Un alado José Guadalupe Posada sostiene sobre sus hombros a la Catrina Garbancera, quien posa con las manos unidas en oración y a la que cubre un manto similar al de la Virgen de Guadalupe, con esa imagen, el Instituto Cultural de Aguascalientes promocionó la Expo Venta de Obra Gráfica en el segundo patio de la Casa de la Cultura, la actividad forma parte del Festival Virtual de Calaveras. El autor de la obra es el reconocido caricaturista Antonio Helguera y no le gustó al Consejo de laicos de la diócesis de Aguascalientes, quienes exigieron que se retirara la publicación porque ofende directamente a la virgen.
Con la intolerancia que distingue al Consejo de laicos de Aguascalientes, se exigió a la titular del ICA, Claudia Santa-Ana, que se eliminara la imagen de la promoción, acusando al Instituto de ridiculizar la actitud de algunos creyentes y ser una “directa ofensa” a la Virgen de Guadalupe; uno no puede evitar preguntarse cuál es el sistema que emplean estos laicos para comunicarse con la virgen y que les informe que un dibujo la ofende.
En la carta, firmada por Francisco Javier López Rivera, se otorga una lección gratuita acerca de lo que José Guadalupe Posada podría o no dibujar, dejando claro que quienes redactaron esas líneas no reconocen la variedad de representaciones artísticas a las que los ejecutantes tienen derecho; enseguida cuestionan el sentido de la obra adjudicándole una intención que sólo ellos ven “¿por qué tiene que ser ridiculizada, o lo que se quiere ridiculizar es la actitud de algunos creyentes? ¿para hacer notar la falta de congruencia de algunos creyentes, es necesario insultar a una inmensa mayoría que la reconoce como la representación de la Madre de Dios?”
Más allá de un posible debate estético, lo grave de la carta del Consejo de laicos de Aguascalientes es la amenaza directa con que intentan convencer a la titular del ICA de cumplir su capricho: “No estaría mal que recordáramos que, no hace mucho tiempo, por mucho menos que eso, algunos creyentes agredieron con resultados fatales, al autor de un insulto en materia religiosa, en Francia”.
En el 2000, en Guadalajara, Felipe de Jesús González Hernández y Oscar Ramón Aguayo Ávila despedazaron el dibujo La patrona, de Manuel Ahumada, porque “no se puede permitir que se exhiba este tipo de obras que representan un insulto para los sentimientos de los católicos devotos de la Virgen de Guadalupe” y su exhibición “daña la fe y nuestros hijos van a crecer en un ambiente carente de moral y de principios”. En febrero de 1997, la dirección de Reglamentos Municipales de la alcaldía de Aguascalientes, encabezada por Alfredo Reyes Velásquez, retiró una serie de cuadros fotográficos de la exposición de Carlos Llamas Orenday, porque mostraban desnudos femeninos. Las amenazas se cumplen de manera violenta y física, todo en defensa de la devoción vulnerada, el disfraz que elige la intolerancia para rechazar la diferencia de puntos de vista.
La intolerancia del Consejo de laicos es tal que finalizan indicando que ya hay suficientes problemas “nuestra comunidad como para generar un conflicto religioso que no necesitamos”, a ese grado llevan la difusión de una obra de arte, estoy convencido que no saben que esa obra pueda ser parte del catálogo que se vende en la Expo Venta de Obra Gráfica, y en el mismo instante que lo escribo me arrepiento porque no dudarán en asistir al sitio para verificar que no se les siga insultando.
No hay razón para permitir esta intolerancia, ninguna para amenazar a un funcionario y presionar a una institución a exhibir lo que a un grupo le parece correcto. Ya no es el Aguascalientes que discriminaba a los homosexuales prohibiendo su entrada al balneario de Ojocaliente, ni el que se permitía censurar desnudos, pero aún quedan rezagos de viejas prácticas que intentan arrastrarnos hacia la oscuridad, y contra esas siempre hay que levantar la voz.
Coda. “Después de nuestra santa religión, que sin duda es la única buena, ¿cuál podría ser la menos mala? ¿Acaso no sería la más sencilla? ¿No sería la que enseñase mucha moral y muy pocos dogmas? ¿La que intentase hacer a los hombres justos sin volverles absurdos? ¿La que no ordenase creer en cosas imposibles, contradictorias, injuriosas para la divinidad y perniciosas para el género humano, y la que no osase amenazar con penas eternas a cualquiera que tenga sentido común? ¿No sería la que no mantuviese su crédito a fuerza de verdugos, ni inundase de sangre la tierra a causa de dogmas ininteligibles? ¿Aquella en la que un equívoco, un juego de palabras y dos o tres cartas amañadas no convirtiesen en un soberano y un dios a un cura a menudo incestuoso, homicida y envenenador? ¿La que no sometiese los reyes a ese cura? ¿La que no enseñase más que la adoración a un Dios, la justicia, la tolerancia y la humanidad?”, sí: Voltaire.
@aldan




