Poco a poco la actividad cultural en Aguascalientes se ha ido incrementando, así, al término del primer bimestre de 2009, se ha tenido teatro local, nacional, la primera temporada de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes (OSA), entre otras, y de manera simultánea con estas actividades, también han hecho su aparición en diferentes tamaño, grosores, formas, colores, texturas y materiales, el programa de mano.
El programa de mano, que para algunos es hasta un objeto de colección, en términos generales, es una síntesis de lo que el público presenciará, en la cual se dan los datos de los participantes, ya sea del compositor, autor, dramaturgo, director, músicos, solistas, actores, así como los créditos del equipo de producción, además de la o las instituciones organizadoras y los patrocinadores. En general, con los elementos anteriormente mencionados, un programa de mano nos brinda información mínima básica de lo que se verá o se escuchará; en este sentido cumple con una función informativa útil para quienes lo leen y se predisponen a disfrutar del evento.
Quién escribe estas líneas no puede dejar de recordar y compartir con los amables lectores, que cada vez que tengo un programa en mis manos, aún escucho claramente las palabras de las maravillosas maestra de música de mi secundaria (todas ellas egresada del Conservatorio Nacional de Música y que nos llevaban a un ciclo de conciertos cada año al mismo), quienes nos decían en un volumen muy alto y enfático, a todo el grupo: “señoritas…el programa no es un abanico, es para su lectura previa y sepan qué y quiénes van a tocar”.
Por razones de presupuesto, no siempre se da el programa de mano, pero en general, sí es de reconocer el esfuerzo de la mayoría por entregar uno en cada función. Este pequeño documento, en la mayoría de los casos es un importante referente de la actividad cultural presentada, es único e histórico, y con el tiempo, adquiere un valor documental por ser el testimonio de una época, de una forma de vida, de sus protagonistas, de un estilo, de su evolución, etcétera, y para quienes hacen labor de investigación histórico-documental, son parte de los hilos conductores en la construcción de la historia cultural de nuestro estado y del país. Por cierto, una súplica a todos quienes hacen programas de mano, no omitan por obvio que parezca, poner el año, es un dato fundamental, gracias.
El programa de mano, además de su fin práctico, en muchos casos se eleva a un producto de gran belleza y valor estético, donde la conjunción de los productores, creativos y los diseñadores gráficos, logran pequeñas obras de arte, dignas de colección y exhibición. Hay programas de mano que son un bello prólogo a la función e introducen al espectador a lo que en unos minutos estará por ver y escuchar, un esfuerzo que denota el cuidado hasta en el más mínimo detalle en todos los aspectos de una producción.
En otros casos, el poco presupuesto con que se cuenta, no permite la elaboración de éstos; lo que sí es un hecho, es que este producto es parte de la producción y es deseable siempre contar con uno, sin duda un reto más a la creatividad e imaginación. El investigador teatral Thimoty G. Compton, nos recuerda que “el programa de mano constituye el único artículo físico, relacionado con la obra, que se llevan los espectadores, lo que destaca su importancia”.
Para finalizar a manera de reflexión, muchas veces al concluir una función, no pocas veces concierta tristeza, veo en el piso tirados y pisoteados los programas de mano, que por sencillo que haya sido, estoy segura que merecen un mejor final.
PD. Por este medio externo a nombre mió y de mi compañeras y amigas de Grupo Informativo A Escena, un sincero agradecimiento a todos quienes nos reconocieron y felicitaron, con motivo del premio Emmanuel Haro Oliva otorgado por la Agrupación de Periodistas Teatrales APT, como medio de difusión teatral en provincia, sus palabras son un gran estímulo para seguir adelante.
