otro lugar, tema sensible y con un vigencia extraordinaria. Es una obra que se compone de tres movimientos, cada uno de ellos, a mi juicio, de características descriptivas perfectamente bien definidas.
Los movimientos no ofrecen la indicación de tiempo, solo los nombres a quienes cada parte de este quinteto ha sido dedicada, los nombres de tres exiliados que, por supuesto, podría ser cualquiera de los cientos, de los miles que frecuentemente cruzan la frontera norte de nuestro país buscando un mejor nivel de vida y mejores condiciones para el crecimiento de sus hijos. El primer movimiento es “a Pepe”, el segundo a Lydia” y termina con un tercer momento llamado “a Julián”.
En todos los casos se cuenta con la base sólida del cuarteto de cuerdas José White con una flauta muy atrevida y que no cesa en su búsqueda ejecutada, como ya lo he comentado, por el maestro Alejando Escuer. Yo tuve la oportunidad de ver al Onix Ensamble en vivo en el Teatro Morelos en un concierto dentro del programa cultural de la Feria Nacional de San Marcos. Muy poca gente aquella noche en el concierto, finalmente era viernes de feria, era día de pago y en la televisión nacional se transmitió un partido de fútbol disputado entre Cruz Azul y América, para las grandes mayorías había más de una razón para no asistir al concierto, pero para nosotros, recalcitrantes e incorregibles melómanos no había una sola razón que justificara no asistir a ese concierto, esa fue la primera vez que tuve la oportunidad de ver en vivo al maestro Alejandro Escuer y al Onix ensamble. Al terminar el concierto y salir del teatro con un par de discos del Onix, uno llamado 5, quizás mi favorito de esta asociación de música de cámara contemporánea, y otro con música del compositor Federico Ibarra, llegué a mi casa con la satisfacción y la certeza de haber elegido la mejor opción para esa noche de viernes.
De esta manera, cuando me enteré de que el Cuarteto White preparaba un disco de dos quintetos con flauta y saber que en uno de ellos estaría el maestro Escuer, fue un motivo de regocijo, por un lado el que para mí es el grupo camerístico más solvente de Aguascalientes, el Cuarteto White, dos obras de compositores contemporáneos de México y finalmente, además del maestro Escuer, en el otro quinteto se convocó a la flautista Megan Maiorana, integrante de la sección de flautas de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, me quedó claro que se trataba de una de las mejores producciones musicales de los últimos años en nuestra ciudad.
La segunda obra se llama Historias marcadas y el compositor es el maestro Javier Álvarez, la maestra estadounidense Megan Maiorana se encarga de la flauta.
Como el quinteto anterior, entiendo este también con perfil descriptivo, la partitura es muy puntual y precisa en su discurso musical para justificar el nombre que lleva cada uno de los tres movimientos que integran este quinteto, el primero es Calor de horas, la reunión entre amigos en los cálidos días de la ciudad blanca, Mérida, Yucatán. Nocturnal es el segundo movimiento y termina con Alacrán de alta velocidad en donde la viola tiene un papel protagónico, digamos que es el eje en torno al cual se desarrolla toda la ponencia musical, y feliz coincidencia, el violista del Cuarteto White, el maestro Sergio Carrillo, además integrante de la sección correspondiente en la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes es originario de la ciudad de Durango famosa por sus alacranes, y es a él, duranguense de origen al que le toca marcar la pauta en este movimiento final de las Horas Marcadas de Javier Álvarez. Se trata de un cuarteto en tres movimientos con dos movimientos rápidos en medio de uno lento, Nocturnal es un verdadero nocturno, y aunque este quinteto, como el anterior, no tiene indicación de tiempo en ninguno de las tres partes, el carácter de la música está implícito en cada una de estas partes.
El cuarteto White está integrado en esta grabación por los cuatro miembros originales y fundadores de este ensamble de música de cámara con sede en Aguascalientes, ellos son Silvia Santa María en el primer violín, Sandra Díaz Roqueta en el segundo violín, Orlando Espinosa en el violoncello y Sergio Carrillo en la viola. Actualmente el segundo violín es ejecutado por Cecilia García.
Excelente disco, imperdible para cualquier melómano hasta la médula de los huesos.




