Dijimos que Alejandro Magno llevó el opio a La India en el siglo IV a.C. y que el imperio romano, en los primeros cinco siglos de nuestra era, afirma su cultivo y comercio en la cuenca del Mediterráneo.
Durante el imperio islámico (del siglo VII al X d.C.) y aún siglos después de su desarticulación, los árabes -que aparte de su uso como analgésico, calmante y eutanásico le encontraron propiedades afrodisíacas y perfeccionaron las técnicas de consumo- ampliaron su comercio llevándolo hasta Malasia en el sudeste asiático, en forma de “pastillas que a veces llevaban el sello mash Allah (‘regalo de Dios’)”, donde lo trocaban por especias.
España inaugura la Edad Moderna en el siglo XVI mediante las grandes exploraciones, conquistas y colonización de extensos territorios que la convierten en el primer imperio global, porque en ellos “nunca se ponía el Sol”.
Inmediatamente después de iniciar su conquista del continente americano inicia también la exploración del Océano Pacífico y se lanza a la gran aventura de acaparar el comercio con las islas asiáticas de la especiería (el gran sueño de Colón) para lo cual establecieron en 1565, con base en la Capitanía General de las Filipinas -dependiente del virreinato de la Nueva España, o sea México- una portentosa empresa comercial que le generó enormes riquezas desde entonces hasta 1815: el “galeón de Manila”, que abarrotado de exóticos productos de todos los puntos de Asia y Oceanía desembarcaba en Acapulco, de donde se transportaban a Veracruz para continuar su viaje a España, donde se vendían a precio de oro al resto de Europa.
Bellezas como “…tafetanes, sedas, terciopelo, raso, pimienta, canela, artesanía china, abanicos, biombos y espadas japoneses, alfombras persas, jarrones de la dinastía Ming y un sinfín de productos más” como el té o los famosos mantones de Manila y las peinetas de carey o de colmillo de elefante talladas con exquisitas filigranas, que con gran orgullo lucían las mujeres españolas.
¿Dónde vas con mantón de Manila?
¿Dónde vas con vestido chiné?
A lucirme y a ver la verbena,
y a meterme en la cama después.
(Habanera)*
Pero en este caso son la seda y la porcelana lo que nos interesa destacar, ya que la corona española se encontró de buenas a primeras con que el saldo de su comercio exterior con China le era desfavorable porque como a ésta no le interesaban los productos europeos había que pagarle con plata, terminando este metal precioso en las arcas de aquella. (Recordemos que el peso de plata mexicano circuló como la principal moneda de cambio en Asia durante cuatro siglos).
Los españoles urdieron entonces vender opio a los chinos; la idea consistía en aumentar el número de drogadictos debido al comercio iniciado un siglo antes por el imperio Mogol de La India, además de obtener ganancias adicionales al inventar mezclarlo con un producto para aquellos desconocido: el tabaco de América; el negocio les dio buen resultado, logrando evitar el déficit comercial. Era esta una variante de la explotación que con tanto éxito aplicaron en los pueblos americanos mediante su envilecimiento por alcohol y otras drogas.
(Próxima semana: Las guerras del opio)
Aguascalientes, México, América Latina
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* De la zarzuela española “La verbena de la paloma” de Ricardo de la Vega y Tomás Bretón.
