Alo largo de poco más de siete lustros, la sociedad aguascalentense se ha visto enriquecida con treinta y cinco generaciones de profesionistas egresados de la Universidad Autónoma de Aguascalientes; han sido miles de universitarios graduados en diversas disciplinas que han venido a ensanchar el capital humano de nuestra entidad. Estoy seguro que más del 75 por ciento de la investigación científica y desarrollo tecnológico que se hace en nuestro estado, se lleva a cabo en las aulas y laboratorios de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Nuestra máxima casa de estudios cuenta con 48 docentes que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores, que cubren prácticamente todas las áreas del conocimiento científico: Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra; Biología y Química; Medicina y Ciencias de la Salud; Humanidades y Ciencias de la Conducta; Ciencias Sociales; Biotecnología y Ciencias Agropecuarias; Ingenierías. En sus treinta y cinco años de vida, sus funciones esenciales de educar, investigar y difundir la cultura no han dejado de ser una realidad.
Sus miles de egresados se han dedicado al libre ejercicio de su profesión o han incursionado exitosamente, enriqueciéndola, en la administración pública federal, estatal o municipal, o en el mundo empresarial o en diversas organizaciones políticas, sociales y sindicales. Muchos de ellos, en buena medida, le deben a la formación recibida en la Universidad, lo que ahora son, personajes notables de la entidad. La Universidad los formó, los preparó, les dio un proyecto de vida y las herramientas necesarias para desarrollarse profesionalmente y ser hombres de bien, comprometidos y solidarios, agradecidos. Muchos de ellos, desde su ámbito y trinchera, con sus posibilidades, con sus recursos de gestión, con su influencia, no han dejado de retribuir a la Universidad un poco de lo que ella generosamente les ofrendó. Sin embargo, no todos piensan igual ni conocen el valor de la gratitud, del agradecimiento. Algunos de ellos, olvidando los años de formación en sus aulas de preparatoria, de licenciatura o de posgrado, y teniendo la posibilidad y los recursos en sus manos, la han castigado, la han golpeado, la han dañado, la han desconocido.
Muchos de ellos, desde el pedestal efímero de una Secretaría de Finanzas, o de Desarrollo Económico, o de la General de Gobierno, o como directores reales o directores “patito” o como mandos medios de una dependencia, o como senadores y diputados o presidentes municipales, se han puesto no la camiseta sino la piel, con orgullosa ignominia, de su partido o de su “Jefe” grupero, y le han negado a la Universidad Autónoma de Aguascalientes los recursos que necesita para seguir creando y formando capital humano para la sociedad aguascalentense. Prefieren gastar en sofisticados y vanguardistas equipos de espionaje o en innovadores centros de estrategia electoral disfrazados de desarrollo educativo o en una aventura deportiva tan mediocre y decepcionante como lo es el Necaxa.
En un antaño reciente (diciembre de 2008) vimos como el Secretario de Finanzas (egresado de la UAA y hoy candidato a diputado federal) y los diputados del congreso (priístas y panistas, con la honrosa excepción de Nora Ruvalcaba) decidieron escamotearle los recursos a la Universidad Autónoma de Aguascalientes que por ley le correspondían, en vez de cumplir con la ley que anteriormente ellos mismos habían aprobado, los pseudorepresentantes populares decidieron interpretarla a su muy peculiar y maiceado parecer. Y eso que la gran mayoría de los diputados son egresados de la UAA. Hogaño, la comunidad científica del estado, no sólo la de la universidad, resiente el tortuguismo, la opacidad y la improvisación del CONCYTEA, institución a la que miran y catalogan como la “caja chica” del Secretario de Desarrollo Económico del estado (otro agradecido egresado de la UAA). El titular del CONCYTEA, como investigador científico es un magnífico transportista y mejor amigo del gobernador, méritos suficientes para dirigir la política pública de desarrollo e innovación científica y tecnológica del estado. A final de cuentas es un asunto de prioridades, si a la Coordinación de Comunicación Social (la imagen de nuestro gober precioso) le destinan 30 millones y al CONCYTEA sólo 17 millones, sabemos cuál es la apuesta gubernamental. De esa catadura son las ocurrencias de nuestro gobernador. Entonces, no nos extrañe que el dizque conductor de la política educativa y creador de los centros de desarrollo educativo, confunda Guelatao con Güelatao. ¿En manos de quién está la educación de nuestros hijos y la investigación científica y tecnológica en nuestro estado?
No obstante, la Universidad Autónoma de Aguascalientes y la comunidad educativa y científica de Aguascalientes no debe desesperar, no hay desastre que dure cien años ni sexenio que dure más de seis años. Si queremos cambiar el presente de frivolidad, onda grupera y estulticia, es necesario construir el futuro, un futuro donde quepan la cultura, la educación, la ciencia, la tecnología (y la seguridad pública) en beneficio de la sociedad. Cuando tengamos en nuestras manos la boleta electoral, recordemos el desastre educativo y la gran ola de desempleo e inseguridad que padecemos. Recordemos que el desastre en el que estamos tiene nombres y apellidos, se llaman Luis Armando Reynoso, Raúl Cuadra, Armando Jiménez San Vicente, Oscar Ponce (Lula RF), Héctor Valdés y Partido Acción Nacional, sus valedores.
Pilón. Pachuca 3, Necaxa 0. Toda la corrupción gubernamental generada alrededor del Necaxa, sólo ha transformado a un equipo histórico en un conjunto mediocre y perdedor. Mis más sentidas condolencias a Juan Villoro, José Woldenberg, Jorge Ortiz de Pinedo y tantos otros fieles partidarios del legendario Necaxa. Cada partido jugado por el Necaxa esconde un fraude monumental. Es la apuesta de nuestro gobernadorcito y sus secuaces.
En espera del foro y el debate al que convoca mi amigo Jorge Álvarez. Ojalá el SNTE y el IEA no se acalambren, aunque no sepan usar la diéresis.
